EL FONDO DOCUMENTAL DE LA HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


Boletín de la Real Academia Española
[BRAE · Tomo XCIX · Cuaderno CCCXIX · Enero-Junio de 2019]
http://revistas.rae.es/brae/article/view/298

Resumen: El Fondo documental de la Historia de la lengua española de Ramón Menéndez Pidal nos permite conocer directamente su método de trabajo así como las ideas y las fuentes sobre las que se construyeron sus grandes proyectos de investigación. Los materiales aquí estudiados aseguran que fue solo una vez que hubo concluido los Orígenes del español en 1926 cuando Pidal comenzó a planear la estructura, contenidos y periodización de la Historia de la lengua española. También fue probablemente en esa época cuando don Ramón reorganizó profundamente la distribución de sus materiales lingüísticos para ajustarlos a la estructura de la Historia que planeaba escribir, tarea que debió de culminar hacia 1930-1932. El examen detenido de los materiales permite reconstruir varias periodizaciones sucesivas de la obra y ha hecho posible acercarnos a las dudas que le planteó la inclusión y el orden de las papeletas léxicas, que, desde finales de 1939 en adelante, fueron extraídas por María Goyri de los cajones correspondientes y alfabetizadas en el llamado Vocabulario. Las octavillas destinadas a la Historia se estructuraron siguiendo de cerca el diseño de la obra. Se dividen en edades, a su vez compartimentadas en tres épocas. Algunas de estas se fragmentan en dos o tres subperiodos, y en cada uno de ellos se repite el mismo esquema dual: una primera parte dedicada a la relación de la lengua con la sociedad y una segunda titulada Evolución que trata de los cambios lingüísticos generales.

Palabras clave: Historia de la lengua española; Ramón Menéndez Pidal; historiografía lingüística; María Goyri; periodización.

THE DOCUMENTS COLLECTED FOR THE HISTORY OF THE SPANISH LANGUAGE BY RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

Abstract: The documents collected for the History of the Spanish language by Ramón Menéndez Pidal make it possible to know directly his method of work as well as the ideas and the sources on which his great research projects were built. The materials studied here assure that Pidal began to plan the structure, contents and periodization of the History only once Orígenes del español was published in 1926. It was also probably at that time that Don Ramón profoundly reorganized the distribution of his linguistic materials to fit the structure of the History he planned to write, a task that probably culminated around 1930-1932. Careful examination of the documents makes it possible to reconstruct several successive periodizations and allows us to see the doubts posed by the inclusion and ordering of the lexical cards, which were extracted by María Goyri from the corresponding boxes and alphabetized within the so-called Vocabulary from 1939 onwards. The file cards were structured closely following the design of the History. They are divided into ages, subdivided in three epochs. Some of these are further divided into two or three periods and each shows the same dual scheme: a first part devoted to the relationship of language with society and a second one entitled evolution dealing with general linguistic changes.

Keywords: History of Spanish; Ramón Menéndez Pidal; linguistic historiography; María Goyri; periodization.


En la Fundación Ramón Menéndez Pidal, en la que fue casa y lugar de investigación del fundador de la filología española, se conservan los materiales que Menéndez Pidal redactó, clasificó y almacenó desde finales del siglo xix hasta poco antes de su muerte en 1968. De ellos se nutrieron todas sus obras de perfil lingüístico, desde el Manual de gramática histórica española (1904), el Dialecto leonés (1906), la Gramática y Vocabulario del Cantar de Mio Cid (1908-1911), los Orígenes del español (1926,19503) o los estudios incluidos en Toponimia prerrománica hispana (1952), pero, sobre todo, esos materiales estaban primariamente destinados a un magnum opus: la Historia de la lengua española, de la que don Ramón solo dio a conocer algunos adelantos parciales en vida y que, abandonada por su autor en estado incompleto, fue publicada póstumamente y con todo rigor editorial por su nieto, Diego Catalán, en 20051.

Dentro de ese conjunto de materiales, distribuidos en ficheros, cajones de archivador e incluso una maleta con documentación para preparar oposiciones de cátedra, tienen singular relevancia los dos archivadores dispuestos en el despacho de don Ramón, junto a su mesa de trabajo: uno de roble con 24 cajones y otro de nogal con seis cajones dobles (con una división interior). Fueron diseñados ex profeso para albergar las fichas, papeletas o cédulas que, en el método de trabajo desarrollado por Menéndez Pidal, servían para hospedar todo tipo de informaciones y estructurarlas (resúmenes de estudios ajenos, citas extraídas de diversas fuentes -sobre todo literarias-, mapas, esquemas, recuentos, listas de voces afectadas por una evolución, cédulas de vocablos, recortes impresos, cartas de colegas o apuntes con ideas personales)2. Podemos saber que en la segunda mitad de los años 30 ya tenían el aspecto actual porque fueron descritos con cierto pormenor por el propio Pidal desde Cuba durante la Guerra Civil, muy preocupado por su extravío y falta de seguridad:

Ficheros de fichas menores (de [blanco] x [blanco]) unos 30, 24 son sencillos y 6 dobles de dos filas: son el material preparado durante 40 años por M[enéndez] P[idal] para escribir una historia de la lengua española3.

A esos archivadores que constituyen el núcleo de las papeletas lingüísticas de Menéndez Pidal deben sumarse otros materiales que se encuentran en «contenedores» variopintos. Por su estrecha conexión con la Historia son de extrema importancia los 25 cajones de cartón del que Pidal llamó Vocabulario, sobre el que trato más adelante.

El carácter inédito de gran parte de estos materiales y el valor instrumental que ejercieron en la redacción de las obras publicadas, y de las muchas que quedaron en proyecto, aseguran que el Fondo de la Historia de la lengua española es un bien precioso de la escuela filológica española del que cabe esperar notables descubrimientos4. En este trabajo pretendo describir sumariamente los contenidos de esos dos archivadores, su organización interna y lo que revelan sobre el método de trabajo de Menéndez Pidal -sin olvidar los 25 cajones del Vocabulario y otros materiales anejos-. A ese objetivo se une el de abundar en la concepción de la Historia de la lengua, tal como se deduce de las notas de algunas papeletas, las guías internas que organizan los materiales y su correspondencia con las partes redactadas por el autor.

Los ficheros lingüísticos de Ramón Menéndez Pidal

El archivador 1

Los primeros 12 cajones del archivador están ordenados cronológicamente y, en gran medida, reproducen la estructura de la Historia de la lengua española, tal como se deduce del contenido de las fichas y de los tejuelos que figuran al frente de algunos cajones. Procediendo de izquierda a derecha y de arriba abajo, esos cajones presentan la siguiente rotulación, que numero consecutivamente5:

Tabla 1: Cajones y tejuelos del archivador 1.
1. 2. 3. 4. 5. 6.
protohist.-romanización imperio áreas germ. nacimiento de los romances. arte de clerecía. siglo viii hasta 1230 1230-1380 1380-1474 1474-1555
7. 8. 9. 10. 11. 12.
1555-85 1585-1617 [1610-1713] (sin tejuelo) 1610-1713 (2.º) 1730-1823 1823-1895
13. 14. 15. 16. 17. 18.
Lexicografía. Semántica Naturaleza Dialectos [lenguas romances] (sin tejuelo) 1895-1914 1914-1950
19. 20. 21. 22. 23. 24.
América (9) leyes fonet. Vocales. Acentos (10) Vocales. Hiato (11) Esporádico vocales. Consonants inic. Mediales (12) consonants. Agrup. Finales [(13) cambios esporádicos. consonantes] (sin tejuelo)

La sucesión se interrumpe en los cajones 13-16 para reanudarse con dos dedicados al español del siglo xx (cajones 17-18), que por ello parecen haber sido añadidos posteriormente. En conjunto, albergan los materiales cronológicamente ordenados para la Historia de la lengua española, desde los elementos prehistóricos hasta 19506. Los cuatro cajones que rompen la sucesión cronológica están dedicados a cuestiones generales de lexicografía, lexicología y semántica (13), a aspectos teóricos sobre la naturaleza del lenguaje y su uso social (14), a los dialectos del español europeo (15) y al español en relación con las lenguas romances de la Península Ibérica, al hablado en Filipinas y al judeoespañol (16). De los seis cajones situados en la parte inferior del archivador 1, el cajón 19, dedicado a la lengua española en América, puede estimarse continuación de los contenidos de los cajones 15-16. El resto seguramente constituye la base sobre la que se redactó la parte fonética del Manual de gramática histórica española, cuya estructura reproducen, a tenor de los contenidos. Estos cajones 20-24 exhiben una numeración independiente (9-[13]), cuya correlación solo encuentra algo de explicación al examinar los contenidos del archivador 2.

El archivador 2

El segundo archivador contiene seis cajones partidos en su interior, con dos filas de papeletas, y que, de nuevo, numero de arriba a abajo. Los tejuelos, con raya intermedia que reproduce la partición interior del cajón, rezan lo siguiente:

Tabla 2: Cajones y tejuelos del archivador 2.
1. 2.

3.ª Sintaxis.

Predicación.

1. Objeto.

3. Complemento.

2. Atributo.

Verbo y sujeto.

Reflexivo.

Pasivo.

Impersonal.

Determinat. [ilegible]

Oración subordinadª

 4.ª Or. Subordinaª.

Coordinación.

De palabras.

De oraciones.

Elipsis. Vicario. Pleonasmo.

Colocación de voces.

Negación.

Interrogación.

Deseo. Exhortación

3. 4.

5.ª Exclamación.

Réplica.

Morfología.

Género.

Número.

Caso. Orígenes del sust.

Adjetivos.

Orígenes del Adj.

Uso y forma del pronombre.

Pronom. personal

6.ª Posesivo.

Demostrativo.

Artículo.

Relativo.

Interrogativo.

Indefinido.

Preposición.

Conjunción.

Verbo.

Conjugación.

Presente. Imperfecto.

5. 6.

7.ª Perfecto.

Futuro.

Uso del verbo.

Indic. Subj. Inf.

Uso Participio.

Gerundio.

Perífrasis.

Adverbio. Orígenes.

8.ª formación de voces.

[sufijos]

[pre] fijos

Como se deduce de las etiquetas, contienen un tratado de gramática. No es evidente en qué medida estos materiales se incorporaron a la Historia de la lengua española o a otras de sus obras –por ejemplo, el Manual de gramática histórica o la Gramática de su edición del Cantar de Mio Cid-. Por la numeración que presentan los cajones, parece que faltan los correspondientes a «1.ª» y «2.ª». Si estimamos que los cajones 20-24 del archivador 1, numerados 9-[13], son continuación de los contenidos de este archivador 2, resulta claro que, en conjunto, componen una gramática completa del español, cuya estructura arrancaba con la sintaxis (archivador 2, cajones 1-3, rotulados 3.ª-5.ª), seguía con la morfología (archivador 2, cajones 3-6, rotulados 5.ª-8.ª) y terminaba con la fonética (archivador 1, cajones 20-24, rotulados 9-[13]).

Ilustración 1: Los archivadores 1 y 2

Reconstrucción combinada de los contenidos de los dos archivadores

Las papeletas reunidas en el cajón 14 del primer archivador, titulado Naturaleza, permiten resolver las dudas que suscita la disposición actual de los materiales. Los contenidos de ese cajón son del máximo interés, tanto por lo que descubren sobre la concepción pidalina del lenguaje como por lo que revelan sobre el proceso de escritura de la Historia de la lengua y su diseño7. En ese cajón se conservan apuntes para el prólogo de la obra, su estructura, la periodización, la relación entre historia y gramática y cómo articularla, los tipos de elementos lingüísticos, la historia y la dialectología, entre otros muchos aspectos sobre la naturaleza del lenguaje y su evolución en el espacio y en el tiempo, en cuya descripción y análisis no puedo detenerme.

Ahora me interesan sobre todo ciertas remisiones a la estructura en que Menéndez Pidal tenía organizados sus materiales. En las secciones tituladas «a) Naturaleza del lenguaje», «b) Análisis de los elementos lingüísticos (sonidos, vocablos, afijos, frases, entonación)», «c) Cronología del español (desarrollo cronológico por elemento)», y «d) Geografía del español (repartición en el espacio, desarrollo geográfico)», se incluyeron unas cédulas de papel de color anaranjado cuya escritura podemos datar con posterioridad a 1920 por haber estado originalmente destinadas al proyecto del Diccionario Calpe, abandonado desde esa fecha, y cuyo vuelto se reutilizó8. En ellas, en lugar de encontrar escritas informaciones correspondientes a cada epígrafe, figuran, de letra de Pidal, remisiones a unas «cajas» numeradas9. Por ejemplo, dentro de la sección b) dedicada a los elementos lingüísticos, bajo el separador «Morfología. Forma y uso de las partes de la oración» se remite a la caja 5a para los contenidos relativos a «Fenómenos morfológicos», «Declinación latina», «Significado del sustantivo» y «Palabras habilitadas de sustantivos», y a la caja 5b para «Adjetivo, su forma», «Significado del adjetivo», «Concordancia del adjetivo», «Palabras habilitadas de adjetivos», «Uso del adjetivo numeral», «Orígenes del Pronombre», «Pronombre personal, su forma», «Significado del pronombre» y «Pronombre personal, su uso»10. Como puede observarse, la numeración coincide con la de los cajones del archivador 2 y con sus contenidos. Es más, el carácter doble de los cajones de ese archivador, en que las papeletas aparecen organizadas en dos filas paralelas, permite explicar las remisiones a la caja na (fila a) o nb (fila b). Todo parece indicar que las abreviaturas 3ª, 4ª, etc. que figuran en los tejuelos del archivador 2 se refieren al número de las «cajas» (con ese nombre, y no con el más común actualmente de cajones) en que Menéndez Pidal tenía organizados originalmente sus materiales, antes de disponerlos en el que hoy presentan11.

Esas alusiones permiten reconstruir una estructura de sus ficheros en la década inmediatamente anterior a la Guerra Civil que solo coincide parcialmente con la actual. Aunque algunas cajas no son aludidas, puede deducirse su contenido a través de lo conservado tanto en los dos archivadores como en un cajón doble hoy ubicado en una estantería aneja, en cuyo lomo figura «Arabismos. Galicismos. Onomástica romana», y en una caja de zapatos sin rotulación12 (cf. Tabla 3):

Reconstrucción de la distribución de los materiales lingüísticos de Menéndez Pidal hasta c. 1926 y ubicación actual.

Numeración

antigua

Contenido

Ubicación

antigua

Ubicación

actual

Numeración

actual

Caja 1.ª

Naturaleza del lenguaje.

El lenguaje como expresión y como evolución.

¿? Archivador 1 Cajón 14
Geografía y estadística de los hispanohablantes Archivador 1 Cajón 14
Caracteres del castellano Archivador 1 Cajones 3 y 14
Lexicología. Causas de los cambios semánticos y léxicos. Frases hechas. Archivador 1 Cajón 13
[Caja 2.ª] Semántica ¿? Archivador 1 Cajón 1313
Caja 3.ª Sintaxis Archivador 2 Archivador 2 Cajón 1
Caja 4.ª Sintaxis Archivador 2 Archivador 2 Cajón 2
Caja 5.ª Morfología Archivador 2 Archivador 2 Cajón 3
Caja 6.ª Morfología Archivador 2 Archivador 2 Cajón 4
Caja 7.ª Morfología Archivador 2 Archivador 2 Cajón 5
Caja 8.ª Formación de palabras Archivador 2 Archivador 2 Cajón 6
[Cajas 9.ª-13.ª] [Fonética] ¿? Archivador 1 Cajones 20-24
Caja 14.ª Elementos prerromanos (ligures, iberos, vascos, fenicios, celtas) ¿? Archivador 1 Cajón 1
Elemento latino (romanización, latín vulgar) Archivador 1 Cajón 2
Geografía lingüística (conceptos generales, áreas lingüísticas) Caja de zapatos + Archivador 1 Cajones 1-3
Grandes dialectos románicos, caracteres dialectales de Dacia, Italia, Cerdeña, reparto dialectal de Galia Archivador 1 Cajón 2
Reparto dialectal de España Archivador 1 Cajón 15
Elementos poslatinos. Germano Archivador 1 Cajones 2 y 3
Elementos poslatinos. Árabe Archivador 1 + Estantería Cajón 4 + Cajón doble, fila a
Caja 15.ª Elementos peninsulares: adventicios portugueses, catalanes, leoneses, aragoneses ¿? Caja de zapatos + Archivador 1 Materiales probablemente distribuidos por épocas en los cajones 3-12, 17-18
Americanismos Archivador 1

Cajón 19 +

Materiales probablemente distribuidos por épocas en los cajones 6-12, 17-18

Elementos post-orígenes -francés, italiano, inglés, alemán, oriente, elementos indios- Estantería + Archivador 1 Cajón doble, fila a + Otros materiales probablemente distribuidos por épocas en los cajones 3-12, 17-18
Caja 16.ª Antroponimia. Toponimia ¿? Estantería + Archivador 1 Cajón doble, fila b + Otros materiales probablemente distribuidos por épocas en los cajones 1-3, 6 y 9-11
Caja 17.ª Época del latín vulgar hasta 414 ¿? Archivador 1 Cajón 2

Época visigoda 414-711

Época leonesa 920-1067

Lucha hegemonía castellana 1067-1140

Archivador 1 Cajón 3
[Cajas 18.ª-21.ª] [Historia de la lengua desde 1140 en adelante] ¿? Archivador 1 Cajones 3-12, 17-18
Caja 22.ª Español entre vascos, gallegos, catalanes, Filipinas ¿? Archivador 1 Cajón 16 y materiales probablemente distribuidos en los cajones 6, 8, 10, 11, 17 y 18
Caja 23.ª Leonés y aragonés, el castellano dialectal (Murcia, Canarias, Andalucía) ¿? Archivador 1 Cajón 15 y materiales quizá distribuidos en los cajones 3-6, 8, 10, 11, 17 y 18
Español entre moriscos y gitanos Archivador 1 Cajón 16
Español en árabe, Portugal, Francia, Italia, Alemán, Holanda, Inglaterra, lengua franca marinera, propagación geográfica del área de ciertas voces españolas Archivador 1 Materiales probablemente distribuidos en los apartados de «Vida internacional», «Relaciones internacionales» o «Progresos exteriores o externos del idioma» de los cajones 3-6, 8-11 y 17-18
Caja 24.ª América ¿? Archivador 1 Cajón 19 y materiales quizá distribuidos en los cajones 6, 8, 10, 11, 17 y 18

Las cajas 3.ª-[13.ª] contenían una gramática del español, precedida de cuestiones generales sobre la naturaleza del lenguaje y las características del español dentro de las lenguas romances (caja 1.ª), y sobre lexicología y semántica (cajas 1.ª y [2.ª]). El esquema estaba pensado probablemente para las oposiciones a cátedra. En las cajas 14.ª-15.ª estaban organizados los «elementos» de procedencia prerromana, romana, germana, árabe, de otras lenguas peninsulares (ergo hispanas) y de lenguas extranjeras, mientras que la 16.ª se centraba en la onomástica (antroponimia y toponimia) de todas esas varias procedencias14. Las cajas 17.ª-[21.ª] contenían la historia de la lengua y las 22.ª-24.ª se dedicaban a la extensión y contacto del español con otras lenguas dentro de la península Ibérica, en América y en el extranjero, además de abordar la dialectología.

Excepto lo almacenado en el archivador 2, que tenía ya en los años veinte del pasado siglo la misma distribución que hoy presenta, los restantes materiales fueron reordenados posteriormente para someterlos a la organización decidida para la Historia de la lengua y a la que me referiré más abajo (§ ii). En todo lo relativo al léxico Menéndez Pidal había clasificado sus papeletas diferenciando elementos prerromanos, romanos, germanos, árabes, «adventicios hispánicos» (esto es, de otras lenguas peninsulares) y posteriores (préstamos de otras lenguas). La reordenación fundamental consistió en ubicar esas papeletas en las etapas correspondientes de la Historia de la lengua. Así parece confirmarlo el cajón de doble fila en la estantería aneja a los ficheros, que seguramente contiene el remanente de octavillas de las cajas 14.ª, 15.ª y 16.ª una vez que se confirió a los materiales la nueva organización15.

Por otro lado, la alusión precisa a los márgenes cronológicos de las épocas previas a 1140 (caja 17.ª) y la ausencia de detalles sobre las posteriores podría explicarse porque, cuando estas fichas fueron redactadas, Menéndez Pidal acababa de terminar y publicar los Orígenes del español (1926) y solo para ese lapso temporal había llegado a conclusiones seguras de periodización16. Además, la falta de correspondencia entre el número de cajas que podemos reconstruir dedicadas a la historia de la lengua posterior a 1140, solo cuatro [18-21], frente a los once cajones que hoy se encuentran en el archivador 1 (a saber, 4-12, 17-18), me hace suponer que hacia 1926 los materiales preparados para la historia de la lengua eran mucho más reducidos. Por ello, no creo inseguro concluir que la reordenación tuvo lugar seguramente en los años previos a la Guerra Civil, cuando Menéndez Pidal decidió la estructura que pensaba conferir a sus materiales y siguió aumentándolos, antes de emprender la redacción efectiva de su Historia en 1938. La descripción de los cajones que proporciona Pidal en 1937, cuando los «pierde» y trata de recuperarlos, no se corresponde ya con el conjunto de 24 cajas numeradas que acabo de reconstruir, sino con el que ofrecen actualmente17.

Los datos de que en 1929-1930 impartiera un curso de doctorado sobre la lengua literaria de culteranos y conceptistas en el siglo xvii, de que en 1933 publicara un ensayo sobre la lengua del siglo xvi en el que ya se manifiesta la periodización que hoy exhiben los materiales y de que durante la Guerra pidiera a su mujer, María Goyri, el expurgo en papeletas de autores de finales del siglo xvii y del siglo xviii18 revelan, en mi opinión, que los materiales no habían entonces alcanzado el volumen que actualmente presentan en el archivador 1, pero que estaban bastante trabajados hasta el siglo xvii. No hay duda, pues, de que el conjunto de materiales no constituía un archivo cerrado, sino que fue creciendo y reorganizándose con los años hasta, al menos, 195019.

Los cajones del Vocabulario

Después de la reordenación que probablemente tuvo lugar entre 1926 y 1930, la forma bajo la cual organizar las papeletas léxicas de su Historia de la lengua siguió preocupando a Menéndez Pidal. En las cédulas iniciales del archivador 1 figuran las siguientes indicaciones en anotación manuscrita de don Ramón que, como argumentaré, probablemente datan de 1938 o 1939:

Los dos ficheros, de roble y de nogal, que contienen casi únicamente las notas propias mías y de mi mujer que tanto me ha ayudado con sus lecturas, y era mi repertorio para las explicaciones de cátedra y para escribir la historia extensa de la lengua española, contienen muchas cédulas de vocabulario que debieran sacarse de cada época del idioma donde están, dejando allí un simple índice de las que se sacan, y llevarlas a las cajas de vocabulario, pues por orden alfabético se encuentran mejor y nuevas lecturas pueden cambiar su atribución a tal o cual época.

Las cajas de cartón que contienen cédulas de vocabulario procedentes de mis lecturas y de mi mujer, así como de los amigos y discípulos, deben recibir las cédulas que se saquen del fichero de roble e incluirlas en el orden alfabético. Si llegan a no ser útiles a mis hijos y nietos para su trabajo, desearía que, olvidando la supresión de la Junta por Ampliación de Estudios, las entregaran al organismo que continúe los trabajos del Centro de Estudios históricos donde completarían los dos glosarios medieval y dialectológico que allí inicié con cédulas de igual tamaño que las mías. Las cédulas de autores literarios, no medievales, que no sean útiles para esos dos glosarios, podía ese organismo pasarlas a la Academia Española donde serían aprovechables20.

A tenor de estas instrucciones parecería que esa tarea no habría alcanzado a materializarse, pero la inspección de las papeletas del archivador 1 descubre muchas fichas en las que, de mano de María Goyri, se remite a un Vocabulario para determinadas voces desde el español medieval hasta el del siglo xx (cf. Ilustración 2). A su vez, en la Fundación Ramón Menéndez Pidal se conservan 25 cajones de cartón con papeletas léxicas que pueden identificarse con ese Vocabulario, pues incluyen cédulas cuya tipología permite asegurar que proceden del archivador de roble de la Historia de la lengua.

Ilustración 2: Guías separadoras escritas por Pidal con los títulos «Lenguaje de los fijosdalgo» (n.º 38 del cajón 4), «Ilustración, civilización, despotismo ilustrado» (n.º 514 del cajón 11), «Trage» (n.º 149 del cajón 12) y «Vocablos técnicos» (n.º 1373 del cajón 17), en las que María Goyri añadió remisiones al Vocabulario tras extraer del fichero las papeletas correspondientes a las palabras listadas.

La datación de las indicaciones y de la ejecución de lo en ellas dispuesto no es evidente, pero creo que deben situarse durante la Guerra Civil y en los años inmediatamente posteriores, respectivamente, a la vista de las circunstancias aludidas. Por una parte, se menciona la supresión de la Junta de Ampliación de Estudios (decreto de 19 de mayo de 1938), pero de la redacción se deriva que no es aún evidente qué organismo continuará la labor lingüística del Centro de Estudios Históricos. La fundación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas tuvo lugar a finales de 1939 (24 de noviembre), pero, debido a la depuración política y económica que sufrió, Menéndez Pidal rehusó cualquier integración en sus actividades en 1940 y 1941. Distanciamiento equiparable tuvo lugar con la Real Academia Española, que, a través de una delegación, le pidió que renunciase a su puesto de director el 27 de agosto de 1939, hecho que desencadenó la devolución de su medalla de académico el 11 de septiembre. La persecución de Menéndez Pidal se prolongó hasta 1944 y quizá por ello las indicaciones de las notas deban anticiparse a esos acontecimientos del verano de 1939. A partir de esa fecha, parece difícil concebir que planeara legar nada a las dos instituciones que lo habían «expulsado» y desmantelado su escuela y proyectos21.

Por otro lado, las disposiciones de las notas parecen elaboradas cuando sus materiales de investigación quizá podían no volver a sus manos, con el propósito de disponer, cara al futuro, de su organización y destino22. Fue el 31 de julio de 1939 cuando don Ramón recuperó sus ficheros y, desde ese momento, estas instrucciones escritas tal vez perderían su sentido. De hecho, parte de lo dispuesto en ellas aparece ya ejecutado, de mano de María Goyri, en las fichas remisivas al Vocabulario del archivador 1. En la nota Pidal reconoce el trabajo de su mujer, que «tanto me ha ayudado con sus lecturas» –actividad que podemos documentar durante la Guerra Civil a través de su correspondencia-, pero nada dice de la tarea de reordenación que debe de ser, por ello, posterior. Puesto que María Goyri falleció en 1954 y que el grueso de la escritura de la Historia de la lengua tuvo lugar entre 1938 y 194223, es de suponer que la labor de extracción de las cédulas y su colocación en el Vocabulario tuvo lugar en los años inmediatamente posteriores a la guerra, una vez reinstalado en Madrid y recuperados sus ficheros en el verano de 193924. A mi parecer, otras posibilidades de datación encajan mucho peor25.

Los 25 cajones del Vocabulario forman parte con pleno derecho del Fondo de la Historia de la lengua española desde después de la Guerra Civil26. Con la salvedad de las cédulas procedentes del fichero de roble, contienen un glosario medieval y dialectológico similar a los que se elaboraron en el Centro de Estudios Históricos (CEH) bajo iniciativa pidalina. A la vista de la fecha de publicación de las fuentes citadas al inicio del Vocabulario -que no parece sobrepasar 1908-, probablemente representa una versión embrionaria y muy reducida del Glosario medieval que, como proyecto lexicográfico del CEH, dirigió Américo Castro desde 1915 hasta 1933 y que suma unas 366.000 fichas léxicas almacenadas en 316 cajones27.

Los cajones sueltos, la caja de zapatos y la maleta

Aparte de estos dos archivadores y de los 25 cajones del Vocabulario, en el despacho de don Ramón existen varios cajones sueltos, una caja de zapatos y una maleta con fichas lingüísticas (además del cajón doble de la estantería antes aludido) que podemos estimar pertenecientes al Fondo de la Historia de la lengua.

Dos cajones de cartón color púrpura, que numeraré como cajones sueltos 1 y 2, muestran la etiqueta Para distribuir en su tejuelo. En efecto, las divisiones en que se estructuran las fichas se corresponden de cerca con las de los cajones de los archivadores 1 y 2 (cf. Tablas 4 y 5 28).

Tabla 4: Epígrafes organizadores del cajón suelto 1.
Sintaxis Pasiva.
Impersonales.
Elipsis. Recurso expresivo. Concordancia.
Negación.
Morfología Sust. y Adj. Origen, género, etc.
Prefijos.
Sufijos.
Compuestos.
Pronombre. Origen, etc.
Verbo. Origen, etc.
Comp. verbales.
Adverbio. Origen, etc.
Preposición.
Conjunción.

 

Tabla 5: Epígrafes organizadores del cajón suelto 2.
[Sección inicial miscelánea]
[Léxico y semántica] Lo no tradicional. Vocablos ocasionales.
Sincretismo. Lo impreciso tradicional en el lenguaje.
Epéntesis de silabas. Voces imprecisas.
Voces imprecisas, de grandes variantes. Lo impreciso psicológico.
Voquibles y latinajos, o lo impreciso por rusticidad o ignorancia.
Voquibles de literatos. Disparatario de cultos.
Conceptos provocativos al neologismo, muy mudables.
Onomatopeya en lexicografía.
Dialectos, América, etc.
Fonética Acento.
Vocales acentuadas.
Vocales átonas.
Vocal final
Metátesis y fenómenos especiales. Vocales
Hiato
Conson. iniciales
Cons. mediales
Cons. finales
Metátesis, epéntesis, etc.
Fonética sintáctica
[Sección final miscelánea]

Un tercer cajón independiente, verde, de mayor tamaño y sin tejuelo, alberga sin duda papeletas destinadas a los dos archivadores principales que no llegaron a ordenarse o a incluirse en ellos. Algunas fichas están reunidas en sobres en los que, de mano de María Goyri, se describe el contenido: «Expresiones latinas», «Uso del pronombre relativo», «Metáfora y lengua de clases sociales», «Costumbres y conceptos», «Diminutivo», etc. Siguen octavillas de carácter misceláneo, sobre todo referidas a léxico, semántica y gramática. Algunas parecen ya ordenadas y dispuestas para una colocación posterior, puesto que presentan separadores titulados «Fonética (para guardar)» o «Morfología (para guardar)».

Una caja de zapatos verde (y que numero 4) conserva, tumbadas, papeletas especializadas en geografía lingüística. La rotulación de las guías y la materia de las fichas corresponde de cerca con los contenidos albergados en la caja 14.ª hacia 192629: conceptos generales, áreas fonéticas y léxicas de la Romania y de Iberia. También contiene cédulas que pueden estimarse preparatorias del cuestionario léxico del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI)30, y un detenido expurgo de los datos del Atlas Linguistique de la France comparados con las lenguas iberorromances, de la mano joven de Diego Catalán. De todas ellas es de extraordinario interés aquella en que Pidal da fe del nacimiento del proyecto del ALPI en la primavera de 1916:

Atlas lingüístico

En el paseo por Moncloa y Viveros que dimos Castro, Navarro y yo, 2 de abril 1916, propuse dos clases de viajes y cuestionarios y Navarro aceptó y apuntó en una papeleta esto que sigue:

1º. Cañamazo general: interrogatorios por toda España uniformes que se preguntarán en 300 o 600 puntos de los fenómenos en que el español esté en evolución: consonantes finales -s, -d, -r, -n, -l, s agrupada, palatales ch, ŷ y ll; velares j, x antigua, vocales tónicas, finales átonas, etc. [Se preguntarán en cada pueblo los cuestionarios a tres generaciones, viejos, mozos y niños, y a hombres y mujeres; 6 personas propone Navarro.] Este lo hará Navarro solo.

2º. Sobre ese cañamazo se bordarán varios límites siguiéndolos sin itinerario fijo por todos los pueblos que sea necesario: la s andaluza y la norteña, la f- perdida, la h- aspirada, el seseo, el ceceo, es decir, fronteras especiales perseguidas sobre el terreno de los fenómenos más importantes. Como en el interior de los límites marcados puede haber variantes que interesen, deben incluirse en el interrogatorio general de toda España los fenómenos generales en un par de ejemplos: cordero, molinero, por ejemplo, para ver matices del ei, que en los límites solo se tomará el diptongo en sus bordes extremos. En esta tarea le ayudaremos a Navarro varios.

Los aparatos se llevarán a los puntos céntricos de varios fenómenos.

Convinimos el secreto de nuestro plan.

La nota viene a poner de manifiesto, una vez más, el moderado entusiasmo de Pidal por los métodos de la geografía lingüística para los estudios dialectales, pues, en su opinión, no hilaba suficientemente fino. El atlas tardaría muchos años más en arrancar definitivamente, pero la actitud notarial de don Ramón dejó constancia de las discusiones previas en torno al proyecto31.

El cajón suelto 5, de madera, aloja las papeletas de Ramón Menéndez Pidal, María Goyri y Diego Catalán con los materiales preparatorios para un atlas toponímico del diminutivo en la península Ibérica, del que Catalán publicó una parte en 1958 referida a Portugal32.

Finalmente, forma parte de este conjunto de materiales lingüísticos manuscritos el temario de oposiciones a cátedra de Pidal, que su nieto heredó y actualizó, y que se conserva en la maleta de cuero destinada a su transporte. Muchas papeletas parecen proceder de la sección gramatical del Fondo pidalino hoy guardada en el archivador 2.

A todos estos materiales conservados en estos «contenedores» heterogéneos hay que añadir las papeletas que, extraídas del archivador 1, se encuentran hoy entreveradas con los originales manuscritos de la Historia de la lengua. Son, sin duda, del máximo interés, pues el hecho de que Menéndez Pidal las guardara junto a los borradores de algunos capítulos indica que las estaba teniendo en cuenta a la hora de redactar o que pensaba utilizarlas en la revisión futura del texto.

Las papeletas de la Historia de la lengua y su organización

En la descripción del depósito de sus «cajas» o cajones en la Embajada de México que envía a distintos corresponsales en 1937, Menéndez Pidal insiste en el peligro que supondría que, en un traslado, se volcasen las papeletas en ellos contenidas. Ese hipotético accidente arrastraría el desorden de los materiales al perderse la relación entre las «guías» o fichas organizativas de los contenidos y las cédulas propiamente dichas33. En efecto, toda la información del Fondo lingüístico de Pidal está almacenado en papeletas organizadas en secciones y subsecciones gracias a unos separadores de cartón, cartulina o papel que, en su parte superior, exhiben una solapa que sobresale del resto. En ella se escribe el título o epígrafe relativo a los contenidos albergados en esa sección, a veces subrayado o enmarcado con lápiz de varios colores. Este sistema permite, de una ojeada, hacerse una idea de la estructura del Fondo pidalino, que corresponde muy de cerca con la redacción final de la Historia de la lengua en aquellos períodos en que llegó a ser formulada.

La estructura interna

Como bien explica Menéndez Pidal en el ensayo que preparó como prólogo a su Historia, «Del lenguaje en general», la historia de la lengua se articula en grandes edades, de unos dos siglos y medio, a saber, el español primitivo, el antiguo, el clásico y el moderno, en cada una de las cuales se pueden reconocer tres épocas en la evolución de la lengua literaria, una de renovación, otra de plenitud y otra de decadencia, antes de volver a comenzar un nuevo ciclo34. Ese ritmo ondulatorio se combina, en la lengua literaria, con la alternancia entre la inclinación por la naturalidad o la llaneza y la tendencia a la artificiosidad o el encumbramiento. En la visión de Pidal, la propensión a la naturalidad en el lenguaje es conservadora y busca la eficiencia comunicativa con el oyente o lector. Característica de esta tendencia es la proximidad de la lengua literaria a la lengua hablada, predominante, por ejemplo, en el Renacimiento, Lope o Cervantes. A ella se opone el gusto por la artificiosidad, que es innovador y resulta de la expresión subjetiva del hablante o escritor. Se singulariza porque la lengua literaria busca renovarse y distanciarse de la hablada, como sucede en el Barroco, en Juan de Mena o Góngora. Aunque las dos tendencias conviven en cada período, siempre hay una que prevalece en la estilística colectiva. Estas ideas pidalinas, expuestas sucintamente en la introducción a su Historia de la lengua y conectadas con el idealismo de Karl Vossler35, se reflejan claramente en el texto y en la organización de las numerosas papeletas que preparó para escribirla. Así en cada «edad» las épocas de «renovación» vienen indicadas en las guías con (A), las de «plenitud» con (B), y las que cierran esa edad con (C). A su vez, esas épocas pueden subdividirse en periodos en atención a los cambios perceptibles en la lengua literaria.

Antes de abordar la periodización y sus problemas, es necesario comprender la microestructura en que está organizado cada uno de esos períodos literarios. La pauta que se impuso para el orden de las papeletas en cada época es muy similar desde el siglo xii en adelante. Mediante separadores que se repiten, siempre resaltados en lápices de colores, se deslindaron secciones internas de mayor o menor jerarquía, que nunca están numeradas. Las de nivel superior son guías enmarcadas siempre en naranja (cf. Ilustración 3), que se titulan así (indico entre paréntesis lo a veces suprimido y con barra oblicua las alternativas de formulación):

La sociedad y los hablantes / El medio ambiente (y los hablantes)

Teoría (del idioma) y enseñanza. (Evolución literaria)

Estilo en general y tendencias (principales / dominantes)

Géneros (más cultivados) y escritores /autores

Evolución (popular) del idioma

Fonética36

Morfología

Sintaxis

Vocabulario

Las otras lenguas (y variedades) hispanas / hispánicas

Relaciones internacionales / interidiomáticas / externas // Vida internacional

Progresos exteriores del idioma37

 

Ilustración 3: Ejemplo de guías separadoras de las macrosecciones (papeletas 130 y 505, cajón 6).

Por supuesto, estas divisiones mayores tienen otras muchas internas, pero esas son variables según las características de la época, mientras que la malla descrita permanece. Así, desde el español clásico es habitual que la sección Géneros y escritores no solo incluya subdivisiones para cada escritor o texto, sino que estos se presenten agrupados por géneros bajo epígrafes específicos resaltados con lápiz violeta: Didáctica. Ensayos (y prosa no literaria), Historia, Novela, Lírica. Épica, Teatro, etc. Además, a partir de esa edad cada periodo se inicia con unos listados de los autores activos, organizados por generaciones en atención a sus fechas de nacimiento, muerte y producción literaria, además de agrupados a veces por áreas geográficas. Estas «fichas generacionales», generalmente realzadas con un trazo rojo en su borde superior, van seguidas de cédulas dedicadas a cada uno de los autores (con sus obras), reunidos por géneros. Esas listas de autores, que no deben confundirse con las fichas dedicadas a la lengua y estilo de cada escritor en la sección Géneros y escritores, probablemente beben de la información proporcionada por Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana, pormenorizadamente resumida en las papeletas iniciales del cajón 638. En algunos periodos faltan las fichas generacionales, pero no las listas. Ello se debe a que la periodización empleada para las fichas generacionales es anterior a la que organiza el archivo. Así sucede que, en ocasiones, el lapso cronológico que agrupa a los autores por su fecha de nacimiento está a caballo de dos periodos literarios. En esos casos, las cédulas generacionales solo figuran en uno de ellos, normalmente el que va primero en el orden cronológico39. En cualquier caso, no cabe duda de que tanto unas como otras sirvieron a don Ramón para acotar cada uno de los períodos de la lengua literaria propuestos en su Historia.

Las fichas generacionales suelen ser cuatro: «supervivientes del periodo anterior», «generaciones primeras», «generaciones nucleares» y «generaciones últimas». A modo de ejemplo, véanse las que justifican el periodo 1490-1530 (cf. Ilustración 4):

Ilustración 4: Fichas generacionales que encabezan el periodo 1490-1530 (papeletas 72-76, cajón 6).

El listado de autores ordenados por géneros dedica una ficha a cada escritor, reseñando sus datos biográficos y enumerando sus obras con fecha de publicación. Como muestra, reproduzco cuatro incluidas bajo el género «Poesía» al arranque del periodo 1525-1555, las correspondientes a Cristóbal de Castillejo, Juan Boscán, Diego Hurtado de Mendoza y Garcilaso de la Vega (cf. Ilustración 5).

Ilustración 5: Fichas de autores, organizadas por géneros, del periodo 1525-1555 (cajón 6, papeletas 75-78).

La sección Relaciones internacionales o Vida internacional trata, de un lado, de los préstamos adoptados en el periodo y, de otro, de los Progresos externos del idioma, esto es, de las palabras españolas difundidas a otras lenguas. Es habitual que la primera presente divisiones internas del tipo Italianismo, Galicismo, etc. y la segunda unidades tituladas Español en Portugal, Español en Italia, Hispanismo en Francia, etc. (a menudo destacadas con lápiz rojo). A su vez, la dedicada a Las otras lenguas y variedades hispanas incluye tanto información sobre la variedad dialectal del castellano como relativa a todas las lenguas y variedades iberorromances.

Este esquema general responde, en realidad, a una doble partición, siempre marcada por organizadores de color gris y cartón más duro. De una parte, las secciones que tratan de la relación de la lengua con la sociedad y la cultura que la lengua vehicula (acontecimientos históricos, ideas, innovaciones, estilos, autores): La sociedad y los hablantes, Teoría y enseñanza, Estilo en general y tendencias y Géneros y escritores. De otra, las secciones que versan de la evolución lingüística propiamente dicha en la lengua no necesariamente literaria: Evolución (Fonética, Morfología, Sintaxis, Vocabulario), Las otras lenguas y variedades hispánicas y Relaciones internacionales. Esa dualidad va siempre a la par en los ficheros, si bien no siempre se consiguieron clasificar los materiales lingüísticos disponibles con tanta precisión cronológica40.

La elaboración precisa de esos rótulos para las secciones debe haber sido posterior a 1925, según se deduce de varias papeletas del cajón 14, el cual, como vimos (cf. § 1.3), contiene los materiales que alimentan lo que iba a ser prólogo de la obra, reflexiones sobre periodización, discusiones sobre qué contenidos son pertinentes en una Historia de la lengua y cuáles deben dejarse aparte, e indicaciones sobre cómo deben estar organizados. Dentro de las muchas cédulas con notas sobre estas cuestiones, es especialmente importante un conjunto formado por cinco numeradas, fechadas el 4 de mayo de 1925, en las que se puede entrever ya la organización luego impuesta a los materiales. Por su trascendencia, creo interesante publicar aquí las tres primeras41:

1)

épocas de la lengua

I. Lenguaje y cultura, lengua y la vida. Lenguaje como expresión de la vida social. Aquí, aunque de pasada, se trata de autores que escriben dialectalmente o en lengua familiar o en germanía, etc.

  1. La vida y la sociedad. Historia externa. Comercio social. Instrucción, costumbres, sensibilidad y gustos dominantes.

  2. Tendencias y escuelas en el decir. Literatos; lucha de exquisitos, retóricos o preciosistas, con llanos (que huyen del neologismo tanquam scopuli), familiares, avulgarados, etc. {neologistas, personalistas [vs.] tradicionalistas, colectivistas}.

    El verso sobre todo el preferido como ritmo musical preferido y de moda.

    Las clases sociales que más influyen en [el] lenguaje: la corte, la burguesía. La villanesca y dialectal en la literatura. Las gergas y el habla familiar en la literatura. Las regiones que más influyen en la literatura. El americanismo y la novela dialectal q[ue] busca expresión de tipos en lenguaje dialectal. Quijote de Cantabria, Pereda, Maldonado, Reyes andaluz (pero el dialectalismo de Unamuno o de otro q[ue] no trate de escribir en dialecto debe ir en la sección II.ª). Las Profesiones que destacan en cultivar la lengua culta e influir en ella: juristas, eclesiásticos, médicos, deportistas, toreros, según la época y gustos dominantes.

  3. Tratadistas. Teorizantes de la lengua. Gramáticos, lexicógrafos, retóricos estéticos. Tratadistas regionales, americanismos, etc. El tratadista representa más corrientemente la tradición, lo colectivo; pero otras veces, como el culterano, representa el neologismo, lo personalista.

2)

II. Mudanzas externas. Lenguaje como evolución. Evolución lingüística. Aquí debe tratarse de la lengua culta general; los dialectalismos solo en cuanto influyen en ella.

  1. Cambios léxicos, siempre los más activos y fáciles. Arcaísmo y neologismo. Cultismo y Vulgarismo o Dialectalismo (aquí solo el Dialectalismo que usa un autor inconscientemente o poco menos, es decir, usado como expresión habitual y no como nota típica pa[ra] retratar personajes dialectales. Es decir, tratar aquí el leonesismo de Unamuno o el asturianismo de Pérez de Ayala cuando no hace hablar a tipos aldeanos de Asturias). Extranjerismo, varias corrientes.

  2. Cambios Morfológicos y Sintácticos. Arcaísmo y Neologismo. Dialectalismo. Extranjerismos, etc.

  3. Cambios Fonéticos. Lucha de Arcaísmo y Neologismo, etc. Son cambios muy lentos, multiseculares, pero puede sorprenderse un momento interesante de aparecer en la literatura, o de extenderse y admitirse, o de empezar a ser combatido, etc.

Aquí sobre todo lo que tenga una fecha y un autor concretos. Lo que es social, colectivo, difuso en el tiempo, solo aludido, porque el lugar propio para tratarlo es en fonética, morfología, lexicografía, etc.

3)

Pensé en tratar en capítulos aparte cada uno de los dos grandes estilos: el de los preciosistas, exquisitos o neologistas, y el de los tradicionalistas que miran la innovación como un escollo según decía César. Pero no se pueden separar los autores en estas dos categorías, ya que Lope mismo usa la lengua llana y la culterana a tiempos, usa la villanesca y la cortesana.

Solo puede señalarse en cada periodo la corriente que más priva, y lo mismo en cada autor. Un mismo individuo usa múltiples tonos y formas de expresarse que son inseparables radicalmente.

No debe, en cada época, titularse las dos partes arriba reseñadas con igual título. Sería monótono y raro. Debe ponerse el título que convenga mejor en cada época a los materiales que cada época proporciona.

Tampoco en todas las épocas es preciso tratar todas las cuestiones reseñadas, sino las que ofrezcan materia a observaciones. Por ejemplo, los cambios fonéticos son imperceptibles de una época a otra; tratarlos acaso solamente, pues, en las dos o tres grandes épocas mayores.

Aunque en estas octavillas ya se anuncia la bipartición de los materiales (luego reflejada en la Historia efectivamente redactada), Pidal no ha llegado aún a su formulación definitiva. Tampoco el orden coincide. Por ejemplo, entre c) Tratadistas (= Teoría y enseñanza) y b) Tendencias y escuelas (= Estilo en general y tendencias principales). Además, todavía no se contemplan secciones específicas para los géneros y los escritores, las variedades hispánicas o la Vida internacional. Menéndez Pidal parece haber pensado en agrupar los escritores según las dos grandes tendencias estilísticas, pero finalmente lo descarta. Esta decisión es la que probablemente explica que posteriormente haya una sección dedicada a Géneros y escritores, sin más precisiones.

Un conjunto de papeletas de color anaranjado (con fecha sobrepuesta a lápiz verde de febrero de 1929) contiene un esquema posterior pero muy detallado de los contenidos previstos en cada sección42. Otro grupo de la misma tipología anaranjada, y que por ello me atrevo a suponer contemporáneo, un recuento de los escritores de cada una de las 13 épocas previstas en la Historia, que concluye con la selección de los 91 «principales» y la decisión de dedicar 10 páginas a cada uno. Sumadas a las 20 páginas que versarían de cada época, Pidal planeaba una obra superior a las 1000 páginas de extensión43. Todo ello confirma que la estructura que hoy presentan los materiales y la primera periodización de los mismos tuvo lugar una vez concluidos los Orígenes del español, cuando Menéndez Pidal hubo sentado los cimientos del edificio que proyectaba levantar.

La periodización

Aunque la estructura interna descrita no puede detectarse en la época prerromana y romana44, ya hace acto de presencia desde «Época del latín vulgar» y, con todas sus secciones principales, desde la etapa comprendida entre 1065-1190. Esa microestructura se aplicó a cada uno de los periodos en que se ordenaron los materiales de la Historia de la lengua, pero ¿cómo se llegaron a establecer esos segmentos temporales?

La reconstrucción no es fácil, ya que Menéndez Pidal vaciló bastante en la periodización. Dan fe de esas idas y venidas las no pocas papeletas con distintas propuestas cronológicas, así como los saltos en los enlaces temporales debidos a la existencia de dos versiones de la obra45. Aunque muchas grandes divisiones concuerdan y las discrepancias se limitan a pequeños ajustes, en algunos casos sí hay diferencias sustanciales. Para mayor complicación, en la configuración final de los materiales se superponen probablemente propuestas elaboradas en épocas sucesivas –igual que sucede en la redacción del texto-. Pese a todo, los materiales del fichero permiten entrever la existencia de las siguientes periodizaciones46:

La primera debió construirse hacia 1926-1929, por la misma época en que se diseñó la estructura interna de secciones que luego se conferiría a los materiales. Dan fe de ella unas papeletas de color anaranjado que parecen contemporáneas de las que contienen las remisiones a las cajas (cf. § 1.3) y de las que pormenorizan los contenidos de esa estructura en 1929 (cf. § 2.1, nota 42). En esta periodización se consideran 13 épocas numeradas correlativamente que atienden a los escritores o textos más destacados de cada una, subrayados o enmarcados, desde el siglo xii al siglo xx (el Poema de Mio Cid es el primer texto citado y Ortega y Gasset el último autor). Aunque en ella no se precisan intervalos de años, el tipo de papel, la numeración y los escritores considerados son parejos con algunas cédulas dispersas en varios cajones en las que sí se concretan periodos cronológicos. Ello me induce a pensar que forman parte de la misma propuesta. Se caracteriza por presentar divisiones mayores que las que luego se trasladó a los materiales47.

La segunda división, que creo anterior a 1933, responde al deseo de explicar la historia como un ritmo ondulatorio entre la tendencia a la llaneza y al «encumbramiento». En ella ya figuran periodos cronológicamente delimitados que, en algunas ocasiones, coinciden con la estructura de los materiales y la redacción de la obra. Poco posteriores a esta periodización y muy relacionados con ella están unos separadores numerados de color verdoso que se incluyeron postergados, a modo de cierre, después de listar los autores de cada periodo y antes de comenzar la sección El medio ambiente. También dependen de esta segmentación las fichas generacionales que a veces están a caballo de dos periodos48.

Una tercera periodización fue elaborada hacia 1939 (pues alcanza hasta ese año) y en ella se diferencian ya varias «partes», en consonancia con la redacción de la obra, subdividas en periodos: Parte 3.ª, Español antiguo, Parte 4.ª, Español clásico, y Parte 5.ª, Español moderno. Aparecen en ella por primera vez algunas divisiones luego reflejadas en los materiales, como dividir el español antiguo y el clásico en 1474 (y no en 1490) o el clásico y el moderno en 1713 (y no en 1720)49, de acuerdo con la redacción de la obra acometida entre 1939 y 1942. No obstante, tampoco es la que se impuso de forma definitiva a los materiales. Por ejemplo, la fragmentación cronológica de los siglos xviii y xix se corresponde con la descrita por Menéndez Pidal a María Goyri en una carta de 1938, pero no con la que actualmente presentan las papeletas del fichero50.

La última periodización se remonta hacia 1939-1942 y se elaboró probablemente de forma contemporánea a la redacción de la obra, con cuya estructura generalmente coincide. Entonces se añadieron unos separadores de color gris caracterizados por haber reutilizado fichas con nombres de alumnos y por carecer de títulos. Únicamente indican la época (A), (B) o (C) y el segmento temporal que le corresponde. Suelen acompañarse de guías de color pardo, verdoso o rosado, según las épocas, en las que se anotó un título, casi nunca numerado, caracterizador del periodo, además de sus límites cronológicos. Aunque están muy cercanas a la redacción conservada de la Historia, son sin duda anteriores. Su precedencia temporal se colige del hecho de que esos límites temporales o los rótulos se aproximan puntualmente a las segmentaciones previas.

En la descripción que sigue de la organización cronológica tengo en cuenta la que considero última, tal como se refleja en esos dos tipos de separadores, y relego a nota todas las observaciones sobre las anteriores propuestas (Tabla 6):

Tabla 6: Macroestructura del contenido de los cajones de la Historia de la lengua.
Edad [Orígenes latinos / Español primitivo51] Periodos de la lengua literaria Cajón Evolución – Cajón
(A) Época del latín vulgar hasta 41452 2 2
(B) Época visigótica (de 414 a 711)53 2 2
(C) Época asturiano-mozárabe (711- 920)54 3 3
Edad [Orígenes latinos / Español primitivo] Periodos de la lengua literaria Cajón Evolución – Cajón
(A) 960-1065 / El imperio leonés55 3 3
(B) 1065-1190 3 356
I. Castilla, reino hegemónico (1067-1140)57
Esplendor de la literatura dialectal toledana (1120-1180) / II. Época dialectal. Castellanización de los dialectos góticos (1140-1200)58
(C) 1190-1230 / Descomposición de los dialectos literarios (1180-1230)59 3 3
Edad [Orígenes latinos / Español primitivo] Periodos de la lengua literaria Cajón Evolución – Cajón
(A) 1230-1295 / Renovación erudita del idioma (1230-1295)60 4 4
(B) 1295-1380 / Apogeo y fin de la tendencia didáctica (1285-1370)61 4 4
(C)

1380-1474 / Renacimiento erudito (1370-1475)62

[1380-1419]63

5 564
1419-1454 / segunda generación (1429-1456)65 5 5
1454-1474 / tercera generación (1456-1475)66 5 5
Edad [Orígenes latinos / Español primitivo] Periodos de la lengua literaria Cajón Evolución – Cajón
(A) 1474-1525 / El humanismo de Nebrija (1490-1525)67 6 668
1525-1555 / Revolución de Garcilaso o triunfo de la poesía italianizante (1525-1555)69 6 6 y 770
(B) 1554-1585 / Los grandes místicos y la Biblia (1554-1585) / Los místicos mayores (1555-1585)71 7 872
1585-1617 / Cervantes y Lope de Vega (1585-1617)73 7 y 8 8
(C) 1610-1635 / Culminación del teatro. Los cuatro dramáticos (Lope, Alarcón, Tirso, Calderón)74 9 1075
1637-1681 / Postrimerías de Calderón (1648-1684)76 9 10
1680-1713 / El marasmo (1684-1720)77 9 10
Edad [Orígenes latinos / Español primitivo] Periodos de la lengua literaria Cajón Evolución – Cajón
(A) 1713-1760 / Crítica y prosaísmo (1720-1760)78 11 1179
1760-1799 / Pseudoclasicismo (1760-1797)80 11 11
1799-1823 / Prerromanticismo (1797-1825)81 11 11
(B) 1823-1860 / Romanticismo (1825-1855)82 12 1783
1860-1895 / Realismo y Naturalismo (1855-1895)84 12 17
1895-1914 / Modernismo (1896-1916)85 17 17
(C) 1914-etc. / Hacia el futuro86 1887 18

Conclusión

El Fondo de la Historia de la lengua española de Ramón Menéndez Pidal nos permite conocer directamente su método de trabajo así como las ideas y las fuentes sobre las que se construyeron sus grandes proyectos de investigación. Los materiales aquí estudiados amplían lo hasta ahora sabido sobre la concepción y el desarrollo paulatino de su Historia. De ellos se deduce que fue solo una vez que hubo concluido los Orígenes del español cuando Pidal comenzó a planear la estructura, contenidos y periodización de la obra, esto es, de 1926 a 1930. También fue probablemente en esa época cuando don Ramón reorganizó profundamente la distribución de sus materiales lingüísticos para ajustarlos a la estructura de la Historia que planeaba escribir, tarea que debió de culminar hacia 1930-1932. Cuando en 1933 publica algunos fragmentos del texto sobre la lengua del siglo xvi y cuando en 1937 describe sus ficheros «extraviados», tanto los periodos acotados como los materiales parecen ya ajustarse al estado actualmente conservado en la Fundación Ramón Menéndez Pidal.

Además, el examen detenido de los materiales permite reconstruir varias periodizaciones sucesivas de la obra, similares pero no coincidentes entre sí. También ha hecho posible acercarnos a las dudas que le planteó la inclusión y el orden de las papeletas léxicas, que, desde finales de 1939 en adelante, fueron extraídas por María Goyri de los cajones correspondientes y alfabetizadas en los cajones del llamado Vocabulario. Este era en origen un glosario medieval y dialectológico, seguramente anterior a los elaborados en el Centro de Estudios Históricos desde 1915.

Los materiales de la Historia se estructuraron siguiendo de cerca el diseño de la obra. Se dividen en edades, a su vez compartimentadas en tres épocas. Algunas de estas se fragmentan en dos o tres subperiodos y en cada uno de ellos se repite el mismo esquema dual: una primera parte dedicada a la relación de la lengua con la sociedad y una segunda titulada Evolución que trata de los cambios lingüísticos generales.

Aunque el texto escrito por Pidal entre 1938 y 1942 no supera el año 1681, los materiales acopiados y dispuestos en el archivador 1 contienen toda la información sobre el español moderno desde esa fecha hasta los años 40 del siglo xx y permiten hacernos una idea cabal de la Historia de la lengua por él concebida en los tramos que no llegó a redactar. Como Menéndez Pidal anotaba, con fe notarial, casi todo lo que sucedía a su alrededor, resultan hoy de singular interés aquellas papeletas que proporcionan información sobre su propia trayectoria vital (como su contribución a la Real Academia Española) o que atestiguan de primera mano las vicisitudes internas de los varios proyectos del Centro de Estudios Históricos (vgr. el Diccionario Calpe o el Atlas Lingüístico de la Península Ibérica)88.

Inés Fernández-Ordóñez

Universidad Autónoma de Madrid


  1. Véase Diego Catalán, «“Una catedral para una lengua” (Introducción a la historia de la lengua de Menéndez Pidal)», en Ramón Menéndez Pidal, Historia de la lengua española, Madrid, Fundación Ramón Menéndez Pidal y Real Academia Española, 2005, vol. ii, págs. 77-354, para la larga gestación de la obra y su proceso de escritura, que se desarrolló desde finales de la década de los treinta hasta la década de los cincuenta del siglo xx. Las dificultades de la edición radicaban en que Menéndez Pidal escribió dos versiones de la obra, una breve, durante la Guerra Civil y en la inmediata posguerra, concebida como manual básico y motivada por las penurias económicas en que la tragedia nacional sumió a su familia, y otra extensa, la originalmente ambicionada, pero que su autor no llegó a acometer en todas las secciones.

  2. Según aclara Catalán: «Desde antes de la creación del “Centro de Estudios Históricos” Ramón Menéndez Pidal había recurrido como soporte informático a lo que llamaba “papeletas” (medias cuartillas), clasificables mediante guías estructuradoras y almacenables en “ficheros” ad hoc. Y había impuesto ese método de acumulación y organización de todo tipo de datos a sus discípulos universitarios de Doctorado y a los equipos de la Sección de Filología del “Centro”. Gracias a ese método, sus materiales para la “Historia de la Lengua” iban creciendo y se ajustaban a los progresos del diseño de la futura obra» (ibid., pág. 105).

  3. Borrador autógrafo citado por Catalán (ibid., pág. 105) de una nota entregada al Embajador de México en Cuba el 30 de junio de 1937 –en el borrador no figuran las medidas exactas de las papeletas, pero su tamaño medio es 10,5 cms. de ancho x 13 cms. alto-. Corrijo alguna minucia de la cita con la consulta del original conservado en el Archivo biográfico de Ramón Menéndez Pidal.

    Los cajones que albergaban esas papeletas fueron extraídos de sus muebles durante la Guerra Civil para ser depositados en lugar más seguro, pero ello implicó la falta de control de su autor sobre su ubicación durante toda la guerra. Desesperado por localizarlos, Pidal los describe a su familia en carta del 24 de marzo de 1939: «Después los 6 cajones divididos a lo largo, de nogal, del mueble que tenía en medio del despachito, es decir, 6 cajones dobles, con 12 compartimentos por lo tanto, de papeletas chicas, octavillas. Después 18 ¿o más? cajones de roble, con papeletas octavillas también» (apud Catalán, ibid., pág. 106).

  4. El proyecto de «Digitalización y catálogo del fichero de Historia de la Lengua Española de Ramón Menéndez Pidal» permite ya el libre acceso a los investigadores de parte de esos materiales en el Repositorio digital de la Universidad Autónoma de Madrid <https://repositorio.uam.es/handle/10486/681913>. En el proyecto, subvencionado por el Campus de Excelencia Internacional UAM-CSIC por dos años (2018-2019), trabajan, bajo mi dirección, Marta Puente González (marzo-agosto de 2018) y América Menéndez (desde octubre de 2018), en la catalogación, y Beatriz Martín Izquierdo, en la digitalización (desde febrero 2018), en colaboración con la responsable del Repositorio digital de la UAM, Marisa Pérez Aliende. Desde octubre de 2018 el proyecto cuenta asimismo con una ayuda anual de la Fundación Ramón Areces. Durante el mes de septiembre de 2018 el proyecto disfrutó asimismo de la colaboración de Antoine Primerano.

  5. Reconstruyo entre corchetes [ ] el título probable de aquellos cajones que han perdido la rotulación. Para ello, me baso en los materiales en ellos contenidos.

  6. La numeración original del tejuelo del cajón 18 debía ser 1914-1937 o 1939, pero a tinta se corrigieron los dos últimos dígitos de esta última fecha para escribir «1950».

  7. Véase a este propósito José Portolés Lázaro, «El idealismo lingüístico en Del lenguaje en general (1939) de Ramón Menéndez Pidal», Boletín de la Real Academia Española, xcviii, 2018, págs. 599-631.

  8. El proyecto del Diccionario se firmó en 1918 con la editorial Calpe y se abandonó poco después, en 1920, cuando la Real Academia Española compró a la editorial los materiales reunidos para el proyecto. Para él se recortaron los lemas de los diccionarios entonces disponibles, que se pegaban en papeletas. Muchas de las cédulas del archivo de la Historia de la lengua exhiben en su verso esas tirillas recortadas y pegadas, lo que permite datar la escritura del recto de la ficha en cuestión con posterioridad a esa fecha. Sobre ese frustrado diccionario, véase Manuel Seco «Menéndez Pidal y el Diccionario Manual de la Academia» [1994], en Estudios de lexicografía española, Madrid, Gredos, 2003, 2.ª ed., págs. 351-361, págs. 352 y 354, y Pedro Álvarez de Miranda, «Los Diccionarios históricos» [2003], en Los diccionarios del español moderno, Gijón, Trea, 2011, págs. 119-140, págs. 134-35, y «Presentación» a Ramón Menéndez Pidal, El diccionario que deseamos, Madrid, Asociación de Academias de la Lengua Española, 2018, págs. 15-19. A esa información puedo añadir la que proporciona el propio Menéndez Pidal en la papeleta 549 del cajón 18 a propósito de las circunstancias que rodearon la preparación de la edición 15.ª del Diccionario de la Academia (1925). La transcripción literal reza así:

    «15.ª edic. 1925.

    (2) La reforman tres acad[émico]s Cotarelo, M[enénde]z Pidal, Alemany. Con el concurso de todos los demás, en especial toman parte más activa Maura, Saralegui, R[odrígue]z Marín, Cortázar, Picón, Carracido, Casares, Cano, Asín, Torres Quevedo, Cortezo.

    (1) La idea de una reforma completa del Dicc[ionari]o surgió al anuncio de que la casa Calpe empezaba a trabajar un Dicc[ionari]o de nueva planta bajo la Dirección de M[enénde]z Pidal. Se creyó entonces que la Ac[ademia] no podía menos de rehacer el suyo y nombró como redactores a Cotarelo, M[enénde]z Pidal y Alemany. El Sr. M[enénde]z Pidal se excusó por su enorme trabajo, pero de todos modos se quiso su aceptación. Su falta de tiempo para a la vez hacer un dicc[ionari]o de autoridad particular con criterio no académico y un diccionario oficial y académico le hizo procurar la reunión de los dos planes en uno solo y, en efecto, la Acad[emi]a compró a la casa Calpe todo el material acumulado y encargó a dicha casa de publicar el nuevo diccionario oficial».

  9. Las papeletas de color anaranjado a las que me refiero tienen la numeración 101-102 («Naturaleza del lenguaje»), 106-108 («Fonética»), 111-119 («Lexicología»), 121-151, 153-161 («Morfología» y «Formación de vocablos»), 163-180 («Sintaxis»), 182-190 («Historia del español») y 192-202 («Geografía del español»).

  10. Cédulas 124-135 del cajón 14.

  11. No hay duda de que Menéndez Pidal llamaba cajas a lo que hoy identificaríamos como cajones de sus archivadores. En cartas remitidas a Genaro Estrada en julio de 1937 desde Cuba le expresaba, a punto de partir a Estados Unidos, su preocupación por los papeles que dejó en la Embajada de México: «Salgo de aquí con una gran preocupación por mis papeles que dejé depositados en la Embajada de México en Madrid, edificio de la calle de los Hermanos Bécquer. Allí en los sótanos están guardados en un armario todos mis ficheros para la historia de la lengua española y mi colección de Romances recogidos de la tradición oral». Y le pide que si México tuviera previsto abandonar el edificio «ruego avisen en la Embajada de Cuba al señor D. Pedro Saavedra, cónsul y secretario, el cual tendrá dispuesta persona que recoja mis cajas. Son 50 cajas, sin tapa ni protección ninguna que al manejarlas persona que no las conozca desordenará todos los papeles echando a perder muchos años de trabajo» (carta de 2 de julio de 1937, editada por James Valender, Genaro Estrada y los intelectuales del exilio español, México, El Colegio de México, 2018, págs. 143-144). Y al día siguiente, insiste: «El tocar aquellas cajas sin tapa, llenas de fichas ordenadas, es estropear mi trabajo, pues es imposible empaquetarlas sin trastornarlas; la mayoría de las cajas ni siquiera tiene bordes altos que cubran toda la longitud de la ficha, así que el deterioro o la caída de los papeles es casi seguro» (carta de 3 de julio, ibid., pág. 145). La cifra de 50 «cajas» resulta de sumar los 24 cajones del archivador 1, los 6 dobles del archivador 2, 30 en total, a los 20 que contenían el Archivo del Romancero. Los pormenores de esta cuenta figuran en el borrador de la nota que envío Menéndez Pidal al embajador de México en Cuba, muy poco antes, el 30 de junio de 1937, conservado en la Fundación Ramón Menéndez Pidal y parcialmente reproducido por Diego Catalán, El Archivo del Romancero. Patrimonio de la Humanidad. -Historia documentada de un siglo de Historia-, Madrid, Fundación Ramón Menéndez Pidal & Seminario Menéndez Pidal, Universidad Complutense de Madrid, 2001, 2 vols., i, pág. 184. En el borrador, de nuevo, se refiere a los cajones sueltos como «cajas»: «Todas las cajas están fuera de sus muebles de modo que para trasladarlas habría que embalarlas». Y también en la copia de la nota finalmente enviada: «Por las circunstancias en que el depósito se hizo las cajas sacadas de los muebles en que habitualmente se guardaban están sin protección alguna de modo que si alguien las vuelca, desordena todas las fichas y anula el trabajo de ordenación que es considerable» (ibid., pág 204). Otras menciones de los cajones como «cajas» pueden localizarse en la correspondencia que inmediatamente después intercambió con Tomás Navarro Tomás y Rafael Lapesa (3 y 5 de julio de 1937) (ibid., págs. 204-206).

  12. De nuevo, incluyo entre corchetes mi reconstrucción. De la caja de zapatos hablo más adelante, en la sección § i.5.

  13. El contenido aludido bajo el epígrafe de Semántica (papeleta 119) es un resumen de la estructura del tomo iv (1913) de la Grammaire historique de la langue française del romanista danés Kristoffer Nyrop, Copenhague / Leipzig / París, 1899-1930, 6 vols., e incluye más apartados de los que hoy se encuentran en el cajón 13. La relación aludida es la siguiente: «Semántica Nyrop, t. iv. Sentido del vocablo (sonido y sentido; relatividad del sentido, polysemia, homonymia, sinonymia, antonymia, unidades semánticas, elipsis, ideas latentes); cambio de sentido (causas del cambio, propagación del sentido nuevo); valor de los vocablos (degradación -estado latente, artes y oficios, títulos de honor-, melioración, vocablos indiferentes); dominio de los vocablos (restricción de sentido, extensión del sentido, voces concretas y abstractas); metonymia (el todo y la parte; continente y contenido, productor y producto, antec. y consec., nombres de acción, de cualidad); metáforas (su fuente, su empleo); eufemismos (de superstición, de cortesía, de decencia); asimilación (etym. popular, substitución, rima y raza); nombres propios (de persona, de nacionalidad, de lugar); el vocablo y la cosa (vocablos descriptivos…)». En efecto, para organizar los contenidos de estas papeletas, Menéndez Pidal tuvo en cuenta la Grammaire historique de Nyrop, que se editó en 6 volúmenes. Las fichas pidalinas no solo aluden al tomo iv dedicado a la semántica (1913), sino también al ii de morfología (1903) (papeleta 122), al iii de formación de vocablos (1913) (n.º 160) y al V de sintaxis (1925) (n.º 164), dedicado a la sintaxis del nombre y del pronombre. Falta, en cambio, la remisión al tomo vi (1930), sobre la sintaxis de las partículas y el verbo, dato que apunta a que estas papeletas fueron elaboradas entre 1926 y 1930, como argumento más abajo.

  14. Planteamiento muy parecido al heredado por la Enciclopedia lingüística hispánica, dirigida por M. Alvar, A. Badía, R. de Balbín, L. F. Lindley Cintra, con introducción de R. Menéndez Pidal, t. i: Antecedentes y onomástica, Madrid, CSIC, 1960; t. ii: Elementos constitutivos. Fuentes, Madrid, CSIC, 1967.

  15. La reordenación dejó, no obstante, algunas huellas. A modo de ejemplo, puede aducirse el separador incluido en la sección dedicada a los patronímicos y titulado «Apellido –az, -oz, -uz, -ez» (Estantería, fila b), en el que se anotó «Va al siglo ix». Y, en efecto, no siguen papeletas, pero todas ellas se localizan en el cajón 3 del archivador 1, justo en ese periodo cronológico (n.os 321-407, 415-455, bajo la etiqueta «Apellido en genitivo - Antroponimia en “-az”, “-ez”, “-oz”, “-uz”, “-iz”»).

  16. La papeleta 186 del cajón 14 establece las siguientes épocas y remite para esos contenidos a la caja 17.ª: «Época del latín vulgar hasta 414», «Época visigoda 414-711», «Época leonesa 920-1067» y «Lucha hegemonía castellana 1067-1140».

  17. Según se deduce del borrador preparado para la carta al embajador de México en Cuba el 30 de junio de 1937 antes citado (cf. también nota 3), y que repito aquí para mayor claridad: «Ficheros de fichas menores (de [blanco] x [blanco]) unos 30, 24 sencillos y 6 dobles de dos filas: son el material preparado durante 40 años por MP para escribir una historia de la lengua española».

  18. A ese curso de doctorado se refiere Rafael Lapesa, «Menéndez Pidal, creador de escuela: el Centro de Estudios Históricos», en Alça la voz pregonero. Homenaje a don Ramón Menéndez Pidal, Madrid, Institución Libre de Enseñanza & Cátedra-Seminario Menéndez Pidal, Madrid, 1979, págs. 43-79, esp. pág. 46. El anticipo de su Historia, «El lenguaje del siglo xvi», Cruz y Raya, 6, 1933, págs. 7-63 (republicado en La lengua de Cristóbal Colón, El estilo de Santa Teresa y otros estudios, Madrid, Espasa-Calpe, 1942, págs. 53-100, con supresiones y bastantes enmiendas), contiene importantes reflexiones sobre la periodización de la obra, según ha resaltado Portolés, ibid, págs. 628-629, con correlato en lo luego finalmente redactado (véase infra § ii). Para la correspondencia familiar y los autores sobre los que pide papeletas, véase Catalán, «Una catedral», págs. 145-169. La petición sobre Lope parece deberse a la circunstancial falta de acceso a sus cajones durante la guerra. En cambio, declara no tener «nada» sobre Calderón, Tirso, Moratín, Jovellanos, Feijoo, padre Isla, Ramón de la Cruz y Bretón de los Herreros, autores de los que reclama octavillas a María Goyri.

  19. En los cajones no es extraño encontrar recortes de periódico de los años posteriores a la Guerra Civil. Por ejemplo, en el cajón 17, de 1942 y 1943. Y en el tejuelo del cajón 18 se modificó la fecha límite original por «1950» (cf. supra, nota 6). En ese cajón, el más abundante en recortes de prensa, también localizo noticias recortadas de los años 1941, 1943, 1944, 1946, 1947, 1948, 1950, 1951, 1954, 1956 y 1959.

  20. Papeletas iniciales del archivador 1, cajón 1, que pueden consultarse bajo el epígrafe «Organización y destino de los materiales» (http://hdl.handle.net/10486/684260 y http://hdl.handle.net/10486/684283) en el Fondo de la Historia de la lengua española del Repositorio digital de la Universidad Autónoma de Madrid. Agradezco la transcripción a Marta Puente.

  21. Para esa época, véase José Ignacio Pérez Pascual, Ramón Menéndez Pidal. Ciencia y pasión, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 285-307, Catalán, El Archivo del Romancero, i, págs. 245-255, y Steven Hess, Ramón Menéndez Pidal: The Practice and Politics of Philology in Twentieth-Century Spain, Newark, Delaware, Juan de la Cuesta, 2014, págs. 56-63.

  22. A favor de esta idea está que la primera papeleta citada se acompaña de otra del mismo tamaño y papel dedicada a los materiales del Romancero, que dice así: «En la colección de romances además de las aportaciones mías, de mi familia, de mis amigos y discípulos, hay algo allegado con el concurso de pensiones de la Junta para ampliación de Estudios, lo principal es lo recogido por Manrique de Lara en las colonias sefardíes (algunos viajes por España fueron hechos en mi compañía o solo por M. d. L sin auxilio del Estado). También Torner tuvo pensión de la Junta para algunos de sus viajes, no para los de Galicia que fueron sufragados por entidad privada (López Suárez). La Junta me entregó esas aportaciones para mi colección y yo las destinaba a mi obra titulada Epopeya y Romancero que había empezado a publicar con un donativo de 50000 pesetas hecho por Mr. A. M. Huntington para ese objeto» (cf. http://hdl.handle.net/10486/684272). La edición quedó en el Centro de Estudios Históricos, la mayor parte destruida durante la Guerra (cf. Catalán, El Archivo del Romancero, i, pág. 133-142, 192). Solo en el periodo bélico, de 1936 a 1939, estuvieron asociados los materiales de los dos archivadores de la Historia de la lengua, los del Romancero y las cuartillas de Epopeya y Romancero, según revela la descripción del depósito de Menéndez Pidal en la Embajada de México en Madrid (contenida en el borrador antes mencionado de la nota entregada al embajador de México en Cuba en 1937, cf. supra, notas 3 y 11, y Catalán, El Archivo del Romancero, i, pág. 184). Por ello, me parece claro que la redacción de estas tres papeletas iniciales del archivador 1 debe fijarse en esa época. Para el mecenas americano, véase ahora Patricia Fernández Lorenzo, Archer M. Huntington, Madrid, Marcial Pons, 2018.

  23. Y las adiciones y actualizaciones ocasionales de la redacción inicial datan por lo general de la segunda mitad de la década de los cuarenta (1947-1949). Para todo ello, véase Catalán, «Una catedral», págs. 230-241 y 267-354.

  24. A estos hechos quizá pueden sumarse otras circunstancias familiares aludidas en la nota que también apuntan hacia 1939: Menéndez Pidal habla de sus nietos en plural («Si [los materiales] llegan a no ser útiles a mis hijos y nietos para su trabajo»), tal vez de forma genérica, pero no está de más recordar que, aparte de Diego Catalán Menéndez-Pidal, nacido en 1928, su segunda nieta, Elvira Menéndez-Pidal Bernís, nació en enero de 1940. Para una biografía de María Goyri, véase Jesús Antonio Cid, María Goyri. Mujer y Pedagogía ~ Filología, Madrid, Fundación Ramón Menéndez Pidal, 2016.

  25. Otra posible datación sería retrasar estas instrucciones a la época en que tuvo lugar un acercamiento de Pidal a esas dos instituciones, el CSIC y la RAE, 1947-1948. En enero de 1947 fue creado desde el Instituto de Cultura Hispánica del CSIC una «Comisión y Seminario de Estudios Históricos», dirigidos por Menéndez Pidal para que, desde su casa, archivo y biblioteca de Chamartín, pudiera dar cima a un conjunto de publicaciones» centradas en el romancero y las crónicas. Justo a finales de ese año el Gobierno aceptó su restitución como director de Real Academia Española, a la que se reincorporó en 1948 (Catalán, El Archivo del Romancero, i, págs. 270 y 274). En contra de esta datación está que en esas fechas Pidal sabía de sobra cuál era el «organismo que contin[uaba] los trabajos del Centro de Estudios históricos» y que de 1948 a 1954 Menéndez Pidal apenas se dedicó a la Historia de la lengua, por lo que parece poco probable que doña María empleara energías en la tarea de reordenar el fichero.

  26. Y cabe pensar que no se integraban en él antes, ya que los 25 cajones no fueron trasladados con el resto de materiales que Menéndez Pidal consideraba más valiosos al sótano de la Embajada de México en 1936.

  27. Hoy en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC. Sobre los glosarios del CEH, véase Esther Hernández, «El Glosario medieval de Américo Castro», Revista de Filología Española, xcii, 2012, págs. 81-99. La existencia de varias versiones sucesivas para un mismo concepto de glosario no es desconocida en la escuela pidalina. Un caso claro lo constituye el llamado Glosario del español primitivo, para cuya historia véase: Glosario del primitivo romance ibero-románico. Proyecto de informatización. Homenaje a Rafael Lapesa en sus noventa años, 8-ii-1998, Madrid, Fundación Ramón Menéndez Pidal y Seminario Menéndez Pidal de la Universidad Complutense de Madrid, 1998; Léxico hispánico primitivo (siglos viii al xii). Versión primera del Glosario del primitivo léxico ibero-románico, proyectado y dirigido inicialmente por Ramón Menéndez Pidal; redactado por Rafael Lapesa; con la colaboración de Constantino García. Edición al cuidado de Manuel Seco, Madrid, Fundación Ramón Menéndez Pidal y Real Academia Española, 2003; y María Teresa Echenique Elizondo y Juan Manuel Ribes Lorenzo, «La trayectoria de los materiales inicialmente destinados al Glosario de Orígenes del español», en Eugenio de Bustos y Rafael Cano (eds.), Noventa años de Orígenes del español, Valencia, Tirant Lo Blanch, en prensa.

  28. Las secciones inicial y final del cajón suelto 2 contienen fichas de muy diversa naturaleza, literaria y lingüística, que no pueden adscribirse claramente ni a una temática ni a una época precisa.

  29. Tal como están descritos en las papeletas de color anaranjado, hoy en el cajón 14, archivador 1, de las que hablé supra, § i.3.

  30. En estas papeletas creo reconocer, además de anotaciones de Pidal y de Navarro Tomás, la letra de Amado Alonso.

  31. Edito la papeleta con la ortografía original de Menéndez Pidal. No puedo detenerme aquí a comentar en detalle el contenido de esta nota, que viene a llenar un hueco en la documentación sobre el proyecto del Atlas desde el regreso de Navarro del viaje de estudios por Europa (1913-1914) – que tenía por objeto ponerse al día de las novedades tecnológicas en el estudio de la fonética y de los métodos de la geografía lingüística-, y el anuncio público del proyecto, ya dirigido por Navarro, en 1923. Para todo ello, véase sobre todo José Ignacio Pérez Pascual, Los primeros pasos de un largo caminar: los comienzos del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica, San Millán de la Cogolla, Cilengua. Centro Internacional de Investigación en la Lengua Española, 2016, esp. págs. 105-135, y la correspondencia publicada por Santi Cortés Carreres y Vicent García Perales (eds.), La historia interna del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica, València, Universitat de València, 2009.

  32. Diego Catalán, «Hacia un atlas toponímico del diminutivo (-īnu en la toponimia hispano-románica)» [1958], reeditado en Las lenguas circunvecinas del castellano. Cuestiones de dialectología hispano-románica, Madrid, Paraninfo, 1989, págs. 209-247, y «La toponimia del diminutivo y la re-romanización de Hispania» [1961], ibid., págs. 248-253.

  33. Véase supra, nota 11. Así en la carta enviada a Navarro Tomás el 5 de julio de 1937 dice: «Las cajas las llevé a granel, sin sus muebles respectivos y recordará V. que tienen los bordes bajos que no protegen las fichas ni las retienen bien: fácilmente se deterioran o se salen y si se desordenan queda perdido el trabajo porque los epígrafes ordenadores están en las guías y no en las fichas» (Catalán, El Archivo del Romancero, i, pág. 205).

  34. Editado como apéndice por Catalán, «Del lenguaje en general (Ensayo de presentación de una historia de la lengua), 1939 (con algunas actualizaciones posteriores)», en Ramón Menéndez Pidal, Historia de la lengua española, ii, págs. 7-75, esp. págs. 69-75. Dejó constancia de esa idea también en una nota del original manuscrito de la obra, según hace constar Catalán: «El original único de Menéndez Pidal redactó para esta parte (que él consideraba “tercera”) referente a “El español antiguo” va estructurado en tres capítulos, según una concepción que, inspirada en la que Nebrija expuso sobre las lenguas en general, Menéndez Pidal pretendió aplicar a cada “edad” del español: supuso dentro de ellas un “mañana, un “mediodía” y una “tarde”, esto es, un “inicio” o “formación”, un “apogeo” o “plenitud” y un “final” o “agotamiento”; o con otra metáfora, una “primavera”, un “estío” y un “otoño”» («Una catedral», pág. 311, y también págs. 200-201, nota 29).

  35. Ibid., págs. 62-69, y Portolés, «El idealismo lingüístico», esp. págs. 625-630.

  36. Estos subepígrafes van normalmente enmarcados en verde.

  37. Subepígrafe generalmente resaltado en lápiz verde.

  38. La sección dedicada al resumen de la Bibliotheca Hispana (por géneros, regiones, periodos, etc.) se contiene en las fichas 10-65 del cajón 6.

  39. Por ejemplo, los periodos 1555-1585 y 1637-1681, carecen de las cédulas generacionales por responder a una periodización posterior y haber sido esas fichas incluidas en las etapas inmediatamente anteriores. Véase infra notas 69, 71, 73, 74, 76, 82 y 84.

  40. Menéndez Pidal explica en la introducción de su Historia de la lengua que «La lengua común hablada, poco documentada y de cronología muy vaga, varía menos que la lengua literaria, por lo cual sólo expongo sus mudanzas en periodos más largos que engloban varios de la lengua artística» («Del lenguaje en general», pág. 75). Ello quizá se debe a que la brevedad de los periodos de la lengua literaria no permitía, en ocasiones, discriminar claramente la datación relativa de los fenómenos lingüísticos. Los materiales de la sección Evolución presentan a veces esos problemas de adscripción, en especial, en los siglos xv (cajón 5) y xvii (cajones 8 y 10), si bien tratan de reproducir el esquema para cada uno de los periodos literarios definidos.

  41. Mantengo el uso gráfico, mayúsculas y minúsculas, subrayados y tipografía de Pidal, pero repongo la puntuación cuando es necesario para una mejor comprensión del texto. Son las papeletas 222 y siguientes.

  42. Cédulas n.os 242 y 246-253 del cajón 14. Sin embargo, la estructura general de los materiales está más próxima de las octavillas fechadas en 1925.

  43. Papeletas n.os 233-237. Tienen también recuentos de páginas potenciales las cédulas que siguen n.os 238-239 y la n.º 244 (fechada en agosto de 1927).

  44. Para los cajones 1 y 2, véase la minuciosa descripción de Marta Puente, «El método de trabajo de Menéndez Pidal. Las papeletas lingüísticas del Fondo de la Historia de la lengua española (archivador 1, cajones 1 y 2)», Boletín de la Real Academia Española, xcix, 2019, págs. 471-516.

  45. Véase Catalán, «Una catedral», passim. Además de las octavillas citadas en las notas siguientes, reflejan reflexiones sobre periodización un sinfín de papeletas (como, por ejemplo 565-567 del cajón 3 o 231 del cajón 14).

  46. Dejo para otro trabajo los pormenores de esta vacilación entre periodos cronológicos que también tuvo su reflejo en las versiones de la obra.

  47. El borrador de esta propuesta, sin límites temporales, figura en las papeletas n.os 233-237 del cajón 14. Cédulas sueltas que parecen concordar con ella son: «III.ª Triunfo oficial del castellano. La prosa alfonsí y manuelina (1251-1330)» (papeleta 5 del cajón 4). También se corresponden con ella «VII. Edad de Oro. Santa Teresa, Luis de León, Cervantes (1550-1615)» y «VIII. Culteranismo y conceptismo. Góngora, Quevedo, Calderón (1610-1684)» (n.ºs 1166-1167 del cajón 7), «IX. Crítica y prosaísmo. Feijoo y el Padre Isla (1684-1760)» y «X. Pseudo clasicismo o el clasicismo de reglas (1760-1834)» (n.os 66 y 384 del cajón 11). Todas ellas proponen periodos coincidentes con los de las papeletas naranjas, más amplios de los que luego se consideraron en fraccionamientos posteriores.

  48. La propuesta se conserva en las papeletas 93-99 del cajón 14. Los periodos propuestos para el español clásico no coinciden exactamente con los publicados por Pidal en «El lenguaje del siglo xvi» (1933), luego refrendados en la redacción de la Historia y por los separadores de los cajones 6 y 7. Por esa razón, seguramente se explican como un intento de periodización anterior. En cambio, suelen concordar con las divisiones que transmiten los separadores de tono verdoso citados infra en las notas 61, 63, 65-66, 69, 73, 76, 77-78, 80-82 y 84, que parecen reflejar una periodización descartada. Con todo, en algunas secciones esa segmentación «vieja» se mantuvo en la redacción: así el capítulo dedicado al «Periodo de transición 1370-1400», redactado en 1940, concuerda con una de esas guías verdosas, así como los capítulos que siguen sobre la lengua literaria del siglo xv.

  49. Papeletas 10-12 del cajón 5. En la relación faltan las partes 1.ª y 2.ª, pero en los originales manuscritos de la obra, en su versión breve, la Parte segunda corresponde al «Español primitivo» y va de 413 a 1120, dividida en «Época visigótica» (413-711), «El reino asturiano» (720-909) y «El imperio leonés y Castilla» (909-1120), cuartillas redactadas entre el 8 de diciembre de 1939 y el 9 de enero de 1940. Ello parece confirmar que la división por «partes» fue unida al proyecto de la Historia breve (cf. Catalán, «Una catedral», págs. 287-288).

  50. Según refiere Catalán: En carta a María Goyri del 18 de junio de 1938 [Pidal] le anuncia la estructura que quiere seguir: «Para orientarte en las notas sobre el siglo xviii, lo pienso dividir así: 1713-1765 crítica y prosaísmo, llaneza reglamentada, autoritaria, aunque Feijoo proscribe toda regla o precepto para el bien escribir sin afectación ninguna = 1765-1797 neoclasismo, ruptura con el siglo xvii, prohibición de los autos sacramentales y teatro; aquí el furor galicista [] = 1797-1828 Filosofismo y Prerromanticismo. Meléndez, etc., sensible, sentimental y otros así, son característicos. Quintana» («Una catedral», pág. 165). En estricta consonancia, esa época se articula así en la tercera periodización mencionada: Crítica y prosaísmo (1713-1765), Neoclasicismo (1765-1797), Filosofismo (1797-1808), Los románticos antes de serlo (1808-1828) (n.º 12, cajón 5). Como se verá infra y notas 78-82, estas divisiones no coinciden con la agrupación cronológica de los materiales del archivador 1.

  51. Adopto el título «Orígenes latinos» porque es el que figura en los organizadores de las cuartillas manuscritas de la obra para la Hispania romana y el latín vulgar hasta 414. En esa fecha comenzaba una nueva edad, el «Español primitivo»: véase Catalán, «Una catedral», págs. 287-288. Se refiere asimismo a esa época como «español primitivo» Menéndez Pidal, «Del lenguaje en general», pág. 69.

  52. En este periodo, y de forma atípica, la evolución general de la lengua (latín vulgar) (desde la papeleta 952, https://repositorio.uam.es/handle/10486/683002) precede a la evolución de la lengua literaria, bajo el epígrafe «Latín literario» (desde la ficha 1094, https://repositorio.uam.es/handle/10486/683181).

  53. La sección comienza en la papeleta 1376 (https://repositorio.uam.es/handle/10486/683467) y la «evolución» a partir de la numerada 1460 (https://repositorio.uam.es/handle/10486/683512).

  54. El periodo arranca en la papeleta 7 (https://repositorio.uam.es/handle/10486/685919) y la sección dedicada a evolución lingüística en la numerada 220 (https://repositorio.uam.es/handle/10486/686009).

  55. Desde esta sección encontramos ya la existencia de una vacilación en la acotación cronológica de los periodos. Generalmente se abren con una ficha de tono gris que solo anota (A), (B) o (C) y la cronología del periodo, sin otra indicación que el cómputo de los años que este comprende; en el vuelto exhibe el nombre de alumnos, lo que indica que fueron reutilizadas para la organización del fichero. Todo parece apuntar a que esta periodización es la última añadida. En esta sección se abre con la papeleta 456, (A) con cronología 960-1065 (https://repositorio.uam.es/handle/10486/686351) y el nombre de una alumna en el vuelto «Martínez Pusacq (Isabel)». Después sigue un separador de color naranja que caracteriza el periodo con la palabra época, la numera y titula: «I.ª Época leonesa, 920-1067» (n.º 457) (https://repositorio.uam.es/handle/10486/686352). Probablemente responde a la segmentación más antigua, procedente de Orígenes del español (y confirman las papeletas del cajón 14, en su alusión a la caja 17.ª, véase supra § i.3). Va a continuación el separador verdoso «El imperio leonés» (n.º 458) (https://repositorio.uam.es/handle/10486/686353), que responde a la periodización de 1939 en consonancia con la redacción de la obra (cf. Catalán, «Una catedral», pág. 287). La sección dedicada a evolución lingüística arranca en la papeleta 507 (https://repositorio.uam.es/handle/10486/686270).

  56. Para el periodo (B), con dos épocas desde el punto de vista literario, Pidal solo contempló una sección de evolución lingüística, que arranca en la cédula 1473.

  57. De nuevo contamos con dos fichas, la gris (B) con periodización 1065-1190 y nombre de alumna en el vuelto («Cuartero Montero (Aurora)»), y la naranja, con numeración y título: «II.ª Lucha hegemónica de Castilla 1067-1140 (1160)» (papeletas 1014 y 1015). Se sigue de un separador marrón con el título «I. Castilla, reino hegemónico (1067-1140)» (n.º 1018). Igual que en el periodo anterior, la guía naranja remonta a los años 20 mientras que la de color pardo es necesariamente posterior, pues coincide con la versión de la obra de 1939 (cf. Catalán, «Una catedral», pág. 291). La correlación que establece esta papeleta con la n.º 1137 (cf. la nota siguiente) me empuja a datarla a principios de la década de los 30.

  58. Dentro de la sección (B) Pidal parece haber contemplado originalmente una subdivisión en dos periodos. La cédula de tono verdoso «Esplendor de la literatura dialectal toledana (1120-1180)» (n.º 1135) se corresponde con la redacción de la obra de 1939-1940, en que el lapso temporal se corrigió a 1140-1180 (cf. Catalán, «Una catedral», págs. 307-308). Se sigue de un separador naranja «II.ª bis. La gran literatura dialectal 1140-1250/60. Castellanización de los dialectos» (n.º 1136), que parece correlativa de la ficha 457 de este cajón y de la n.º 5 del cajón 4, por lo que obedece a una segmentación anterior, más amplia, luego abandonada. La papeleta que sigue, numerada 1137, pertenece a la misma tipología de la n.º 1018, de la que es continuación, y se titula «II. Época dialectal. Castellanización de los dialectos góticos 1140-1200». Coincide con la periodización anterior a 1933 (cf. papeleta 93 del cajón 14). Creo, por ello, que es posterior a la elaborada hacia 1929 pero anterior a la de 1939.

  59. La sección (C) se abre con la cronología 1190-1230, sin más indicaciones, y el nombre del alumno en el vuelto («Castro Medinaveitia (Luis)») (ficha 2011), y va seguida de otra ficha de tono verdoso con el título «Descomposición de los dialectos literarios (1180-1230)» (cédula 2012), que concuerda con la redacción de 1939-1940. Ese lapso temporal se modificó más tarde, al avanzar los años 40, con la cronología 1190-1230 (cf. Catalán, «Una catedral», pág. 308 y nota 115). Falta aquí el separador anaranjado porque la segmentación primitiva que representan esas papeletas prolongaba su época II.ª bis hasta 1250 (cf. ficha 1137). La parte de evolución lingüística de esta sección (C) comienza en la cédula 2133.

  60. De nuevo encontramos la papeleta gris, con la letra (A) y la indicación cronológica 1230-1295, con el nombre de un alumno en el vuelto («Díaz Santiago (Dolores)» (ficha 3). Va seguida de una cédula de la misma tipología y color que la n.º 2012 del cajón 3, con el título «Renovación erudita del idioma (1230-1295)» (ficha 4), periodización que prevaleció finalmente en la versión de la obra redactada en 1940. A continuación se incluye otra en papel anaranjado, con la segmentación primitiva y luego abandonada: «III .ª Triunfo oficial del castellano. La prosa alfonsí y manuelina (1251-1330)» (ficha 5). La sección lingüística arranca en la papeleta 831.

  61. La ficha 1475 corresponde a la papeleta gris con la rotulación (B) 1295-1380 y el vuelto el nombre del alumno («Fernández Martín (Luis)»). La que sigue, 1476, «Apogeo y fin de la tendencia didáctica (1285-1370)» es por su tipología correlativa con las fichas 2012 del cajón 3 y 4 del cajón 4 (y se remonta, por tanto, a 1940). De nuevo, la ausencia de la papeleta anaranjada se explica porque la segmentación temporal de la época III.ª terminaba en 1330, a mitad de este periodo (cf. la nota anterior). Por otra parte, dentro de la sección Géneros y escritores, figura una división que debería haberse situado en el cajón 5, en atención a la cronología. En efecto, la ficha 1914 de cartulina verdosa se rotula «Periodo de transición (1370-1400). Ayala». Quizá se incluyó en el cajón 4 por falta de espacio en el 5, pero lo cierto es que parece reflejar una periodización literaria correlativa con otras internas del siglo xv (véase la nota 63) y de épocas posteriores (notas 65-66, 69, etc.). Conectada con esta segmentación está también una guía verdosa, hoy desordenada como n.º 1 del cajón 5, que dice así: «1295-1350. Dos grandes estilistas», época que subdivide en «Marasmo (1295-1350). Cifar» y «Florecimiento (1325-1350) Juan Manuel, Fita, Crónica de 1344 y Crónica de Alfonso XI».

    La evolución lingüística correspondiente a (B) empieza en la papeleta 1958 del cajón 4.

  62. La sección (C) empieza con papeleta gris que propone la cronología 1380-1474 y el vuelto con nombre de alumno («Márquez Rodríguez (Antonia)» (ficha 13). Le sucede papeleta con el epígrafe «Renacimiento erudito (1370-1475)» (ficha 14), que por su tipología parece relacionada con las numeradas 2012 del cajón 3, así como 4 y 1476 del cajón 4 (y que suponemos de hacia 1940).

  63. Aunque falta el separador que comprendería los últimos años del siglo xiv y los primeros del xv, es evidente que la sección que arranca tras las fichas 13 y 14 del cajón 5 corresponde a esos años, 1380-1419, en vista del contenido de las papeletas y de periodos posteriores. De nuevo, dentro de la sección Géneros y escritores figura un separador de tono verdoso con el rótulo «Arte alegórico y oscuro (1400-1429). Imperial y Sevillano» (ficha 226), claramente relacionada con la guía 1914 del cajón 4 descrita en la nota 61.

  64. La parte dedicada a la evolución lingüística ofrece en la parte (C) del español antiguo una distribución particular. Por vez primera se quieren separar los datos en correspondencia con los subperiodos literarios. Una vez expuestos estos hasta su conclusión, se suceden tres secciones tituladas «Evolución (popular) del idioma» (separadores 1450, 1506 y 1578). Esa división no se estimó oportuna, en cambio, para el apartado «Las otras lenguas hispanas» (desde la ficha 1588). Aunque desde la papeleta 1644 se comienza a tratar de los préstamos en español (italianismo, galicismo arabismo, etc.), falta ahí el separador de Vida internacional que, sin embargo, aparece repetido tres veces más adelante (1681, 1693 y 1758), quizá en un intento no logrado de repartir los elementos léxicos en cada uno de los subperiodos del siglo xv.

  65. Es claro que se abre un subperiodo porque encontramos la ficha gris habitual, rotulada (C) con la cronología 1419-1454, y el nombre de alumno en el vuelto («Torres Alcalá, (Aurora)») (ficha 325). Le sigue un separador de todo verdoso, correlativo con los descritos en las notas 61 y 63, con el epígrafe «/ segunda generación (1429-1456)», en el que Pidal anotó posteriormente «Hervor del manierismo / encumbramiento/ retorcimiento» (ficha 326).

  66. El separador gris acostumbrado, (C) 1454-1474, con el nombre de alumno («Bascarán Pérez (Carmen)») (ficha 1072), se sigue de otro de tono verdoso que rotula «tercera generación (1456-1475). Reacción contra el cultismo» (ficha 1073), relacionado con los descritos en las notas 61, 63 y 65.

  67. Tras la papeleta gris que inaugura el español clásico, (A) 1474-1525, y el nombre habitual del verso («Bozzano Prieto (Esteban)») (ficha 69), un separador de tono rosa rotula «El humanismo de Nebrija (1490-1525)» (ficha 70). Este periodo abre la novedad de incluir «fichas generacionales» tras el separador inicial y el listado de los autores ordenados por géneros. Las papeletas generacionales que aquí se incluyen (n.os 71-74) acotan el periodo considerado entre 1490 y 1530, por lo que dan la impresión de ser anteriores a la segmentación última de los materiales, que propone 1474-1525.

  68. De acuerdo con el proceder observado en la parte (C) del español medieval, la evolución lingüística solo se incluye cuando terminan los materiales de los dos periodos literarios de la parte (A) del español clásico. Por ello, la sección de evolución para el primer subperiodo solo comienza en las fichas n.os 1539-1540.

  69. Después de la ficha gris, (A) 1525-1555, y el nombre habitual del verso («Enríquez Arranz (Ángeles)») (ficha 971), un separador de tono rosa dice «Revolución de Garcilaso o triunfo de la poesía italianizante (1525-1555)» (ficha 972). Sigue el listado de autores agrupados por géneros y, a continuación, las fichas generacionales del periodo 1530-1585 (n.os 1071-1075). Esa periodización enlaza con las fichas generacionales anteriores (véase nota 67) y debe ser por ello previa a la definitiva. En el separador verdoso 1077, como cierre, reaparece una segmentación más antigua, «VII. Edad de Plata (1530-1585)», que emplea números romanos y que quizá se elaboró antes de 1933.

  70. Solo una vez terminada la parte de evolución lingüística correspondiente al periodo 1474-1525, comienza la sección dedicada al lapso comprendido entre 1525 y 1555. Se incluyen los apartados de Evolución (ficha 654), Las otras lenguas hispanas (n.º 1713) y Relaciones internacionales (n.º 1759), pero este no llega a completarse en el cajón 6. Por ello, el principio del cajón 7 aloja palabras alemanas de origen románico (fichas 4-138) e hispanismos en italiano (desde n.º 139 a 209) del siglo xvi.

  71. Este periodo tiene su origen en la octavilla gris usual, (B) (1554-1585), con el alumno en el vuelto («Márquez Rodríguez (María)») (n.º 210). En esta ocasión el separador de tono rosa está detrás del listado de autores agrupados por géneros (n.os 211-330) y se rotula «Los místicos mayores (1555-1585)» (ficha 332), de forma casi idéntica al inmediatamente anterior «Los grandes místicos y la Biblia (1554-1585)» (n.º 331). La ausencia de fichas generacionales se explica por estar incluidas en el subperiodo anterior (véase nota 69).

  72. La evolución lingüística correspondiente a este periodo (B) arranca en la ficha 815 del cajón 8. Tal como sucede en el cajón 5 con los subperiodos de la lengua literaria del siglo xv, primero se suceden las dos secciones de Evolución correspondientes a 1525-55 y 1555-85 (desde n.os 815 y 986, respectivamente). En el mismo esquema, luego las dos dedicadas a Las otras lenguas hispánicas y a las Relaciones internacionales.

  73. Este subperiodo del español clásico se inicia con la papeleta gris, (B) 1585-1617, con el alumno en el vuelto («Araquistáin (Ramón)») (ficha 975). Siguen las fichas de autor organizadas por géneros (desde n.º 976 hasta 1155), las fichas generacionales de 1585 a 1625 (fichas 1156-1160) y, como cierre, el separador de color rosado «Cervantes y Lope de Vega (1585-1617)» (n.º 1164). La guía que la sucede refleja la periodización previa, coherente con las fichas generacionales: «VIII. Edad de Oro (1585-1625). Época de Cervantes y Lope» (n.º 1165), y enlaza con la ficha 1077 del cajón 6 (véase nota 69). El cajón 7 no fue suficiente para ordenar el vasto caudal de información sobre la lengua literaria de este subperiodo, de forma que la sección Géneros y escritores comienza ya en el cajón 8 (fichas 1-814).

  74. La papeleta gris (C) 1610-1635, con el nombre en el vuelto («Martínez Garnica (Francisco)») (ficha 3), se sigue de la usual de tono rosado con el título «Culminación del teatro. Los cuatro dramáticos (Lope, Alarcón, Tirso, Calderón). Triunfo del culteranismo y conceptismo» (ficha 4), en la que no figuran las fechas que delimitan el periodo, pero que pueden deducirse del anterior y posterior: 1617-1648 (cf. notas 73 y 76). La sección continúa con las fichas generacionales del lapso temporal 1625-1684 (n.os 5-9), que de nuevo entroncan con las fichas citadas en la nota 73 y parecen reflejar una periodización previa e independiente. Como es acostumbrado, se inserta después la lista de autores ordenados por géneros (papeletas 10-131).

  75. La organización de la información lingüística de la época (C) del español clásico es semejante a la (B) (cajón 8, nota 72), así como a la sección (C) del español medieval (cajón 5, nota 64). El apartado Evolución se divide en tres partes (que comienzan en las fichas 1, 645 y 1013) que se corresponden con los epígrafes «siglo xvii», «fin siglo xvii» «xvii-xviii». Se agregan después Las otras lenguas y variedades hispánicas (desde n.º 1167) y Relaciones externas. Desde la papeleta n.º 1926 este cajón 10 aloja, bajo el separador «La edad barroca», materiales aparentemente repetidos sobre la época (C) del español clásico. Los principales apartados rezan así: «(19) Los cuatro grandes poetas dramáticos. Góngora y Quevedo (1605-1637)» (corregidos el 5 y el 7) (n.º 1945) y «(20) Postrimerías de Calderón. Gracián (1637-1681)» (n.º 2426). El grueso está dedicado al estilo barroco -culteranos y conceptistas-, la segunda época de Lope, Góngora, Quevedo, Calderón y Gracián.

  76. Después del separador gris, (C) 1637-1681 (con el vuelto «Martínez Romero (Eduardo)»), va la guía de color rosa titulada «Postrimerías de Calderón (1648-1684)» (fichas 1227-1228). Resulta curioso que el primero no acierte en el enlace con el periodo anterior, que finalizaba en 1635. En el caso de la segunda, el fallo de enlace quizá no es tal, pues la anterior guía rosada no marcaba fronteras cronológicas (cf. nota 74). Como ya sucedió en otras ocasiones, faltan las fichas generacionales por haberse incluido en el periodo previo (véase nota 74). No así las papeletas con el listado de autores organizado por géneros (n.os 1229-93). Esa nómina se cierra con una cédula de color verdoso que refleja de nuevo la periodización antigua a la que hemos aludido supra (cf. notas 69 y 73): «IX. Ocaso / La tarde de la Edad de Oro (1625-1684). Época de Calderón» (ficha 1294). En esa papeleta parece estar la discusión que da lugar a la segmentación definitiva de los dos primeros subperiodos del siglo xvii. De mano de Menéndez Pidal se anota: «para la exposición literario-estilística deben apartarse dos sub-periodos, 1625 1617-1645. Esplendor de Calderón [] 1645-1685, El ocaso. Calderón y Gracián».

  77. La guía gris (C) 1680-1713 (con el verso «Martín Failde (Amparo)»), va acompañada de un separador anaranjado titulado «El marasmo (1684-1720)» (fichas 1700-1701). Con el sistema habitual, se suceden una ficha generacional para el periodo 1684-1720 (n.º 1702) y las papeletas de autores por géneros (n.os 1704-1748), que se clausuran con una guía en tono verdoso con la periodización previa: «IXbis. El marasmo (1684-1720). Época de Sor Juana Inés de la Cruz» (ficha 1749, cf. notas 69, 73 y 76).

  78. Aunque siguiendo el criterio general edito la guía gris en primer lugar, (A) 1713-1760 (con el vuelto «Guera Miralles, Margarita» (ficha 6), lo cierto es que en esta ocasión el separador anaranjado la precede «Crítica y prosaísmo (1720-1760)» (ficha 2) y entre ambos se sitúan las fichas generacionales del periodo 1720-1770 1760 (n.os 3-5). Sigue el listado habitual de autores por géneros (n.os 7-40, 43-56), para rematar con un separador de tono verdoso que reproduce la periodización «vieja» que ya hemos visto en otras secciones (cf. notas 69, 73, 76 y 77): «IXter. Crítica y prosaísmo (1720-1760). Época de Feijoo» (ficha 57).

  79. La sección Evolución correspondiente a (A) arranca a partir de la ficha 1320. Comprende dos periodos completos (fonética, morfología, sintaxis, vocabulario, onomástica, etc.) rotulados «inic[ios] xviii» y «xviii fin» (desde la papeleta 1407). Una tercera sección de Evolución, poco desarrollada (desde la ficha 1512), parece referirse al periodo prerromántico. Sigue el tratamiento en dos periodos de Las otras lenguas hispanas (n.º 1542), «Tipos dialectales xvii-xviii» (n.º 1543) y «Tipos dialectales xviii fin» (n.º 1552). La Vida internacional se segmenta, en cambio, en tres periodos (que empiezan en las cédulas 1572, 1687 y 1821, respectivamente).

  80. Al separador gris, (A) 1760-1805 1799 (y en el vuelto «Guerra de Paz, Felicitas») le acompañan en esta ocasión el anaranjado “Pseudo Clasicismo (1760-1800 1797) (fichas 330-331), las acostumbradas papeletas generacionales del periodo 1770 1760-1800 (n.os 332-333), la nómina de autores por géneros (n.os 334-382), para rematar con la guía de tono verdoso: «X. Neoclasicismo (1760-18001797). Época de Jovellanos» (n.º 383).

  81. La guía gris usual, (A) 1805 1799-1823 (con el vuelto «Valentín Fernández, Francisco») (ficha 1092) va seguida de la anaranjada «Prerromanticismo 1800 1797-1825» (n.º 1093), la ficha generacional (1760-1820 1800-1825) (n.º 1094) y el listado de autores (n.os 1095-1127). Cierra el separador de tono verdoso «XI. Prerromanticismo (1800 1797-1825). Época de Quintana» (n.º 1128).

  82. La papeleta gris (B) 1823-1860 (con el vuelto «Tombinson (Sarah)»), va seguida por el separador de tono anaranjado «XI.ª Romanticismo (1825-1855)» (fichas 1-2). En el esquema corriente se suceden las fichas generacionales del periodo 1820-1850 (n.os 3-6), la nómina de autores (n.os 10-71), para cerrar con la guía de tono verdoso «XI[I]. Romanticismo (1825-1855). Época de Rivas, Espronceda y Zorrilla» (ficha 72). Puesto que el último número 5 de 1825 y 1855 resulta de una corrección en las papeletas 2 y 72, es de suponer que este periodo, originalmente, se correspondiera con las fichas generacionales, 1820-1850.

  83. La sección (B) de Evolución arranca en la ficha 871. Se distinguen tres etapas de «Evolución general del idioma», correspondiente a los periodos «Romantic[ismo]», «xix fin» y «xx» (que se inician desde n.os 872, 1004 y 1094, respectivamente). Siguen Las otras lenguas hispánicas (desde n.º 1425), con la sección de Tipos dialectales para el «Romantic[ismo]» (n.º 1426) y «xx» (n.º 1467). La parte correspondiente a la segunda mitad del xix aparece insertada detrás del separador de «Fraseología»: «Tipos dialectales y gergales xix fin» (n.os 1082-1093). Por último, la sección Vida internacional se fragmenta asimismo en tres partes, correspondientes a cada periodo (desde n.os 1475, 1629 y 1693).

  84. El organizador gris (B) 1860-1895 (con el verso «Cinto Tolosana, Pepita») se acompaña del anaranjado «XII.ª. Realismo y Naturalismo (1855-1895)» (fichas 669 -670), las fichas generacionales del periodo 1850-1890 (n.os 671-675), el listado de autores por géneros (n.os 676-757) y el separador verdoso de cierre «XII. Realismo y naturalismo (1855-1896)» (n.º 758). De nuevo, puesto que el último número 5 de 1855 y 1895 resulta de una corrección en las papeletas 670 y 758, es de suponer que este periodo, originalmente, se correspondiera con las fichas generacionales, 1850-1890.

  85. La cartulina gris (B) 1895-1914 (con el vuelto «Bonet Muñoz, Concepción») (ficha 11) se sigue de las fichas generacionales (n.º 12-16 y 23) y del listado de autores, esta vez no organizados por géneros (papeletas 18-22, 24-88), para cerrar con el separador anaranjado «XIII.ª Modernismo (1899-19301896-1916)» (n.º 89).

  86. El separador gris (C) 1914-etc. (con el verso «Nogueras Piniés (Luis Manuel)») (ficha 9) no se sigue, en esta ocasión, de las fichas generacionales. Solo figura el listado de autores, ni siquiera agrupados por géneros (n.os 10-38). Entre ellos, además de los autores de la generación del 14 y del 27, están sus propios discípulos, Américo Castro, Tomás Navarro Tomás y Antonio G. Solalinde. A continuación figura una guía anaranjada con el título «Hacia el futuro» que se glosa con el comentario «A las puertas de una nueva edad del español, mejor dicho, a lo lejos. Hacia la lejanía de una nueva edad» (n.º 40). La ausencia de las guías usuales con los títulos El medio ambiente, etc. revela que este cajón se encontraba en un estado intermedio de elaboración comparado con los restantes. Tras un conjunto de papeletas caracterizadoras de la nueva edad, encontramos un separador crema «(28) Surrealismo (1916-1937» (n.º 103), de la misma tipología que los incluidos en la sección La Edad Barroca del cajón 10 (véase supra, nota 75). Se incluyen fichas caracterizadoras de esa corriente literaria y luego de autores para seguir con la sección «Tratadistas del idioma» (desde n.º 547 en adelante).

  87. La parte dedicada a (C) Evolución arranca en la papeleta 642. Después de las secciones habituales de fonética, morfología, sintaxis y vocabulario, sigue el separador Las otras lenguas hispanas / peninsulares (n.º 816), casi todo dedicado a América (hasta n.º 1149) (con separador que alude a capítulo 30), salvo el final, que trata de Filipinas (con guía que titula capítulo 31, desde n.º 1150), del judeoespañol (capítulo 32, desde n.º 1156) y del español dialectal (desde n.º 1178). La sección Vida internacional se inicia en la papeleta n.º 1426.

  88. Véase supra nota 8 y § i.5. En cuanto a la Real Academia Española, véase en Inés Fernández-Ordóñez, «Menéndez Pidal y la Historia de la lengua española», BILRAE, n.º 11, 2019, págs. 98-102, la transcripción de una papeleta en que reseña las novedades que introdujo en los proyectos de la institución (n.º 552 del cajón 18).