LA ACADEMIA «CHI-HSIA» o «JIXIA» *


Boletín de la Real Academia Española
[BRAE · Tomo XCVII · Cuaderno CCCXV · Enero-Junio de 2017]
http://revistas.rae.es/brae/article/view/179

Resumen: «El periodo de los reinos combatientes fue una especie de edad de oro para la creación intelectual, y el establecimiento de una comunidad académica en el estado de Qi fue uno de sus momentos estelares. La Academia Jixia [Chi-hsia] llegó a convertirse en el centro de las “Cien escuelas contendientes”, siendo un hervidero de propuestas por parte de defensores de doctrinas opuestas. Tal colisión de diferentes ideas permitió un mestizaje enriquecedor y la eclosión filosófica de la cuarta centuria a. C. representó un polo de atracción para ideas en continua transformación, y los principales debates filosóficos, tal como hoy se conocen, tienen su origen en esta interacción entre pensadores rivales en Jixia [Chi-hsia], cuya aparición fue próxima en el tiempo a la Academia platónica, a principios del siglo IV a.C.»1.

Palabras clave: Academia de Platón; China; Confucio; Guanzi; Kuan-tzu; reinos combatientes; Shih chi.

THE CHI-HSIA [JIXIA] ACADEMY

Abstract: «The Warring States period was a golden age of intelectual creativity, and the founding of an academic community in the state of Qi was on of its most radiant moments. The Jixia Academy became the center for the “Hundred Contending Schools” being a swarm of proposals from defenders of conflicting doctrines. Jixia was a key element in the philosophical breakthrough of the fourth century B.C.; it was a magnet for ideas in motion and the major philosophical discourses as we know them today have their origins in this interplay among rival thinkers in Jixia. The first permanent organizations of higher learning appeared in ancient China and Greece early in the fourth century B.C.».

Keywords: China; Guanzi; Kuan-tzu; Plato’s Academy; Shih chi; Warring States.


«La cultura China es la más vetusta y perdurable del mundo. “China” procede del sánscrito “Cina” –derivado de la dinastía china Qin, pronunciado “chin”– y adaptada como “Cin” por los persas, popularizándose a través de la “ruta de la seda”. Griegos y romanos conocían el país como “Seres”: la tierra de donde viene la seda”. Marco Polo (1254-1324) se refirió a “Cathay”. El nombre “China” no aparece impreso hasta 1516, en las narraciones [Livro de Duarte Barbosa] de Duarte Barbosa (c.1480-1521) de sus viajes por oriente. En chino mandarín el país se conoce como “Zhongguo”: “estado central” o “imperio medio”»2.

El primer eslabón en la historia de la educación superior en China es la Academia (Academia Chi-hsia, Jixia, Jixià xuégōng, 稷下學 宮), en Linzi –actual Zibo–, capital del estado ilustrado de Ch’i (Qi, ) –actual Shandong– junto a una de las puertas –puerta Chi– de entrada a la ciudad.

Richard A. Hartnett3 comienza la «Introducción» a su The Jixia Academy and the Birth of Higher Learning in China: «¿Por qué Chi-hsia? El periodo de los Estados [o reinos] combatientes (475-221 a. C.) fue una especie de edad de oro para la creación intelectual, y el establecimiento de una comunidad académica en el estado de Qi fue uno de sus momentos estelares. Conocida como Academia Jixia, este oasis de cultivo humanístico y de libertad intelectual llegó a convertirse en el centro de las “Cien escuelas contendientes”, siendo un hervidero de propuestas por parte de defensores de doctrinas opuestas. Tal colisión de diferentes ideas permitió un mestizaje enriquecedor. Jixia fue un elemento clave en la eclosión filosófica de la cuarta centuria a. C. que permitió a los intelectuales ganar un sentimiento de autoestima y el respeto de las Administraciones del amplio panorama de los Estados combatientes. Representó un polo de atracción para ideas en continua transformación, y los principales debates filosóficos tal como hoy se conocen tienen su origen en esta interacción entre pensadores rivales en Chi-hsia».

Inusual para aquella época, los gobernantes de Ch’i asumieron un papel de servicio al pueblo en vez del tradicional opuesto; la Academia fue financiada por el Estado. Chi-hsia se ocupó a la vez de la enseñanza, la investigación académica y del Estado; también fue un foro de intercambio cultural e intelectual, y acogió a las principales corrientes contradictorias de pensamiento: Ying Yang, Mohismo, Legalismo, Daoísmo y Mingjia o Escuela de los nombres. Una de las corrientes destacadas fue la denominada escuela naturalista, fundada por Tsou Yen o Zou Yan y cuya influencia se prolongó más allá de la época clásica.

El método seguido en la Academia Chi-hsia fue el debate seguido de sinergias creativas: «innovación por oposición»4. El Estado de Ch’i concedió privilegios a los escolares incluida la libertad de pensamiento y de expresión a condición de que ayudaran al buen gobierno, incluida la crítica al gobernador si fuera necesaria; una especie de equilibrio y mutua dependencia resumida en un criticismo interno y total respeto hacia el exterior. Chi-hsia se fundó durante la denominada «edad axial» que vio nacer el budismo en India, Confucio en China y el florecer de la filosofía griega. Su vida fue efímera, desde comienzos del siglo iv a. C. hasta su destrucción por hordas de bandoleros en el año 284 a. C.

La serie de textos en bambú y en seda descubiertos en la década de los años 1970, revelan datos sobre medicina, cosmologías Yin-yang y de las Cinco Fases, astronomía y astrología e historia, y han permitido aclarar gran parte del contenido del Kuan-tzu (uno de los principales y más extensos trabajos político-filosóficos de la China milenaria)5. La obra suele incluirse en las listas legalistas, pero incluye puntos de vista confucianos y taoístas junto a las cosmologías antes mencionadas. Hoy día se reconoce que la versión que conocemos de esta obra no fue escrita por Kuan Chung (siglo vii a. C.), ni es el trabajo de una sola persona, y puede concluirse que el bloque principal de la obra atribuida a este autor pertenece a los siglos iv-i a. C. (entre los periodos de los Estados combatientes y las postrimerías Han). Cada vez más pruebas apoyan la teoría de que existen al menos dos fuentes principales de lo que conocemos como Kuan-tzu: escritores pertenecientes a la Academia Chi-hsia en Ch’i y aquellos que residían en el área del viejo estado de Ch’u6.

Además de la Academia Chi-hsia –la que alcanzó mayor esplendor e influencia–, otros estados alcanzaron prestigio financiando centros intelectuales. Wei, Chao y Ch’u tuvieron sus academias y los intelectuales se trasladaban de unas a otras según cambiaban las condiciones locales. Poco después, en el «bárbaro» e implacablemente práctico Estado de Ch’in, LüPu-wei, un rico comerciante que se aupó como primer ministro, reunió a sus expensas un nutrido grupo de cerca de tres mil escolares que reclutó de los centros más antiguos como la propia Academia Chi-hsia, la de P’ing-yuan (en Chao) o del centro de Hsün Tzu en Lanling, también en Ch’i (actual provincia de Shandong; Qilu [perteneció al Estado Qi]). Cuando el Estado de Ch’in conquistó el resto de China en la década de los años 220, adquirió reputación de anti-intelectual, sobre todo por la quema de libros de las fracciones rivales perpetrada por Li Ssu (c. 280-208 a. C) –un nativo de Ch’u que, astutamente, se paso al servicio del estado rival– en 213 a. C. Debe señalarse que tal acto de barbarie lo fue de enfrentamiento entre intelectuales, de los que una fracción impuso su criterio. Ello significó el fin de una situación de emulación intelectual que había impulsado la creatividad e independencia intelectual durante una docena de generaciones, y el comienzo del pensamiento único7.

Respecto a la Academia Chi-hsia el Shih chi8 comenta: «El rey Hsüan gustaba recibir escolares que hablaran de temas literarios. Confirió rangos a setenta y seis, tales como a Tsou Yen, Shun-yü K’un, T’ien P’ien, Chieh Yü, Shen Tao y Huan Yüan, a quienes nombró oficiales de rango superior. No tomaban parte del gobierno aunque si en discusiones. Los escolares en Chi-hsia fueron muy numerosos, tal vez cientos o miles». Shun-yü K’un fue un bien conocido sofista; T’ien P’ien, Chieh Yü y Huan Yüan fueron taoístas, como Shen Tao que fue también uno de los primeros legalistas, y Zou Yan o Tsou Yen quizá el más famoso de aquellos escolares en esos días y que fue uno de los principales responsables en el desarrollo de las teorías de las Cinco fases. Además de estos protagonistas, confucionistas como Mencius y Hsün-tzu; Sung Hsing clasificado como mohista o taoísta, y taoístas como P’eng Meng, Yin-wen y, probablemente, Chuang-tzu, también permanecieron durante más o menos tiempo en aquella Academia.

En la Academia Chi-hsia, como para Confucio, la educación era considerada como un proceso de autoformación en un modo de vida más que preparación vocacional. Como en Idea de una Universidad 9, la formación ética y moral era el eje del currículo. El capítulo titulado «El papel de la disciplina», del compendio conocido como Guanzi10 enseñanzas del maestro Guan, fue de lectura obligatoria por los jóvenes que acudían a Chi-hsia. A la vez y como hecho distintivo la tradición educativa china estuvo igualmente interesada en el desarrollo de habilidades como fin social, de ahí que la historia de la ciencia y tecnología chinas es larga y rica. Los «cuatro grandes inventos» de la China antigua –la brújula, la pólvora, el papel y la impresión– se encuentran entre los avances tecnológicos más importantes y que no fueron conocidos en Europa hasta finales de la Edad Media. A los anteriores habría que añadir el ábaco, las cometas, las primeras observaciones astronómicas de cometas, eclipses solares y supernovas, la fundición del hierro, la mecánica de relojería, las esclusas de los canales, el timón de codaste o la cartografía cuantitativa. A este respecto comenta J. Needham: «Durante los primeros quince siglos de nuestra era, la civilización china, cuyo desarrollo histórico no fue interrumpido por “edades oscuras", se mantuvo muy por delante de Europa en el terreno científico y tecnológico. Por otra parte, muchos descubrimientos e inventos procedentes de Oriente tuvieron una gran repercusión en el mundo Occidental, no sólo en el aspecto propiamente técnico, sino también en el ritmo de cambio de sus inestables estructuras sociales»11.

Los escolares de Chi-hsia debieron producir cientos de trabajos –entre ellos uno de los capítulos del Kuan-tzu, el Nei Yeh (Nèiyè, entrenamiento interior), escrito en el siglo iv a. C.– durante el tiempo que la Academia estuvo operativa, aunque solo unos pocos se salvaron de la quema de libros antes señalada y la posterior destrucción de la biblioteca imperial al final del periodo Ch’in. Poco se conoce sobre el pensamiento de muchos de los escolares de Chi-hsia o de la orientación ideológica de sus trabajos. En una atmósfera de tan intensa actividad intelectual debió tener lugar una gran amalgama de ideas tal como sucedió con conceptos taoístas y legalistas que dieron lugar a la conocida como doctrina de Huang-Lao (Huang Ti y Lao-tzu). La influencia de la Academia Chi-hsia puede seguirse hasta los clásicos del T’ai chi –arte marcial considerado como una práctica físico-espiritual– como su fundador Chang San-feng (nacido, aprox., en 1270) y otros maestros filósofos. La Academia alcanzó su mayor esplendor durante los reinados de Hsüan y Hsiang, de Ch’i12.

De acuerdo al Shih chi «Shen Tao fue un hombre de Chao, T’ien P’ien y Chieh Yu lo fueron de Ch’i y Hun Yüan de Ch’u. Todos ellos estudiaron los métodos taoistas de Huang-Lao»; incluso destacados legalistas profundizaron en el estudio de las relaciones entre forma y nombre, ley y métodos, mientras basaban su doctrina en Huang y Lao. Hoy se reconoce que durante el periodo Han inicial, Huang-Lao representó una importante escuela de pensamiento político que combinó los conceptos taoístas y legalistas con los valores morales feudales del confucionismo tradicional. El pensamiento Huang-Lao se desarrolló al principio en los estados de Ch’i y Ch’u durante la cuarta y tercera centurias a. C. como legalista, con una orientación estrictamente pragmática intentando establecer una base teórica para su ideología y hacer al Legalismo más aceptable a las reglas firmemente arraigas en los antiguos estados del este de China haciendo énfasis en el origen de la ley en el Tao, en la temporalidad frente a la intemporalidad del taoísmo, la relación entre forma y nombre, la utilización de métodos políticos o técnicas de control gubernamental y la aceptación de las virtudes básicas confucianas13.

Fue en este periodo de las «cien escuelas de pensamiento» –época de expansión cultural e intelectual que abarcó los años c. 770-220 a. C.; la etapa más temprana se conoce como periodo de primaveras y otoños y como periodo de los reinos combatientes la más tardía– cuando la vida intelectual china fue más similar a la griega, apunta R. Collins14. En este último periodo, los debatientes se movían de una a otra corte recordando a los sofistas, quienes eran a la vez diplomáticos, refugiados o participantes en los planes de expansión helénica. Los filósofos griegos se inmiscuían no solo en las alianzas militares sino también en las intrigas internas de aristócratas contra demócratas. Por su parte, los tiranos griegos fueron pioneros en el patrocinio de diversos filósofos y al estilo de los primeros ministros de los estados chinos. En ambos casos ello elevó el prestigio de la comunidad intelectual.

La Academia de Platón comenzó justo antes que la Chi-hsia y sobre una tradición presocrática de la que careció esta última. Ambas se orientaron hacia el buen gobierno, pero tuvieron diferencias. Chi-hsia puso énfasis en la combinación creativa de diferentes ideas, se interesó por la práctica, el significado y la eficacia, y debatieron a puerta cerrada. La tradición Occidental, el pensamiento griego, se ocupó más de singulares y fue universal en la forma; se interesó por la teoría y la certeza e, interesada tanto por la sociedad civil como por el Estado abrió sus puertas a la discusión. Numerosos trabajos intentan compensar la asimetría hasta ahora existente en el estudio comparado de las filosofías Oriental y Occidental desde los puntos de vista metodológico, metafísico, epistemológico y ético15.

La Academia Chi-hsia estuvo más avanzada en algunos aspectos pero fue más dependiente del Estado que la platónica; también muy pocos estados siguieron el ejemplo del de Ch’i que cuando declinó condicionó el eclipse de la Academia. Por ello no tuvo la influencia de la Academia de Platón o del Liceo de Aristóteles. Chi-hsia consiguió fusionar mediante innovación por oposición las diferentes corrientes del pensamiento chino, lo que representó, paradójicamente, el principio del fin. La dinastía Han suprimió la diversidad y asumió la educación superior como una preparación de burócratas o funcionarios. «Cuando la innovación por oposición terminó –comenta R. A. Harnett la energía intelectual se disipó y las instituciones declinaron». Chi-hsia no se consolidó como la referencia de la educación superior en China pero ha tenido una influencia residual que representa un potencial para el desarrollo de las universidades chinas en la actualidad. El método de Chi-hsia de amalgamar opuestos también sugiere un potencial de mestizaje de las formas Orientales y Occidentales de educación superior y organización social. La cuestión es –se pregunta S. Marginson16– qué elementos de esas respectivas tradiciones en gobierno, organización social y educación pueden ser útiles en ese alambicaje, sin duda necesario, para crear algo nuevo. Algo que evite una preocupación cada vez más extendida: Europa como problema. «China se ha convertido en el primer país exportador del mundo, ¿se convertirá también en exportador de sus ideas17? Además la Academia Chi-hsia tiene algo que aportar a otro tema sobre la mesa: la multiculturalidad, interculturalidad, derechos humanos y de cómo evitar el choque de culturas y civilizaciones en el mundo. Por qué no retomar la «innovación por oposición».

Pedro R. García Barreno

Real Academia Española


* El día 19 de enero de 2017, asistió al pleno académico de la RAE el hispanista chino Prof. Lu Jingsheng. Ejerce de catedrático de Filología Hispánica en la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghai, Coordinador de Español en el Comité Nacional de Asesoramiento para Cursos Universitarios de Lenguas Extranjeras del Ministerio de Educación de China y Colaborador de la Oficina Comercial de España en Shanghai. El Prof. Jingsheng hizo entrega de un ejemplar del Gran Diccionario Español-Chino de Sun Yizhen, Lu Jingsheng et al. Beijing: Editorial Comercial, 2010. Sirva de reconocimiento a su labor hispanista este artículo sobre la Academia Jixia.

  1. Richard A. Hartnett with a foreword by Zhang Boshu, The Jixia Academy and the Birth of Higher Learning in China. A Comparison of Fourth-Century B.C. Chinese Education with Ancient Greece, New York/Ontario/Wales, The Edwin Mellen Press in Lewiston, 2011. Libro de referencia.

  2. Joshua J. Mark, «Ancient China», Ancient History Encyclopedia, www.ancient.eu/china [13/03/2017].

  3. Richard A. Hartnett, ibídem, pág. 1.

  4. Randall Collins, «Innovation by Opposition: Ancient China», The Sociology of Philosophies: A Global Theory of Intellectual Change, Cambridge, Mass./London, England: The Belknap Press of Harvard University Press, 1998. Comparative history of intellectual communities, Part i: Asian paths, cap. 4, pág. 137.

  5. W. Allyn Rickett, Foreword Derk Bodde, Kuan-tzu. A repository of early chinese thought. A translation and study of twelve chapters, vol. i, Hong Kong University Press, Hong Kong, 1965.

  6. W. Allyn Rickett, «Kuan-tzu and the newly discovered texts on bamboo and silk», Charles Le Blanc & Susan Blader, eds., Chinese Ideas about Nature and Society. Studies in Honour of Derk Bodde, Hong Kong, Hong Kong University Press, 1987.

  7. Randall Collins, ibídem pág. 145. Wolfram Eberhand, A History of China, pág. 43.

  8. Burton Watson, translator, Shih chi - Records of the Grand Historian of China. New York: Columbia University Press, 1961.

  9. John-Henry Newman, La primera edición del año 1852, lleva por título Discourses on the Scope and Nature of the University, y reúne nueve conferencias y lecciones impartidas por Newman ese mismo año. En 1858 publicó otras once conferencias y lecciones pronunciadas entre 1854 y 1858, con el título Lectures and Essays on University Subjects. Finalmente, en 1873 reunió ambas obras en el mismo volumen titulado The Idea of University, Londres, Pickering, 1873. Miguel A: Martínez-Sánchez & Jorge Cáceres-Muñoz, Cauriensa 2015; x: 335-358. La Idea de Universidad del Cardenal John Henry Newman, https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5324108.pdf [20/04/2017].

  10. W. Allyn Rickett & Zhong Guan,   Guanzi: Political, Economic, And Philosophical Essays From Early China - A Study and Translation, Vol. i, Revised Edition, C & T Asian Translation Series, 1988, Vol. ii, Princenton Library of Asian Translations, Princenton University Press, 1988.

  11. Joseph Needham, with the research assistance and collaboration of Wang Ling, Science and Civilization in China, London/New York: Syndics of the Cambridge University Press. Vol. i, 1954: Introductory orientations; vol. 3, 1959: Mathematics and the sciences of the heavens and the earth.

  12. Joseph Needham, with the research assistance and collaboration of Wang Ling, Science and Civilization in China, London/New York: Syndics of the Cambridge University Press. Vol. i, 1954: Introductory orientations; vol. 3, 1959: Mathematics and the sciences of the heavens and the earth.

  13. Joseph Needham. The Grand Titration - Science and Society in East and West. George Allen & Unwin, Ltd., 1969. Versión castellana de Rosa Martínez Silvestre y María Teresa de la Torre Casas (revisión por Luis García Ballester), La gran titulación. Ciencia y sociedad en Oriente y Occidente para Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1977. Joseph Needham, «The historian of Science as ecumenical man: a meditation in the Shingon temple of Kongōsammai-in on Kōyasan», en S. Nakayama & N. Sivin; pág. 1-8.

  14. Randall Collins, ibídem, pág. 145.

  15. David Wong, «Comparative philosophy: Chinese and Western», Edward N. Zalta, Uri Nodelman, Colin Allen & R. Lanier Anderson, eds., Standford Encyclopedia of Philosophy, Standford: Center for the Study of Language and Information, Standford University, 2014, https://plato.stanford.edu/entries/comparphil-chiwes/ [20/04/2017].

  16. Simon Marginson, «Richard A. Hartnett: The Jixia academy and the birth of higher learning in China», Higher Education 2014, 68: 323-324. https://www.researchgate.net/publication/263285106_Richard_A_Hartnett_The_Jixia_academy_and_the_birth_of _higher_learning_in_China_2011_297_iv_pp [20/04/2017].

  17. José D. Barquero, Discursos de Ciencias Económicas y Sociales en la Real Academia, Madrid/Barcelona/ Palma de Mallorca, Mc Graw Hill Education & Furtwangen Editores, Funda-ción Universitaria ESERP, 2015, cap. ii, «La economía China-Un reto para Europa», pág. 65. http://josedanielbarquero.es/wp-content/pdflibros/69242_Txt_DISCUROS_Barquero.pdf [20/04/2017].