EL PEREGRINAJE CORTESANO DE LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO ENTRE ESPAÑA E ITALIA A TRAVÉS DE VEINTIOCHO CARTAS INÉDITAS *


Boletín de la Real Academia Española
[BRAE · Tomo XCVI · Cuaderno CCCXIV · Julio-Septiembre de 2016]
http://revistas.rae.es/brae/article/view/162

Resumen: Estas páginas ofrecen la edición y el estudio de veintiocho cartas hológrafas inéditas de Luis Gálvez de Montalvo (1549-1590), enviadas al cardenal italiano Ascanio Colonna (1560-1608), junto a un borrador de carta del cardenal en respuesta, que se conservan en el Archivo Colonna. Su lectura permite escuchar la voz del autor de la Fílida en calidad de secretario de nobles y su análisis, desde la óptica de la historiografía sobre la corte, permite reconstruir su trayectoria literaria y cortesana por España e Italia durante los últimos siete años de su vida, al servicio de Colonna en España y Roma entre 1583 y 1588 y, más tarde en Sicilia, al servicio del virrey Diego Enríquez, Conde de Alba de Liste, desde la primavera de 1588 hasta su muerte en 1590.

Palabras clave: Luis Gálvez de Montalvo; cardenal Ascanio Colonna; corte; epistolaridad; mecenazgo.

THE COURTLY PILGRIMAGE OF LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO: FROM SPAIN TO ITALY THROUGH TWENTY-EIGHT UNPUBLISHED LETTERS

Abstract: The pages present and analyse the twenty-eight unpublished holograph letters written by Luis Gálvez de Montalvo (1549-1590) and sent to the Italian Cardinal Ascanio Colonna (1560-1608), plus a draft response from the Cardinal, which are preserved in the Colonna Archive. Reading them is an opportunity to hear the voice of the author of La Fílida in his capacity as a secretary to noblemen, and their analysis from the perspective of historiography on the court enables us to reconstruct his literary and courtly career in Spain and Italy during the last seven years of his life, at the service of Colonna in Spain and Rome from 1583 to 1588, and later in Sicily, at the service of Viceroy Diego Enríquez, Count of Alba de Liste, from spring 1588 until his death in 1590.

Keywords: Luis Gálvez de Montalvo; Cardinal Ascanio Colonna; court; letters; patronage.


Entre los documentos conocidos de Luis Gálvez de Montalvo (Guadalajara, 1549-Palermo, 1590) contábamos con un memorial elevado a la Cámara de Castilla en 1585 y con la edición de una carta de 1587 dirigida desde Roma a Diego de Silva y Mendoza, Duque de Francavila (futuro Conde de Salinas), cuando ejercía de secretario al servicio del cardenal italiano Ascanio Colonna1. Esta escasez de información sobre el autor de El pastor de Fílida (1582), tenido por uno de los amigos estrechos de Miguel de Cervantes en los años de La Galatea (1585), indujo no pocas veces a los estudiosos a rastrear las posibles huellas de su biografía que pudieran subyacer en su libro de pastores, en tanto se fraguó como obra en clave en la tradición pastoril de la segunda década del siglo xvi2. Martínez San Juan, en su repaso crítico de los estudios literarios sobre el escritor alcarreño, ya denunció que a partir de tan escasa documentación directa sobre el escritor toda la crítica ha aceptado tanto lo biografiado por Rodríguez Marín como las conjeturas y suposiciones derivadas de los lances amorosos de la Fílida3. En páginas recientes, no obstante, se ha logrado perfilar un estudio más preciso y novedoso de la trayectoria vital y cortesana de Gálvez de Montalvo a la luz de la rica e inédita documentación de archivo conservada en el Archivo Colonna, ubicado en la Biblioteca Statale en la abadía benedictina de Santa Scolastica en Subiaco (Roma)4. De dicha documentación, aquí se ofrece la edición de las veintiocho cartas hológrafas que Gálvez y Colonna se intercambiaron entre 1583 y 1590 (veintisiete pertenecen a Gálvez, y una al cardenal Colonna)5. Al epistolario de Gálvez, en suma, cabe sumar otras dos cartas, ya conocidas: la dirigida por Diego de Silva y Mendoza, Conde de Salinas, a Gálvez de Montalvo en 1588, en respuesta a la de Gálvez que Rodríguez Marín dio a conocer en 19276.

Dada la complejidad y extensión de todos los datos que tejen el campo político y el campo literario en el entorno del cardenal y aristócrata italiano, por cuestión de espacio en estas páginas solo apuntaré a los factores clave para abordar la lectura del epistolario editado7. Por lo que respecta a su biografía, se ha situado su nacimiento en Guadalajara en torno al año 1549. Se sabe que ejerció como paje y después como gentilhombre en la casa de don Enrique de Mendoza y Aragón, nieto del cuarto Duque del Infantado, a quien dedicó su Fílida en febrero de 1582. No se tiene ninguna evidencia del paso del escritor por la Universidad de Alcalá, aunque constan sus contactos con personalidades del entorno universitario. Su conocimiento del mundo cortesano viene avalado por su trayectoria profesional en el entorno de los Mendoza, reflejado de manera idealizada en su libro de pastores8. De su fama como escritor cortesano son ya proverbiales las palabras del cura en el escrutinio de la librería de la primera parte del Quijote, cuando le llega el turno a El pastor de Fílida: «No es ése pastor –dijo el cura–, sino muy discreto cortesano: guárdese como joya preciosa»9.

Según el memorial de Gálvez elevado a la Cámara, habría participado en la guerra de Granada en 1568. A raíz de esta experiencia dice haber escrito las Doce elegías de Cristo, cuyo elogio figura asimismo, bajo el título de Libro de la Pasión, en el Cancionero (1586) de Gabriel López Maldonado. Las elegías de Cristo se tuvieron por perdidas hasta la reciente identificación parcial de dicha obra poética en el seno del cancionero corsiniano n. 970 (44-A-21) de la Biblioteca de la Accademia dei Lincei (Roma)10. El segundo documento que se conocía lo constituye la carta ya citada que Gálvez de Montalvo remitió desde Roma al Duque de Francavila en julio de 1587. En ella se quejaba con cierta virulencia de la vida romana y le anunciaba la dedicatoria de la traducción de la Jerusalén conquistada de Torquato Tasso11. En este punto desaparecía el rastro de Gálvez de Montalvo hasta la conjetural fecha de su muerte en el hundimiento de una pasarela sobre el mar en Palermo, construida para recibir al virrey –se ha dicho– en 1591 (fecha errónea, pues dicho recibimiento al Virrey tuvo lugar en diciembre de 1590, como testimonia el epistolario del Virrey de Sicilia con Colonna). La multitud provocó que el muelle construido cediera, provocando que los asistentes cayeran al agua y murieran ahogadas unas treinta personas. A la muerte de Gálvez en este suceso se refirió Lope de Vega en la silva IV de su Laurel de Apolo (vv. 219-226). Posteriormente, Rodríguez Marín reforzó la hipótesis del ahogamiento de Gálvez al detectar una nueva alusión en el acto primero de La viuda valenciana12. En esta obra, Lope afirma que Gálvez murió en el mar con hábito de San Juan de Jerusalén, de la Orden de Malta. Ahora, las cartas de Gálvez con Colonna permiten documentar con cierto detalle la petición de dicho hábito de San Juan, aunque no he llegado a constatar si tuvo o no éxito dicha pretensión.

La etapa española de Gálvez de Montalvo (1583-1586) en Valladolid y Madrid

Las cartas del autor de la Fílida abarcan un período de siete años, que comienza el 6 de junio de 1583 y finaliza el 10 de junio de 1589. Los lugares consignados al final de las epístolas y las referencias internas permiten trazar el itinerario de la biografía del escritor, que pasa por Valladolid, Madrid, Roma, Belitre, Palermo y Pozzuoli (Nápoles). Del conjunto de veintisiete cartas autógrafas del escritor, quince pertenecen a su etapa española y se envían desde Valladolid y Madrid entre julio de 1583 y octubre de 1585. Todo parece indicar que Gálvez entró al servicio directo del Colonna en febrero de 1584 en calidad de secretario; con él estará hasta mayo de 1588, fecha en la que cae en desgracia con el cardenal y se instala en Palermo al servicio del virrey de Sicilia.

La primera carta conservada data de 6 de julio de 1583 y proporciona las primeras noticias de la relación entre el escritor y el joven estudiante de Salamanca Ascanio Colonna, apenas un año después de la publicación de la Fílida, dedicada a Enrique de Mendoza (carta 1). A lo largo de su vida Gálvez estuvo al servicio de tres nobles: don Enrique de Mendoza y Aragón (hasta 1583), Ascanio Colonna (1583-mayo de 1588) y Diego Enríquez de Guzmán, Conde de Alba de Liste (1588-1590). En su conjunto, las cartas de 1583 (cartas 1-3) sitúan a Gálvez en Valladolid, donde se encuentra activando pleitos en la Chancillería, al parecer de su señor don Enrique de Mendoza (carta 6). Según nos cuenta en su carta, allí ha tenido ocasión de compartir algunas celebraciones festivas con Juan Bautista de Vivar, quien figura asimismo entre los más estrechos corresponsales de Colonna, y cuyas dotes poéticas tiene en menos que las de Pedro de Padilla (carta 3)13. De todas ellas, merece ser destacada la carta de 22 de julio de 1583 (carta 2): alberga una rutinaria petición de merced a favor de un tal Jerónimo de Oteo, pero en el margen sobrante el poeta engasta a modo de cierre un soneto amoroso de corte petrarquista –del que no se tenía constancia–, de igual modo que haría cuatro años más tarde en la carta ya conocida dirigida al Duque de Francavila14.

Del 1584 nueve son las cartas conservadas enviadas por Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, todavía desde Valladolid, donde sigue activando pleitos en la Chancillería, «de oidores en relatores toda la vida» (cartas 4-12). La primera, de 23 de enero, presenta al escritor como recién llegado a la villa y comunica las primeras noticias sobre sendas visitas a Isabel Zapata e Inés de Mendoza, con quienes el noble italiano mantiene una relación epistolar (carta 4). Encontramos pinceladas sobre el clima del lugar y alusiones al pasar del escritor, «vecino de los teatinos y de San Benito», donde escucha sus sermones (carta 6). A vuelapluma deja incluso entrever el viejo debate sobre la licitud del entretenimiento de las comedias (carta 5). Menudean las súplicas del escritor a su nuevo señor para que le informe puntualmente de su inminente regreso a Roma, pues Gálvez desea aprestarse para el viaje (carta 6). Las cartas del mes de agosto de 1584 albergan las noticias sobre la muerte del virrey Marco Antonio Colonna, padre de Ascanio, y dan noticia de la escritura de «una elegía al triste suceso que ahora lloramos» (carta 12).

De 1585 se conservan dos cartas de Gálvez a Colonna, enviadas ahora desde Madrid, y una tercera dirigida a Sor Inés de Mendoza. El autor de la Fílida parece instalado en la corte madrileña. Contienen sendas peticiones de merced para dos pajes llamados Oriz y Galindo, así como las diligencias que se hacen en torno al encargo de un escritorio, mueble que jugó un papel importante como lugar de escritura y receptáculo para la custodia de documentos.

La etapa italiana de Gálvez de Montalvo (1587-1590) en Roma y Palermo

Por cuanto atañe a la etapa italiana de Gálvez de Montalvo (1586-1590), se conservan trece cartas (cartas 16-28). Hay un vacío epistolar de más de dos años y medio entre la última carta de 18 de octubre de 1585 y la siguiente, de 21 de mayo de 1588 (a excepción de la carta enviada al Duque de Francavila en 1587, que dio a conocer Rodríguez Marín). Ese vacío epistolar corresponde al tiempo en que estuvo al servicio del cardenal. En Roma comenzó la traducción de la Jerusalén conquistada de Torquato Tasso y puso en circulación sus perdidas Elegías de Cristo, tal y como revela el cancionero corsiniano n. 970 (44-A-21) de la Biblioteca de la Accademia dei Lincei (Roma); en este sentido, las cartas enviadas a Colonna desde Valladolid van dando noticia del estado de la tramitación de la aprobación y licencia de impresión de las Elegías de Cristo. Por otro lado, de haberse concluido y conservado la traducción de la Jerusalén, Gálvez se habría convertido en el primer asimilador peninsular de las ideas poéticas de Tasso, varias décadas antes del Pinciano, reclamado por los estudiosos como el primer asimilador de las ideas teóricas tassianas en España.

Por dos cartas de 1585 inmediatas a su incorporación al servicio directo del cardenal, sabemos que Gálvez salió de Madrid a finales de octubre de ese año camino de Alcalá de Henares (cartas 14 y 15). Sabemos también que el recién nombrado cardenal se hallaba en Barcelona en diciembre de 1586, con el objetivo de embarcar para Italia, donde arrivó a comienzos de 1587. Entre otros servidores, debieron de acompañarle Luis Gálvez de Montalvo y Pedro Fernández de Navarrete. Desde Roma, Gálvez escribió aquellas duras palabras contra «la vida de Roma» a don Diego de Silva, Conde de Salinas, afirmando no bastar «la mucha merced que el cardenal me haze para poderla sufrir». Gálvez no describe en qué consistían exactamente sus tareas junto al cardenal, a las que se refiere como «el servicio de mi amo»15. Sabemos que prosigue con sus afanes literarios en la traducción de la Jerusalem del Tasso, que quiere dedicar a su interlocutor, y le pide le «haga merced» escribiendo al propio Ascanio Colonna, porque «allá todo el mundo aguarda mi prosperidad en su servicio». Esto es lo que sabemos respecto a la estancia romana del autor de la Fílida. Como parte de las tareas de secretario que Gálvez desempeñó en la escritura y copia de cartas, las mediaciones celestinescas –tan caras a la biografía de Lope de Vega– formaron parte del ejercicio de la pluma al servicio de un gran señor. La identificación de su letra en un buen número de cartas de Colonna y, de manera muy numerosa, en cartas dirigidas a mujeres de la corte española ocultas bajo sobrenombres poéticos (Marfira, Lisarda, ninfa Castalia, Silena, Elisa, Lisia…) me permite afirmar que el autor de la Fílida ensayó los conceptos amorosos y el estilo de los libros de pastores en buena parte de las cartas que el cardenal dirigió a sus amigas, durante su residencia en España y, más tarde, desde la curia pontificia. La función del escritor fue la de redactar originales de cartas de carácter amoroso que después fueron pasadas a limpio y corregidas por Colonna. Así lo confirman los borradores conservados con anotaciones y tachaduras del Colonna sobre la escritura de Gálvez de Montalvo.

El 21 de mayo de 1588 dirige una larga carta a Colonna desde Velletri, a las afueras de Roma, en la que lamenta su huida precipitada de la ciudad eterna (carta 16). Algo ha ocurrido. Aunque el pliego no entra en detalles, cierta carta enviada por Gálvez a España que contenía una «burla» –como nos dice– bien podría haber sido la causa de la desavenencia definitiva entre el Colonna y Gálvez. Huye sin «licencia» para partir y la pide ahora por escrito. Gálvez se encamina a Sicilia en «un rocín matado» (carta 16). A las pocas semanas lo hallamos ya al servicio de Diego Enríquez de Guzmán y Toledo, V Conde de Alba de Liste y virrey de Sicilia (1585-1592). Nada se sabía acerca de esta relación con la Casa de Alba en los últimos dos años de la vida del autor de la Fílida. Aunque cae en desgracia con Colonna, este le dispensa a distancia un trato de favor al congraciarle con sus parientes españoles, los Condes de Alba. Desde la corte palermitana el escritor tratará de recuperar la gracia de Colonna y asumirá la defensa de los intereses del cardenal en el entorno siciliano, tales como su candidatura a la abadía del Parco, al virreinato de Sicilia y al arzobispado de Palermo. Por la primera carta desde Sicilia, de 25 de noviembre, el escritor insta al cardenal a pretender nuevas mercedes. Desde allí se remitirán el resto de cartas conservadas hasta el 20 de abril de 1589, junto a las dos últimas, que se envían desde Pozzuoli entre mayo y junio de ese año (cartas 26 y 27). En ese punto de la costa napolitana, donde se encuentra acompañando a su señora camino de los baños termales de Isquia, vuelve a perderse el rastro del escritor.

El nombramiento de arzobispo de Palermo recaería en el obispo de Agrigento. Se trata de Diego de Haedo, quien figura como autor de la Topographia e historia general de Argel que su sobrino homónimo daría a la imprenta en 161216. Haedo fue también fiscal de la Inquisición en el proceso contra fray Luis de León y más tarde inquisidor en el reino de Sicilia. Por carta de 9 de febrero de 1589, sabemos que Gálvez se encuentra apoyando ya la pretensión de Ascanio Colonna al arzobispado de Palermo. En ella se da cuenta de las cartas que los Condes de Alba enviarán a la corte española para apoyar las pretensiones de Ascanio Colonna. Se acuerda que el Conde de Alba escribirá a Felipe II y la Condesa de Alba hará lo propio con don Antonio de Toledo –hermano del Conde de Alba de Liste, y compañero de Cervantes en el cautiverio– y con don Cristóbal de Moura, «de quien pende toda la importancia»; y advierte Gálvez: «hablando en secreto con V. S. Illma., el buen Marqués de Velada poco puede más que nada, y ansí no hay para qué V. S. Illma. se canse en encomendarle este negocio» (carta 20). El Conde de Alba de Liste era asimismo primo hermano del Marqués de Velada, a quien poca capacidad de influencia se le atribuye en la corte por aquel año de 1589. Cristóbal de Moura, cuya carrera cortesana se gestó en el entorno de la princesa doña Juana y del Príncipe de Éboli, figura ya como ministro poderoso en los primeros años de su consolidación política. Asimismo, le recomienda que envíe cartas al Conde de Chinchón, próximo a Mateo Vázquez, y que el Papa envíe su carta a Felipe II. Aunque los Condes de Alba apoyaron la pretensión de Colonna con el envío de tales cartas, estas no surtieron el efecto deseado. En definitiva, en su «exilio» siciliano, el escritor parece estar al día de los entresijos clientelares y de la capacidad política de los ministros españoles. Emplea ese conocimiento para apoyar en lo posible las pretensiones de su antiguo señor y se vale también del poder de sus nuevos protectores para alentar al cardenal. A lo largo de todas las cartas de su etapa siciliana, Gálvez expresó constantemente su deseo de congraciarse de nuevo con Colonna y poder regresar a Roma. La última carta de Gálvez data de 10 de junio de 1589, y se remite desde Pozzuoli, durante el viaje a los baños de Isquia en el que acompaña como mayordomo a su señora la Condesa de Alba (carta 27). Se constata que el 16 de septiembre de ese año aún vivía, gracias a la mención que de él hace su señora la Condesa de Alba en una de sus cartas a su deudo el cardenal Colonna, remitida desde Palermo17. Aunque no he localizado ninguna otra mención expresa de Gálvez, sí he identificado las últimas cartas autógrafas del escritor, en calidad de secretario, fechadas en Palermo el 21 de marzo y el 8 de abril de 1590, firmadas por María de Urrea, Condesa de Alba.

Durante los años de 1589 y 1590, las cartas de los Condes de Alba dirigidas a Colonna continúan la tónica de las peticiones de merced, felicitaciones y expresiones retóricas de afecto y lealtad. La triste noticia del hundimiento del muelle en el mar, construido para recibir al virrey de su viaje por el reino de Sicilia, llegará al cardenal en carta firmada en Palermo el 1 de enero de 1591. La única descripción que teníamos de este accidente pertenece a la carta dedicatoria de la Topographia e historia general de Argel. La Condesa de Alba hace una breve mención del suceso al cardenal Colonna, el 1 de enero de 1591:

Las [manos] de V. S. Illma. besa el Conde. Ha muchos días que trae poca salud y el ser menos en Mesina nos hizo dar priesa a volver a esta ciudad. La desgracia que sucedió en la puente estando para desembarcar habrá V. S. Illma. sabido, y cuán cerca estuvimos todos de ser ahogados. Tiénenos lastimadísimos los que lo fueron. Sea Dios bendito y loado que lo permitió18.

Al dorso de la carta figura un «no se responde» con letra que parece del propio Colonna. Los Condes de Alba proyectaron el levantamiento de una capilla en acción de gracias por haberse salvado de morir ahogados y para ello solicitaron la merced del cardenal Colonna para que intercediese ante el Papa19. La correspondencia conservada de los Condes de Alba con Colonna se detiene en 1591, al mismo tiempo que el virreinato de don Diego Enríquez de Guzmán. Las siguientes cartas datan de los años 1602 y 1603, con tres cartas de cortesía del Conde de Alba remitidas de Toledo a Valladolid, justo en las fechas en que Ascanio Colonna se encuentra en la península camino de Zaragoza con el nombramiento de virrey de Aragón (1602-1604).

Aunque no puedo documentar con más datos la muerte de Gálvez de Montalvo en el hundimiento de la pasarela construida para recibir al virrey, ahora podemos conocer el paso del escritor por la corte siciliana, al servicio de los virreyes, desempeñando tareas de secretario y mayordomo. Con toda seguridad hubo de hallarse en el recibimiento de su señor, o muy seguramente en el séquito que lo acompañaba. En la primavera de ese mismo año los Condes de Alba habían emprendido su viaje por tierras sicilianas, pero su retorno hubo de adelantarse por la mala salud del Conde en Mesina. Efectivamente, el recibimiento del virrey tuvo lugar el 15 de diciembre de 1590. Las cartas permiten entender las circunstancias que rodean la hipótesis ya conocida de su muerte por ahogamiento en Sicilia, como apuntaban varias obras de Lope de Vega, que no tuvo lugar en 1591 como se ha venido repitiendo, sino a finales de 1590. Como anécdota, sabíamos que el poeta siciliano Antonio Veneziano –compañero de celda de Cervantes en el cautiverio argelino, y destinatario de su poema laudatorio de 1579 que comienza «Si el lazo, el fuego, el dardo, el puro hielo»– era una de las voces críticas en contra del gobierno del virrey español y satirizó este trágico suceso en sus composiciones20. Por ello fue de nuevo confinado en la Vicaría de Palermo, donde moriría de forma trágica el 19 de agosto de 159321. Diego de Haedo, nombrado ya arzobispo de Palermo, estuvo entre los salvados de morir en el mar, según relata la carta dedicatoria de la Topografía. Si Lope de Vega hizo mención en varias de sus obras a la muerte accidental de Gálvez de Montalvo, con hábito de San Juan, a la luz de las cartas comentadas podemos afirmar que probablemente lo sabía de buena tinta.

Las cartas de Gálvez de Montalvo aportan, en resumidas cuentas, un nuevo testimonio sobre la realidad social, literaria y vital de un escritor que se mueve en la esfera nobiliaria gracias a su empleo como secretario. Su carrera cortesana aparece figurada como un ascenso que encuentra en el cardenal Colonna el «remate» de sus «peregrinaciones», en palabras del escritor (carta 3). Este ascenso difícil se formula como peregrinación, un viaje cargado de devoción y de servidumbre en pos de la estela nobiliaria, en el que una vez más se comprueba cómo el oficio del escritor abarca muy diversas facetas en la temprana modernidad, que van de lo meramente literario a las tareas de secretario y agente de grandes señores.

Criterios de edición

Los textos han sido editados de acuerdo a una serie de criterios establecidos teniendo en cuenta las peculiaridades fonético-fonológicas del período en el que se escribieron. Se normaliza según los usos actuales cuando la variación no tiene carácter distintivo, como es el caso de la acentuación, el uso de mayúsculas, la puntuación y la separación de párrafos. Las abreviaturas se desarrollan (hermano en lugar de hno., tiempo en lugar de tpo., besa las manos en lugar de b. l. m., etc.) en su forma moderna, a excepción de las fórmulas de tratamiento más abundantes (V. S. Illma., V. S., etc.), que se mantienen abreviadas. Se respetan, por tanto, los cambios en la grafía en los casos de variación fonética: se mantienen los grupos consonánticos cultos -ct-, -pt-/-t-, -cc-/-c- (delante de e, i), y -es-/-ex-; las vacilaciones en el timbre de las vocales átonas, la asimilación de la -r del infinitivo delante de los pronombres personales (perdonalle), la contracción de la preposición de con los pronombres o adjetivos demostrativos (deste, dese, della, etc.) y la metátesis en imperativos (significalde, juzgalde). Los lugares del texto que plantean dudas se señalan mediante (?) y si hay algún breve pasaje ilegible, en ocasiones por mala conservación del pliego o tachaduras, mediante [].

La serie de documentos que se editan a continuación proceden del epistolario de Ascanio Colonna, clasificado en el fondo llamado Carteggio di Ascanio Colonna, perteneciente al Archivo Colonna (identificado con la abreviatura ACS), y que se custodia en la Biblioteca Statale del Monumento Nazionale di Santa Scolastica, en Subiaco (Italia). Las cartas citadas se conservan sin ningún tipo de encuadernación, y están ordenadas en carpetas por año y, dentro de cada carpeta, las cartas se organizan de manera alfabética atendiendo al apellido de los corresponsales, sin indicación de número de folio. Las signaturas correspondientes a cada documento se indican al inicio de cada texto aquí editado, señalando, por tanto, el autor de la carta, el destinatario, el lugar (si se indica), la fecha (si consta) y el fondo del que proceden. De manera general, las cartas de Gálvez de Montalvo presentan un buen estado de conservación, son hológrafas, están escritas en folio y presentan una letra de tipo humanística bastarda de muy buena factura.

Carta 1. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 6 de julio de 1583. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

Si valiera mi deseo, yo estuviera sirviendo a V. S. Illma. desde que tuve ventura de ser su criado, pero porque no me cueste tan barata no me acaban de despachar estos señores. Dios se lo perdone, que yo no lo pienso hacer. Ojalá fuera mi pleito de arte que le pudiera fiar de otra diligencia y poner toda la mía en lo que tanto me va, como gastar la vida en servicio de V. S. Illma., que quisiera para esto ser cien hombres y, para ocupar poco, medio del que soy. Solo un consuelo tengo en mi dilación, y es que no puede ser larga, aunque ya menos será corta.

Vivar llegó a tiempo de toros secos y tan secos como espárragos. La fiesta dejó de ser bonísima como Vivar lo dirá, y por esto no pondré yo en ella mi lengua indina. No escribo a V. S. Illma. después que se partió, porque basta haberse partido sin traerlo a la memoria a quien es mi señor y he de procurar por todas vías el contento, y yo soy gran recentador destas llagas, como es moneda que siempre me corre.

Aquí a mi lado juntico a mí está una prima que al más primo hará torzuelo. Mándame que de su parte bese las manos a V. S. Illma. Ansí lo hago y la muchacha lo lee. Y porque con esto quede el gusto dulce, Nuestro Señor la Illma. persona y estado de V. S. guarde y acreciente como deseo. De Valladolid, y de julio 6 de 1583,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio Colonna mi señor. Gálvez de Montalvo. De julio, 83.

Carta 2. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 22 de julio de 1583. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

Aquí supliqué a V. S. Illma. escribiese a Roma en favor de Hiéronimo de Oteo, hombre de mucha habilidad y buena suerte, para que allá sea favorecido en sus pretensiones, y V. S. Illma. me dijo que me haría esta merced. Ahora es el tiempo de más importancia y el portador desta, mensajero cierto. La carta sea para criado de V. S. Illma. o de Marco Antonio mi señor, o para otra persona que lo tome de veras. La señora Isabel Zapata está muy tierna en esta ausencia de V. S. Illma., pero más me parece que está el Marqués con su hermana del abad, que es por momentos el verla. Yo pudiera picudear más largo, mas harto tiempo me queda para cansar a V. S. Illma. Dios ponga en corazón a estos jueces que me despachen de aquí, para que yo me vea donde tanto deseo. Y Nuestro Señor la Illma. persona y estado de V. S. guarde y aumente como deseo. De Valladolid, y de julio 22 de 1583,

Illmo. señor, besa a V. S. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

No son guiadas tus saetas de arte
que hieran menos al que más se avise.
El que una vez entre tus hierros pise,
no querrá libertad en otra parte.
No tendrá envidia el que supiere amarte
al que en favor con las estrellas frise,
ni son tus lazos, soberana Nise,
de los quel tiempo a desatar es parte.
Llega a la vista, de la vista al pecho,
del pecho al corazón, y de él al alma
pasa la fuerza de tus ojos tiernos,
por quien las flechas hacen bien su hecho.
De los hierros amor lleva la palma,
y son los lazos justamente eternos.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio [Colonna] mi señor, etc. 22 de julio. 83 de Gálvez de Montalvo.

Carta 3. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Madrid, 29 de noviembre de 1583. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

La merced que V. S. Illma. me hace es ya de manera que desconfío de poderla estimar como debo o, a lo menos, demostrar lo que la estimo. Y nunca creí menos desde el día primero que besé a V. S. Illma. las manos, que en esta ventura estuvo el remate de mis peregrinaciones y el principio de mi seguridad con esta misma. Crea V. S. Illma. que trataré siempre de su servicio, que yo espero en Dios que se verá en el deseo con que lo procuro.

Sea muy en hora buena la resolución de Marco Antonio mi señor que, pues Su Excelencia ansí lo ordena, bien se deja entender que será lo más importante al sosiego de V. S. Illma. Dejemos esta tierra de penuria y sirvamos a V. S. en la suya, que aunque acá sea conocido, allá más y mejor, y sin duda es todo poco lo de acá para lo que V. S. Illma. merece. Suplico a V. S. mande que se me avise cuándo será la cierta hora de la partida, porque yo me apreste con cuidado a jornada en que tanto me va. Y a la hora me partiera, si no por dejar orden en un poquillo de hacienda, que es tan poco que eso es el mayor embarazo y ansí si fuere de importancia lo dejaré luego. V. S. Illma. sea servido de mandarme avisar y el sobre scripto diga que se dé a la señora doña María de Montalvo, en la Madre de Dios de Constantinopla, que es una hermana de ese niño a quien V. S. Illma. ha hecho merced, que para mí fue la mayor del mundo porque han visto mis tíos lo mucho que en el servicio de V. S. valgo.

El gran Marqués de Távara está aquí muy vivo cortesano. Ojalá mi señora la marquesa pariera otro muchacho con que no se mudara compadre, que por prisa que V. S. tenga pienso que aceptará el cargo. A Vivar quisiera por acá algún día para que me atropellara a este desvanecido de [Pedro de] Padilla en el repente, que en el pensado muchos hay acá que lo hacen. Unas Elegías de Cristo dirigidas a V. S. Illma. presenté en Consejo habrá ocho días y se remitieron a un gran fraile de Sant Augustín que se llama Pinelo. Estalas viendo con mucho gusto. Cuando no haya lugar de estamparlas acá, mejor se hará en Roma, donde ruego a Dios vea yo a V. S. Illma., con aquel acrecentamiento de estado y vida que los suyos deseamos. De Madrid, y de noviembre 29 de 1583,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio Colonna mi señor, abad de Santa Sofia. Salamanca. Gálvez de Montalvo. 29 de noviembre 83.

Carta 4. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 23 de enero de 1584. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

Yo no voy a parte do no halle la mucha merced que V. S. Illma. me hace. El cielo todo me ayude a servir una parte de tan gran deuda, que se atropellan mi obligación y mi insuficiencia. Mas el deseo espero que hará las paces, que suele ser conseguidor de grandes cosas si ayuda ventura, y esta no me puede faltar mediante el favor de V. S. Illma., que tan adelantado está en mis importancias.

A la hora que llegué vi a la señora Isabel Zapata, y dice que me inviará carta para V. S. Si lo hace, irá con esta, y la señora doña Inés de Mendoza está sentidísima de V. S. Illma. y con razón que no se le puede negar, porque se acuerda V. S. de todo el convento y ella se queda en el tintero, no quedándose jamás atrás en la voluntad de servir a V. S. Y ansí es gran fuerza que le deshaga este agravio tan notable cuando V. S. Illma escriba. Aquí se acaba todo lo que sé de Valladolid porque soy recién llegado, que a pocos días tendré más que escribir a V. S. También me dice don Diego Pacheco –y digo el autor por si no fuere ansí– que el Marqués de Villafranca viene aquí dentro de dos días y que ya está tomada casa para su señor. Ojalá fuese verdad, que no echaría yo menos nada el tiempo que aquí estuviese si no es esa casa de V. S. Illma. que, como me va tanto en verme de asiento en ella, dilátame este bien mi fortuna. Nuestro Señor guarde y prospere la Illma. persona y estado de V. S. como puede. De Valladolid, y de enero 23 de 1584,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio [Colon]na mi señor. Valladolid, 1584. De Gálvez Montalvo de 23 de enero.

Carta 5. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 18 de febrero de 1584. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

Siempre esperé que la ventura se declarase de mi parte y ahora veo que con entera satisfación lo ha hecho, pues tanta merced recibo de V. S. Illma. Y pido a Dios que ansí como me conozco obligado, ansí acierte a mostrar mi reconocimiento. Suplico a V. S. Illma. mande que yo sea avisado de su partida o estada, que me cuesta algunas horas de sueño y me parece muy barato por ser tiempo tan bien entretenido. Deste lugar no hay cosa de importancia. Habrá ocho días que comiendo con el señor don Pedro de Toledo y dándole cuenta de la salud de V. S. Illma. se nos comenzó a quemar la casa y con las palas de la cocina derribamos media pared. Su señoría es gran primo de V. S. Illma. y está muy deseoso de conocer tan gran deudo con un trato muy largo. Nuestro obispo pasado de Sigüenza don Juan Manuel, predica dos días cada semana en esta iglesia mayor y cierto con letras y ingenio y, lo que es más en él, que no pasa predicando de la hora y quéjase de los canónigos que quieren comer temprano y de los maridos que dan licencia a sus mujeres para cuatro horas de comedia y para sola una de sermón. Las carnestolendas han sido muy melancólicas, porque todo este pueblo lo está. Díceme la señora Isabel Zapata que desta fruta (?) no falta a V. S. Illma. y creo que será con templanza, porque a quien Dios dio tanto valor no se le asconderá lo poco que vale todo lo del mundo. V. S. la Illma. persona y estado de V. S. guarde y acreciente como en mi alma deseo. De Valladolid, y de hebrero 18 de 1584,

Illmo. señor, besa a V. S. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio Colonna mi señor, etc. Valladolid, 1584. De Gálvez Montalvo, de 18 de febrero. Respondida.

Carta 6. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 6 de marzo de 1584. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

En lo que fuere mostrar el deseo que del servicio de V. S. Illma. me sobra (ya que la obra me falte), pienso tomarme licencia algo más adelantada que de criado tan humilde como debo ser. Hoy comenzaré quejándome de que V. S. Illma., a lo menos, no mande al menor de esa casa que me escriba, porque estoy siempre aguardando la voz que me ha de llamar para la partida de V. S. Illma., que ha de ser para mí felicísima jornada cuando no saque della sino morir sirviendo a tal señor.

Mis pleitos van con la mayor priesa que yo les puedo dar, pero si necesario fuere dejallos condición fue sacada cuando a ellos vine, donde estoy hecho un piélago de melancolía de oidores en relatores toda la vida y haciendo la venia a mil ambiciosos, pero otros mil tengo con quien consolarme que, con serme muy aventajados todos, son pocos los que hallan tanto lugar como yo. Quiera Dios que a la sentina no se muden los aires, que sentiría la descomodidad de don Enrique en medio del corazón, que es buen caballero y me ha sido buen señor.

Ayer supe que V. S. Illma. había escrito a fray Juan de Castro, pero no le hallé para preguntarle. Hoy le pienso topar donde suelo, que es en casa de su tío, que es mi solicitador y donde él de ordinario acude. Está muy gran predicador esta cuaresma, aunque yo no lo sé de haberle oído, porque soy vecino de los teatinos y de San Benito y aquí oyo mis sermones, pero todo el lugar sigue al buen fray Juan con mucha satisfación. Tres días ha que supimos la llegada de don Juan de Granada a la fortaleza de Simancas, que todo el mundo le tenía ya por despachado. Vino con cuatro alguaciles de guarda en un carro y la prisión que traía era unos grillos en que venían él y un esclavo, sendos pies dentro. Dicen que por todo el camino vino muy conversable, pero cuando llegó a la vista de Simancas se entristeció de manera que no le podían volver en sí. Pues qué haría cuando se viese en el cubo del obispo que llaman porque allí fue un obispo preso y ajusticiado. Dios le tenga de su mano, que cierto el suceso ha sido muy para sentir.

Deste lugar son las nuevas que algunos días vemos la cara del sol y no es poco, porque las nieblas suelen estorbarlo por todo el invierno. Del secretario Pacheco he sabido que el despacho del privilegio de las Elegías de Cristo está ya en solo el presidente, pero no tengo allí quien haga diligencia que, a la verdad, poca bastará. Si V. S. Illma. escribiese a Juan de Ibarra que hablase al presidente sobre ello, le despacharían a la hora, pero no suplico yo esto a V. S. Illma. porque no quiero poner tanta autoridad en cosa de tan poca importancia. La señora Isabel Zapata tiene salud y la señora doña Inés de Mendoza gran deseo de servir a V. S., cuya Illma. persona y estado Nuestro Señor guarde y acreciente como puede. De Valladolid, y de marzo 6, deste corral de San Benito, de 1584,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio Colonna mi señor, etc. Alcalá. Valladolid, 1584. De Gálvez de Montalvo de marzo. Respondida.

Carta 7. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 14 de marzo de 1584. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

Con el ordinario pasado escribí a V. S. Illma. y por esto no será ésta más de para acompañar a la que va con ella, y ojalá lo hiciera yo, que más invidia he de la carta que sabré decir. Ayer se dieron aquí mil mojicones un alguacil mayor del Santo Oficio y un alcalde de los hijosdalgo que se llama Hinojosa. Está el lugar suspenso y escandaloso sobrello, porque han ido ordinarios del Santo Oficio y del Audiencia a Su Majestad y espérase un gran estallido. Lo que sucediere escribiré a V. S. Illma. Y ahora Nuestro Señor la Illma. persona y estado de V. S. Illma. guarde y acreciente como deseo. De Valladolid, y de marzo 14 de 1584,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] 14 de marzo 84. Silvestre de Montalvo.

Carta 8. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 1 de mayo de 1584. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

Chaves me dio la carta de V. S. Illma., y al primer ordinario respondí por la vía de Juan de Ibarra. No sé qué sea la causa de no haber llegado mi carta a V. S. Illma. si no mi desgracia. Después acá no he duplicado porque pensé haberme ido y las indisposiciones que por allá ha tenido un oidor de mi sala no le han dejado llegar acá, ni a mí allá. El consuelo desto es que ya le han llevado mulas en que venga y, en llegando, acabaré estos enfados y iré a recibir merced tan adelantada a mis méritos como es gastar la vida sirviendo a V. S. Illma., que cierto si pudiera con honra bastante para llamarme criado de V. S. Illma. desamparar mis pleitos ya lo hubiera hecho, porque el deseo y la obligación de ir a esa casa me aprietan más de lo que sabría significar.

Don Juan Bravo tiene en estas audiencias el padre (?) alcalde, porque es deudo de uno de los principales oidores dellas. Lo que yo pudiere hacer por servirle será con voluntad y deseo de acertar y pues es la primer cosa que V. S. Illma. me manda bien se dejará creer mi intención. Beso a V. S. Illma. los pies por la mucha merced que me hace, que cierto no sería mucho perderme de desvanecido. Dios me saque de aquí y me lleve donde me importa tanto, y la Illma. persona y estado de V. S. guarde y acreciente como puede. De Valladolid, es hoy día de San Filipe y Santiago de 1584,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio Colonna, mi señor, etc. Porte 8 maravedís. Alcalá. Valladolid, 1584. De Gálvez de Montalvo, de primero de mayo.

Carta 9. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 19 de julio de 1584. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

En Santisp.º [sic, por ¿Sancti-Spíritus?] me dieron un susto que no se le pienso perdonar en mi vida, por lo menos. Me certificaron que V. S. Illma. era pasado en Italia y quisiera ser Olimpia para quejarme en tan gran desamparo. Después me certificó Chaves que V. S. Illma. estaba en Alcalá. Buenas nuevas le dé Dios y ansí lo dije a la señora Isabel Zapata, que estaba casi tan triste como yo. Por amor de Dios V. S. Illma. nos escriba, que como dice un cantar español, papel y tinta poco le cuesta, y díganos V. S. Illma. de la venida de Marco Antonio mi señor y qué tiempo estará por acá Su Excelencia. Crea V. S. Illma. que estamos necesitadísimos de toda esta merced y favor, y con esto me partiré luego deste destierro placiendo a Dios, el cual guarde y acreciente la Illma. persona y estado de V. S. como deseo. De Valladolid, y de julio 19 de 1584,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio Colonna, mi señor. Valladolid, 1584. De Gálvez de Montalvo, de 19 de julio.

Carta 10. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 15 de agosto de 1584. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

Más acertado fuera llorar callando la muerte de Marco Antonio mi señor, pues dijeran más las lágrimas de mi buen corazón que las razones de mi mal ingenio, pero porque no se quede cosa por hacer he querido ejercitar la pluma con los ojos. V. S. Illma. perdone y enmiende los defetos de ese papel. Pluguiera a Dios que no hubiera ocasión de escribirle porque V. S. Illma. no la tuviera de tanto dolor, ni los criados de esa casa de tal sentimiento. Yo pienso llegar casi tan presto como este papel. Nuestro Señor la Illma. persona y estado de V. S. guarde y acreciente como puede. De Valladolid, y de agosto 15 de 1584,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio Colonna, mi señor. Alcalá.

Carta 11. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 16 de agosto de 1584. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

La muerte de Marco Antonio mi señor me tiene de manera que me fuera partido no haber conocido a V. S. Illma., aunque creo que sin esta fuerza me obligara al mismo sentimiento la pérdida universal. Sea Dios loado por el tiempo que prestó a la tierra tan gran amparo della y por el gualardón que le está dando de su alta virtud, y acá témplese el llanto con el conocimiento de su holganza, puesto que nuestra pérdida sea dina de eterno sentimiento. Esto a mí me lo digo, que a V. S. Illma. no es necesario que se le diga nada, que sabe tan bien lo que debe hacer, como lo que es forzado a sentir.

Yo tengo, Illmo. señor, acabados mis pleitos y aunque con poco provecho con mucho honor. Mi voluntad y deseo de servir a V. S. Illma. es la que siempre fue. Suplico a Dios me dé gracia para acertar. Mande V. S. Illma. lo que es servido que haga porque lo haré a la hora y seguiré a V. S. Illma. por todo el mundo y me parecerá brevísimo viaje. Y porque entiendo que las ocupaciones de V. S. Illma. no son para intervalos de tan poco momento, no diré más. Nuestro Señor la Illma. persona y estado de V. S. Illma. guarde y acreciente como puede y los suyos deseamos. De Valladolid, y de agosto día de San Roque de 1584,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio [Colonna] mi señor, etc. Alcalá. Valladolid, 1584. De Gálvez de Montalvo, de agosto. Respondida.

Carta 12. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Valladolid, 4 de septiembre de 1584. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

En tanto mal como el tiempo me ha hecho llevándose a Marcantonio mi señor bien es menester tanto bien como el que V. S. Illma. me hace, con la merced tan continuada de su favor y amparo. Suplico a Dios me enseñe a servir a V. S. Illma. como lo hace a desearlo. Yo me partiera a la hora si hubiera sacado una ejecutoria de una sentencia en favor que, por haber estado el semanero de mala voluntad, no se me ha despachado, pero en toda esta semana se hará y en la que viene saldré de Valladolid. He comenzado una elegía al triste suceso que ahora lloramos. No sé si el dolor me dejará decir algo, pero al menos servirá de llorar mejor. V. S. Illma. no me haga merced de mandarme escribir, porque la carta no me hallará en este lugar. La señora Isabel Zapata está sentidísima de la muerte de Marco Antonio mi señor y muy sola sin ver letra de V. S. Illma., y ansí se aprovecha de lo que puede, que es guardar las de don Juan Bravo de Acuña. Nuestro Señor la Illma. persona y estado de V. S. guarde y aumente como puede. De Valladolid, y de septiembre 4 de 1584,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. señor Ascanio Colonna, mi señor etc. Alcalá. Valladolid, 1584. De Gálvez de Montalvo, de 4 de septiembre.

Carta 13. Copia de carta de Luis Gálvez de Montalvo a Inés de Mendoza, s. l., 16 de marzo de 1585. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illma. señora:

Yo tenía escrito a V. M. doliéndome de que se hubiesen perdido las cartas que ahora recibo, que no era menos el sentimiento de Ascanio mi señor, y ansí me había su S. Illma. mandado que las buscase con toda diligencia, porque juntamente con las demás excelencias que Dios le quiso dar, tiene esta de estimar lo que es digno y conjeturar todo lo que puede ser de buen gusto. Y esta vez saliole cierto muy particularmente, porque la carta de V. M. le ha dejado con toda la satisfación que de tan cabal mujer se puede desear y ansí la tiene por suya, la carta digo, que V. M. ya yo he dicho a su S. Illma. que es de tantos que no es de nadie, supuesto que es muy buena y honrada, cual haga Dios mis cosas. Muchas me manda Ascanio mi señor que diga a V. M. de su parte y señaladamente que puede V. M. tener esta casa por suya y al dueño por proprio, con poder de confirmarle en el deudo que fuere servida, advertiendo que el de primo es más regocijado y menos escrupuloso.

El soneto es tan bueno como hecho de dos tan capaces personas y por solo él holgara el orador haber compuesto la oración y cuantas al cielo envía el padre fray Juan de Castro, que ya acá se sabía la mejoría de su salud y de esta gracia confirmada queda plenaria la información y todo el mundo mejorado por esas manos reales y ese ingenio para más encarecerle de doña Inés de Mendoza, que fue cortada en la mejor sazón de luna que ha parecido en el cielo.

En esotra carta doy a V. M. el pésame de la partida del señor don Rodrigo de Mediano. Recíbala V. M. como cosa de la mano de Dios, que cuando un colegial se cierra otro se abre, dejado que cara tan redonda y tan clara nunca la tuvo el dotor Bartolomé. Vuelvo a Ascanio mi señor, que ya entre su S. Illma. y V. M. no ha de haber cosa partida. No es el color y eso porque nadie merece el de V. M. y, puesto que esto tuviese esceptión, con su S. Illma. no quiere abrir la puerta que en el mundo sea de nadie merecido. Si agora no da la muy morena una zapateta daré yo un relincho que, en verdad, en verdad que me estoy en mis trece de entender que el color de V. M. cuece y amasa, y todo lo blanco y rubio es bueno para rendirse a nuestra intención.

Sea muy en hora buena vuelta mi señora doña Beatriz a su casa que a fe que, si bastase estar malos en Illescas para volvernos todos allá, que nos fuésemos allí a adolecer antes hoy que mañana. Mas no querría que fuesen dolencias viejas la causa de su tornada. Hermosa causa sería. No me tengan por malicioso, que más son V. S. Illmas. en pensarlo. Dígale V. M. a mi señora doña María Osorio que se engañó muy de lo fino en creer que yo le dije coplas: a prima ni hermana, ni las hice en mi vida. V. M. me las hace a mí por momentos y creo que es por disculpar las maldades que en esta vida me tiene hechas. Pues esto crea como pura verdad: que estimé siempre la sombra de V. M. más que a todo el mundo de primeras.

A la Juana haría Dios mucha merced en llevarla de esta presente vida y la escusa no menos en ponerla ahí, donde serán mil las ganancias para ella y sola la pérdida no haber sido muchos días ha.

Ascanio mi señor envía a V. M. su oración en latín y toda su voluntad en romance. Si viniese otro soneto sería pan y mejoría. No quiso su S. Illma. imprimirla de romance por no le parecer por algunos respetos, pero en esa se recopiló la sustancia de ella como se verá. V. M. la honre, que será echar el sello a todas las demás alabanzas. Otro ordinario llevará los papelejos míos que V. M. manda, que ahora no hemos de revolver la guitarra con el salpterio, y será este pliego grande.

A la Antonia de soluta y cuartanavía y melcamilas [sic] beso otras tantas veces las manos y aun estoy por decir a doña Margarita de Ortega que no soy nada olvidadizo, sino que por evitar prolijidad no habrá cortedad que yo no haga. No se olvidó la diligencia de ver a la del Valle y, si no, veré a la del Val, que no me lo podrá quitar la madre de las doncellas. Dice mi amo, porque esta carta remate en bien y en contento, que V. M. no se descuide de hacerme merced, que su S. Illma. y todos los de su casa la han de servir y ansí importa que el logro sea general y veamos cartas de V. M. para alivio de otras muchas que combaten y matan. Adiós señora, que guarde a V. M. y la dé algo de lo que merece, que para cumplir con todo no hay caudal de esperanza en mi deseo. Son 16 de marzo de 1585.

Carta 14. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Madrid, 13 de octubre de 1585. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

En este punto acabé de ser informado que este paje que estaba recibido sirve a don Pedro Arias y desto no tuvo noticia Jusepe de Espinosa. Si con este azar V. S. Illma. es servido que vaya a servir, yo le llevaré. Si no, aquí está Galindo, el de Valladolid, bien conocido de Espinosa y de gentil talle y brío y muy músico. V. S. Illma. sepa de Espinosa si hace a su cuento, que él llevará la aprobación del Marqués de Távara, que le conoce por suyo. Y si V. S. Illma. es servido que Oriz haga diligencia con su amo para que V. S. Illma. le reciba, todo sea V. S. Illma. servido de avisármelo. Este escritorio que se está haciendo de ébano y marfil es linda cosa, contadorcillo de doce cajones y uno grande de puerta. Dice este maestro que le dan por él sin echarle de viaje ochocientos reales. Lizarazo dará esta misma relación a V. S. Illma., cuya Illma. y Rma. persona Nuestro Señor guarde y estado acreciente como deseo. De Madrid, y de octubre 13 de 1585,

Illmo y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] De Gálvez de Montalvo, de 13 de octubre.

Carta 15. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Madrid, 18 de octubre de de 1585. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. señor:

Ni ya hay paciencia para estar aquí, ni disculpa para dilatarlo más, y ansí me iré mañana como el diablo se apareció a San Benito, sin moneda de rey ni otra cruz sino la crismal. Y no tengo mucha pena, que Dios es grande, puesto que Anaya y el mercader Núñez me prendan, que la cárcel para los hombres se hizo. A don Pablo envío a suplicar me envíe un rocín en que irme, porque sin duda no hay en este lugar una mula a peso de plata y esta es la causa que ayer no me fui. Oriz lleva esta y en casa de su amo hice la diligencia que convenía. Él salió de allí como hombre honrado y creo hará ahí otro tanto. Nuestro Señor la Illma. y Rma. persona y estado de mi tan soberano señor guarde y acreciente como deseo. De Madrid, y otubre 18 de 1585,

Illmo. y Rmo. señor, besa los pies a V. S. Illma. su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Madrid. De Gálvez Montalvo, de 18 de octubre.

Carta 16. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Velletri (Roma), 21 de mayo de 1588. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Ayer a estas horas escribiera yo con mejor tinta y más bien cortada pluma, pero pues ya no hay nada bueno para mí conviene hacerme a las armas, que las mejores serán nulam sperare salutem. Muy poco se me pone delante de los ojos, que he servido cuatro años, ya que con poca diligencia, con mucha fe y amor, ni que cuando no me cataren pudiera ser rico y honrado, ni que se hablará de mí con libertad entre los que lo hacen sin causa, cuánto más habiéndola tan grande que pueden decir que me fui de mi amo como mozo de mulas. Lo que siento es perder la presencia de V. S. Illma. y dejar de oír su voz, que Dios es verdad que se me hace el corazón pedazos.

Maldito sea el día que tan inconsideradamente yo envié aquella burla a España, que después acá durmiendo o velando no veo sino imágines de muerte. Estas sombras crueles me hacen huir de sosiego, de la comodidad y de mi señor verdadero. Bastante es la causa de esta fuga, pero la forma no me escusará con quien como V. S. Illma. no tuviera noticia de lo que pierdo en hacella. Yo me voy a Sicilia y desde allí me iré a España. Y sea maldita mi alma si ella ni el cuerpo tuvieren jamás lugar caduco o eterno donde no sea el nombre de V. S. Illma. su cielo. Desde ahora, Excmo. Señor, he yo de comenzar a ser criado de su casa, que hasta aquí no lo he sido, ni fortuna me ha dado lugar a tanto bien. No me voy sin licencia, que desde aquí la pido, ni pongo duda en que me la dé quien me ha dado tanto que no le queda ya otra cosa que poderme dar. Y por no cansar a V. S. Illma. le suplico considere cuánto mejor será que, mandándome llamar, digan «señor, hase ido», que no que, entrando a consistorio oya V. S. Illma. decir que aun no se me da lugar para hacer testamento.

Mucho he deseado servir a V. S. Illma. en esta vida, mas nunca pasó el deseo de la obra que hago en asegurar su respeto de tan peligrosa pesasumbre. Si miradas mis razones y mi igual desdicha, ese ánimo angélico de V. S. Illma. se moviere a piedad de mí, mostrará muy bien quién es y si se enojare verase quién es mi ventura. Y huyendo yo de un daño daré en otro peor y no será la primer vez que me haya acontecido. Mire V. S. Illma. cual voy con un solo cuello de camisa y dos espuelas izquierdas. Lo demás que llevo o es prestado o lo debo. Dejo mi fama en poder de muchos que me quieren mal y va mi cuerpo sobre el de un rocín matado. Y mal me haga Dios si sé dónde me voy, que aunque llegado a Sicilia seré ocupado, qué señor puede hallar quien deja el que yo dejo y el que será fuerza llorar toda la vida.

Suplico a V. S. Illma. y Rma. se sirva de hacer mil pedazos este papel, porque nadie sepa la causa de mi partida. No se mueva escándalo y podrá V. S. Illma. decir que yo le he pedido licencia después de habérmela tomado a uso de las monjas de Génova para irme a ver a Nápoles y a Sicilia. Y si esto no le diere gusto a V. S. Illma., mire lo que se le da, que a solo este se ha de posponer la vida y la honra. Y con esto Nuestro Señor Dios guarde la Illma. y Rma. persona de V. S. Illma. como puede. De Velitre [sic, por Velletri ], y mayo 21 de 1588,

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. y Rma. los pies este criado, pobre de suerte, pobre de suerte, pobre de suerte.

[Sobrescrito:] No es más de Luis de Montalvo disculpándose de su necedad.

Carta 17. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Palermo, 25 de noviembre de 1588. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Este buen fraile me ha rogado que escriba a V. S. Illma. y yo, que me tenía gana, de buena manera V. S. Illma. reciba mis cartas en paciencia que, mientras Dios me diere vida, no se pueden escusar. Llegamos habrá cuatro días de Trapani, adonde fue mi señora y el Conde por su intención solo a ver aquella devota imagen de la Anunciada, que cierto es mucho de ver. Habiéndome confesado y comulgado allí, supliqué a Su Majestad que guarde la Illa. persona de V. S. y le encomendé la pretensión de la abadía del Parco, que como pasamos por allí, creciome la gana de ver a V. S. Illma. señor de Partinico que, aunque muy cercano a la morisma, ya en la sala no hay casa que no tenga su torre y cuando moros vienen, defiéndense muy sin daño de sus casas. Si Dios fuere servido de que V. S. Illma. sea abad de allí, no dé V. S. Illma. la administración de aquella parte a otro que Lucas López, que como es valiente no osarán los ianagaes [sic] acostarse a la marina. Yo he sabido quel veedor fue racionero.

Si yo estuviera en Roma ahora, tuviera uno menos delante para ser proveído, pues verá V. S. Illma. cómo me voy allá en tiniendo dos o tres mil escudos, que aún no tengo la gana perdida de volver clérigo a España y llamarme capellán y hechura de V. S. Illma. Una cosa crea V. S. Illma., que hablando con el Conde digo siempre «el cardenal mi señor» y sus excelencias huelgan mucho dello y, si soy tan buen criado y mejor ausente que presente, pregúnteselo V. S. Illma. por vida del Marqués de Caín (?) a don Carlos de Ávalos, que pasará muy presto por ahí.

A la fe que soy hombre de muy buena ley y que con razón podría V. S. Illma. no tenerme tan desfavorecido, mas como dice aquel verso de Laínez, «poco vale razón a un desdichado». A muchos ha cogido V. S. Illma. en muy grandes ruindades y los ha perdonado y, a mí, que solo hice lo que tocaba al alma, no hay remedio de quererme perdonar. Pues nunca Dios me perdone, si no soy cada día más criado de V. S.

Acabamos de enterrar al arzobispo de Palermo, que aunque era muy cristiano y limosnero, no era amado. Dejó muchas arcas de moneda y mucho ajuar de casa. Principio pudiera ser este arzobispado en poder de V. S. para ser juntamente virrey deste reino. A pocos años vale 20 mil ducados y esta alternativa no se da a regnículo. Acá son muchos los opositores y entrellos el obispo de Girgento [sic, por Agrigento] y el de Cefalú, que es Gonzaga, el que fue general de los franciscos. Con la abadía del Parco y este arzobispado, pudiera V. S. Illma. venirse a Palermo y esperar todo buen suceso. V. S. Illma. me perdone que, como le amo con el alma, querría verle en parte que, de donde alzase su pie, pudiese yo poner mis ojos. Véngame de la mano de Dios la centena del bien que a V. S. deseo, y Él guarde la Illma. y Rma. persona del cardenal Ascanio Colonna mi señor, con el acrecentamiento que puede. Amén. De Palermo, y noviembre 25 de 1588,

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado, pobre de suerte.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor el cardenal Colonna mi señor. Palermo, 1588. De Luis de Montalvo y noviembre 25. Respondida en []

Carta 18. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Palermo, 30 de diciembre de 1588. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Mi señora holgó tanto con la carta de V. S. Illma. y R. en recomendación de Aurelio Colonna que luego habló al Conde mi señor y le suplicó fuese acomodado este caballero. Su Excelencia buscó en qué y no halló otra cosa más a cuento que sobre las galeras deste reino, con prosupuesto de irle siempre adelantando como a cosa que toca a V. S. Illma. y Rma. Mi señora me mandó hiciésemos la respuesta y cuando se la llevé me dijo que quisiera fuera mucho más encarecida porque es muy prima de V. S. Illma., y yo prometí a Su Excelencia de cargarme la culpa de ser allí tan breve. Y ansí lo hago mandar a V. S. Illma., cuando nos torne a escribir, que advierta el secretario de decir «Illma. y Exma.», porque no dijo más en estotra carta de «Exma.», y el señor Alesandro Mathey, Montalto y Jesualdo, todos escriben al modo que yo digo y V. S. Illma., siendo deudo, aún tiene más obligación. Esta es advertencia mía, que mi señora con que quiera se contenta, que la hizo Dios tal, que aunque parece que está en este mundo tiene todas las raíces en el otro.

El señor Aurelio Colonna escribirá con la voluntad que yo he procurado que sea servido, y lo haré hasta que esté como su persona merece, pues por la menor desa casa daré la vida. Fácilmente dela Dios mil años a V. S. Illma. y Rma., y su Illma. y Rma. persona guarde y estado acreciente como deseo. De Palermo, y diciembre 30 de 1588,

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. y Rma. los pies su criado, pobre de suerte.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor Ascanio cardenal Colonna mi señor. Roma. Palermo, 1588. De Luis de Montalvo y diciembre 30. Respondida en 29 de enero de 1589.

Carta 19. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Palermo, 20 de enero de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Del licenciado [Pedro Fernández] Navarrete tuve una carta fecha la víspera de Pascua, y en ella me dice que quince días antes me había enviado dos de V. S. Illma., una para el Conde, otra para mi señora y otra para mí. Ésta tuvo la culpa de que no arrivasen acá, porque yo no merecía tan buenas Pascuas como tuviera hallándome con carta del cardenal Ascanio Colonna mi señor. Heles dicho a estos señores la pérdida destas cartas, y están con pena por si acaso importaban al servicio de V. S. Illma. y ansí me mandan que yo lo escriba. V. S. Illma. se sirva de mandarlas duplicar y que venga por la vía de Antonio de Sotelo, agente deste reino en esa corte, a quien Navarrete conoce bien y es hombre muy digno de que V. S. Illma. le conozca.

Ofréceseme decir a V. S. Illma. lo que hay acerca deste arzobispado de Palermo. Es tanta verdad que mi afición me hace hablar como lo es que nací para morir, y ayúdame el saber que en estos Condes bienaventurados hallará V. S. Illma. amistad y deudo para la pretensión, que aunque es ya llevada la nómina de lo de acá, diciendo que el obispo de Girgento es un hombre de letras, el de Zaragoza de mucha cristiandad, el de Cefalú que ha sido general de los franciscos y de una casa tan principal, y el señor cardenal de Terranova, hijo de tan gran ministro, nunca Su Majestad se determina tan presto que V. S. Illma. no tenga lugar de hacer sus diligencias por allá. Aunque llegasen a suplicar al Papa que escriba al rey sobre ello, estos señores por su parte harán maravillas. Lo uno por el deudo que con V. S. Illma. mi señora tiene. Lo otro porque, acabados los tres años que han de estar aquí, tendrán por cierto que suceda en esta monarquía un cardenal Colonna. Y si V. S. Illma. es servido que yo proponga aquí en monarquía y gran corte que lo envíen a suplicar a Su Majestad, lo haré, y sé que las cosas del Exmo. señor Marco Antonio Colonna son amadas de manera que, porque saben que soy criado desa casa, tengo mil amigos y señores que me hacen merced.

Bien creo yo que V. S. Illma. interesa poco en ser arzobispo de Palermo porque aún no son veinte mil ducados, pero será poco salir de Roma y venir donde será adorado. Sabe Dios que daría por verlo la mitad de la sangre del corazón, si pudiese con la otra mitad quedar hábil para el servicio de V. S. Illma. ¡Oh, qué vida tendría V. S. Illma. con estos señores! No echaría [de] menos a España, ni ellos a Zamora, con que ahora sienten su ausencia asaz. ¿Cómo enamoraría yo a V. S. Illma. de Sicilia, para que se determinase a esta pretensión? Las casas arzobispales no son como las que dejará V. S. Illma., mas son muy buenas. Una iglesia admirable, muchas prebendas en ella a su provisión, que se dan a españoles como a italianos, la vivienda de Palermo gustosísima, barata, fértil, abundante, condiciones blandas, la Casa Colonna amada como la del cielo, y que el ser virrey será tan cierto como estamos aquí hablando en ello, si ello está de Dios. Él moverá a V. S. Illma. a la pretensión, que yo creo que no está en más el conseguirlo.

Desta casa y corte no hay cosa nueva que avisar a V. S. Illma., salvo que Su Majestad ha acrecentado al Conde cinco mil ducados de salario que se quedarán para todos los virreyes que sucedan. Y por no cansar a V. S. Illma. más con carta tan larga y tan casera acabo. Nuestro Señor la Illma. y Rma. persona y estados de V. S. Illma. guarde y acreciente como puede. De Palermo y enero 20 de 1589,

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. y Rma. los pies su criado, Gálvez de Montalvo.

Si V. S. Illma. se determina de escribir a estos señores sobre este arzobispado, sea la carta del Conde de manera que él la pueda enviar a Su Majestad que, si no me pareciera mucho atrevimiento, yo hiciera oficio a V. S. Illma. de secretario della. Pero pues le dejé, no le merezco, ni es menester sino para escusar a V. S. Illma. el tomar la pluma, y ya sé con la facilidad que V. S. Illma. lo hace.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor Ascanio Colonna mi señor. Roma. Palermo, 1589. De Luis de Montalvo y enero 20. Respondida en 24 de marzo.

Carta 20. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Palermo, 9 de febrero de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Beata culpa que talem merced [sic] Con una carta de V. S. Illma. me hallo y puedo decir que sin ella no me podía hallar estando tan perdido. Sabe Dios que al alma no le podía venir en la tierra mayor contentamiento. Téngale años sin fin V. S. Illma., como yo su menor criado se le deseo, que en esto seré el mayor que jamás V. S. Illma. haya tenido y mi ventura bien corta, si no la tengo para mostrarlo ansí hasta que muera.

El caballero Jusepe [de Espinosa] llegó aquí habrá seis días, y el no venirse derecho a mi aposento fue por no saber la merced questos bien aventurados Condes me hacen y porque de mi señora la Duquesa traía orden de verse con el abogado fiscal Rao. Y ansí en su compañía vio al Conde la primera vez, y a mi señora dos en la mía. Sé decir a V. S. Illma. que han holgado con estas cartas muy mucho y ansí están determinados a procurarlo con todas sus veras, porque mi señora y yo lo habíamos platicado más de dos veces. El orden de escribir las cartas no está resuelto, mas díjome el Conde anoche que le parecía que sería mejor en la carta de negocios. Mirarse ha en ello y ya que a Rao se le ha dado parte, también en esto se le dará, y lo que acá acordáremos el Conde lo hará con el rey, y mi señora con el señor don Antonio [de Toledo] y, si pudiésemos, con don Cristóbal de Mora, de quien pende toda la importancia –porque, hablando en secreto con V. S. Illma., el buen Marqués de Velada puede poco más que nada y ansí no hay para qué V. S. Illma. se canse en encomendarle este negocio. El Conde de Chinchón tenga cartas de V. S. Illma. y si puede ser, de la señora Camila, y Su Majestad del Papa, que con las que irán de aquí tendrá V. S. Illma. su provisión tan cierta como lo es estarlo yo escribiendo. Crea V. S. Illma. que aquí se sabe mucho de materia de estado. Procure V. S. Illma. a don Cristóbal de Mora con cartas y ofertas. Verá si mi parecer es malo. Si V. S. Illma. ha de enviar a España proprio, no sé yo cuál como Jusepe, ni aún sé cuál mayor bobería que meterme yo en esto. Harélo en rogar a Dios sea como deseo, que será como V. S. Illma. merece.

Los que el virrey tiene enviados a Su Majestad en el nombramiento pasado son Diego de Haedo, obispo de Girgento, que fue inquisidor en este reino, y Gonzaga, obispo de Cefalú, que fue general de los franciscos, y el obispo de Zaragoza, que no sé cómo se llama. Es gente toda benemérita de letras y vida, pero yo sé con la diferencia y calor que el Conde nombrará a V. S. Illma., que cuando él dice que hará una cosa, es su palabra real infalible. El caballero creo yo que escribirá a V. S. Illma., pero no tiene otra cosa que decir más desto y lo que yo le hubiere informado de la voluntad destos señores. A mi señora le ha parecido que V. S. Illma. y mi señora la Duquesa pudieran escusar el trabajo de enviar proprio, y ansí mi señora me manda que diga a V. S. Illma. que toda esta casa puede tener por propria suya. Su Excelencia responderá a la de V. S. Illma. y a la de mi señora la Duquesa, y pienso que el caballero podrá partir luego en quiriendo y él me ha dicho que lo hará el lunes. Sigún esto, casi tan presto tendrá V. S. Illma. las cartas destos señores como esta mía, en que torno a certificar a V. S. Illma. delante de Dios que entiendo que la felice memoria de Marco Antonio mi señor no hiciera este negocio con más veras quel Conde le hará. Haga Dios por su bondad que en esta y en las demás cosas que a V. S. Illma. le dieren gusto haya el suceso que su mano puede dar, el cual la Illma. y Rma. persona de V. S. Illma. guarde con el acrecentamiento de estado que desea. De Palermo, y hebrero 9 de 1589,

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor el cardenal Ascanio Colonna mi señor. Roma.

1589, Gálvez de Montalvo.

Carta 21. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Palermo, 15 de febrero de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Siendo el caballero Jusepe portador desta y habiendo yo escrito a V. S. Illma. con el ordinario pasado largo, no será menester que ahora lo sea. Solo certifico a V. S. Illma. que tiene en el Conde y mi señora lo que pudo tener en padre y madre. Dios haga por su piedad que vean mis ojos a V. S. Illma. donde ellos le desean y tras su deseo se cumpla el mío, que será ver que V. S. Illma. manda a España y desde ella el mundo, pues todo es poco para ese valor que en mil mundos no habrá.

Dícese por acá quel gran condestable se casa con la sobrina de Su Santidad. Sea muy en hora buena. Por Cárdenas y Mirueña me huelgo yo, que fortuna no me consintió esperar tan felice tiempo, quizá por secretos juicios de Dios. Vayan los demás a España ricos y beneficiados, cosa que yo tanto deseé y tan mal se me cumplió, pero no iré pobre placiendo a Dios, que haciendo voy algo y cada día será más, porque me hacen mucha merced estos señores, de manera que llega a que me quieren muy bien. Mas, ¿qué recompensa puede haber de una hora de ausencia del cardenal Colonna mi señor? Sentimiento es este del alma, pero la carne enferma no da lugar a remedio. Ansí me le dé Dios, que parece juramento de doncella de Alcalá de Henares, que soy más criado ahora de V. S. Illma. que nunca. Ríese mi señora cuando me ve besar la firma de V. S. Illma. y pregúntame bonísimas cosas. El Conde está muy fiado en que será esto de que ahora se trata. Hágalo Dios como puede y la Illma. y Rma. persona de V. S. Illma. guarde y estado acreciente como puede. De Palermo, y hebrero 15 de 1589,

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

El traslado de la carta para Su Majestad nos encomendó el Conde a su secretario y a mí, que ambos encarecidamente escribiésemos a V. S. Illma. que en ninguna manera nadie la vea. Yo sé que con V. S. Illma. no son menester encarecimientos.

Copia de la que escribe mi señora al señor don Antonio [de Toledo]:

Lo que para el señor cardenal Ascanio Colonna se pretende obliga a que todos lo hagamos de su parte, por tantas que podemos tener el negocio por proprio y aunque en esa corte tiene tantos que lo son, he querido escribir a V. M. mi hermano, y suplicarle haga con muchas veras los oficios que pudiere, buscando con Su Majestad y ministros ocasión para ello. Su agente dará noticia del caso a V. M. y yo de nuevo torno, mi hermano, a suplicar (aunque siendo cosa que toca al señor cardenal sé que no he menester encarecerlo), haga V. M. de manera que se entienda con las veras que lo suplico. Con ellas lo hago a Nuestro Señor, que guarde a V. M. mi hermano como deseo. De Palermo, y hebrero de 1589.

La Condesa de Alba

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor Ascanio cardenal Colonna, mi señor.

Palermo, 1589. De Luis de Montalvo y hebrero 15. Respondida a 26 de marzo.

Carta 22. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Palermo, 17 de febrero de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Anoche 16 deste firmaron estos señores el despacho para Su Majestad y mi señora la Duquesa y el señor don Antonio, con el mismo gusto y alborozo que si V. S. Illma. fuera su hermano mayor, como V. S. Illma. verá por las cartas que ambos a V. S. Illma. escriben. Ahora se me antoja a mí decir a V. S. Illma. todo lo que acá ha pasado en este despacho que, aunque el caballero Jusepe lo sabrá decir, no soy menos criado que él de V. S. Illma.

Llegado aquí, se fue al abogado fiscal Rao como venía instruido y a la verdad ha sido echarse cargo que no era menester. Y la venida del caballero también pudiera escusarse si las cartas que V. S. Illma. me había enviado antes llegaran, pero como el caballero las hubo habiendo él de venir, hizo bien en detenellas, aunque fuera abreviar tiempo y costa quedarse y enviarme las cartas, pues allende del mucho lugar que tengo con mis amos era negocio tratado entre mi señora y mí, como se lo tengo escrito a V. S. Illma. en más de dos cartas, de suerte que sin duda mi diligencia bastara y bastará para cuanto destos Condes bien aventurados V. S. Illma. quisiere.

Rao habló al virrey diciéndole la venida del caballero, ya que era de suerte que a la noche mi señora me lo dijo. Y me dio la carta de V. S. Illma. y la de mi señora la Duquesa, y aunque el caballero había ya vístome, habíame encubierto la venida como si yo fuera el obispo de Cefalú. No sé qué fue su intención. En fin, yo le puse con mi señora y con el secretario, que es el que trae toda esta máquina a una mano muy dignamente, porque es un cabal hombre y muy servidor de V. S. Illma., como lo dice en su carta. El abogado fiscal se fue tomando tanta parte en el negocio que el caballero no parecía embajador sino portador y ansí, habiendo yo cobrado el despacho anoche a las dos horas de la noche y dádosele aquí en mi aposento, el Conde me hizo llamar y me mandó que le tornase a cobrar y se le enviase al abogado Rao, porque le había suplicado que se le enviase a él. Yo envié al caballero por el despacho y él en persona le trujo, y le metí en su presencia al Conde, el cual le entregó a su secretario y le mandó escribir un billete para Rao, diciendo lo que el Conde deseaba servir a V. S. Illma. y que aquel era el despacho. El secretario lo hizo ansí y aunque el caballero se sintió un poco desto, con su buena discreción se fue conmigo al secretario y le habló y se despidió. Hoy en todo el día no le he visto, ni he salido de casa esperándole para que se despida destos señores. Debe haber estado en la ocupación del otro negocio de la dote de mi señora la Condesa de Melgar. Si mañana viniere, le pondré luego con el Conde y mi señora.

El secretario escribe a V. S. Illma. con el despacho, remitiéndose a mí, y a la verdad lo que él dice que me comunicó también lo ha hecho el Conde. Esto es que no fue Su Excelencia de parecer que V. S. Illma. enviase al rey carta suya, ni hiciese proprio para ello, sino que él en estilo de nómina escribirá a Su Majestad, y que si el Papa quería ayudar en esto, que fuese por el mismo estilo, como dijo a V. S. Illma. Este era el parecer del Conde, pero el caballero Jusepe y el abogado Rao se resumieron en que se escribiese la carta para si V. S. Illma. la quiere enviar. Y con el primer ordinario Su Excelencia en carta de negocios hará oficio por V. S. Illma. con Su Majestad sin decir que ha escrito carta particular, de suerte que V. S. Illma., llegado el caballero –que yo creo llegará esta mía primero–, podrá tomar el parecer que le diere más gusto. Pero el de enviar proprio a España no le parece al Conde que es menester, porque el rey siempre va despacio en estas provisiones y, aunque la quiera hacer en V. S. Illma., no se resolverá con el proprio que fuere tan presto que no sea la costa mucha y en balde, porque dadas las cartas no tiene otra diligencia ninguna que hacer y para dallas bastará Lizarazo, y ellas han de hacer la cosa, que no el que las llevare. El capítulo que el Conde escribirá a Su Majestad en la carta de negocios acerca desto, que será a seis o siete del mes que viene de marzo, le trasladaré y enviaré a V. S. Illma.

Si V. S. Illma. se resolviere en enviar proprio, muy bueno será el caballero Jusepe y tan secreto que aun de mí se guardará y de Lizarazo si fuere menester. Y si a V. S. Illma. le parece mejor que vaya por sola la vía del Conde, avíseme V. S. Illma. luego y escriba al Conde como yo escribiré a V. S. Illma. el parecer que había tenido Su Excelencia, y que ansí a V. S. Illma. le parece que se haga. Y con esto el Conde hará un oficio muy más esforzado que el que se piensa hacer en la carta de negocios, porque habiendo de ir solo convendrá ansí. No tengo otra cosa que decir a V. S. Illma. acerca desto.

Anoche llegó aquí la sentencia contra el obispo de Catania. Queda suspendido y pienso que preso. Certifícanme que monseñor Corrionero tomará posesión del obispado muy brevemente.

Don Vasco de Mendoza, capitán de infantería en este reino, me escribió desde ahí cómo besó a V. S. Illma. las manos y le dió mi carta y la merced que V. S. Illma. me hace. Hágasela Dios siempre a V. S. Illma. en cuanto mano pusiere y a mí tan grande que acierte a servir a V. S. Illma. como lo deseo. Tornará por ahí este caballero. Envíele V. S. Illma. a mi señora alguna imagencica de aquellas que V. S. Illma. enviaba a España, que la estimará esta señora con el alma, y don Vasco la trairá muy seguramente. Y ahora, en la primera carta que V. S. Illma. enviare a mi señora de agradecimiento, le diga V. S. Illma. que Su Excelencia le avise qué quiere de Roma y que cuando el capitán don Vasco vuelva por ahí, se lo enviará, aunque sin su licencia le dará de la fruta de esa tierra, que es imágines. Mire V. S. Illma. si he perdido los aceros de atrevido criado pues escribo estas menudencias. Mandará V. S. Illma. que las cartas que a estos señores vinieren se sobrescriban a mí y se den a Antonio de Sotelo, agente deste reino en esa corte, que le conoce muy bien [Pedro Fernández de] Navarrete, y no hay camino más presto ni más seguro.

También se sirva V. S. Illma. de escribir al secretario y agradecerle una carta que dio al caballero para Francisco González su hermano, para si fuere proprio a España, que muy cumplidamente le reciba y encamine. Dios lo haga todo de su mano, y la Illma. y Rma. persona de V. S. guarde y estado acreciente como puede. De Palermo, y hebrero 17 de 1589,

Illmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor el cardenal Ascanio Colonna mi señor.

1589, Gálvez de Montalvo.

Cerrando esta carta a las diez horas de la noche entra el caballero, y me da las que aquí van. No puede ver a estos señores, que están retirados. Yo se lo diré mañana.

Carta 23. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Palermo, 10 de marzo de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

El abogado fiscal pienso escribirá a V. S. Illma. y Rma., con la voluntad quel virrey toma lo que al servicio de V. S. Illma. toca y ahora principalmente en la carta de negocios para Su Majestad, y ansí en esto yo puedo abreviar. Su Excelencia y la de mi señora la Condesa desean saber si el casamiento del gran condestable es efetuado, para enviar a V. S. Illma. y a mi señora la Duquesa y a esos señores el parabién. Suplico a V. S. Illma. se sirva de mandar que se me avise. Cosa nueva no se ofrece de que dar a V. S. Illma. cuenta y, en la que yo diere a Dios, sé que será bastante descargo del servicio, que a V. S. Illma. debo el deseo que tengo de acertar en él. Su Majestad me ayude y aumente y guarde la Illma. y Rma. persona y estado de V. S. Illma. como puede. De Palermo, y marzo 10 de 1589,

Illmo. y Rmo. señor, besa los pies a V. S. Illma. y Rma. su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor Ascanio Colonna mi señor. Roma. Palermo, 1589. De Luis de Montalvo y marzo 10. Respondida en 24 de marzo.

Carta 24. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Palermo, 5 de abril de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Con el pasado di el parabién a V. S. Illma. y Rma. del casamiento del gran condestable y ahora ruego a Nuestro Señor haya tenido V. S. Illma. muy buenas Pascuas. Mi señora también las da a V. S. Illma., que no podrá V. S. Illma. creer cuán su amiga y prima es. Todos los días del mundo hablamos un rato en el cardenal Colonna y en las excelentes virtudes que Dios le dio y díceme: «¿cómo le dejastes?». Señora, le digo: «yo no tenía hora de salud en Roma». Respóndeme: «menos tengo yo salud en Sicilia y no me voy». Aquí la respondo con un sospiro y sabe Dios dónde llega, que es a allegar dos o tres mil ducados y, si entonces V. S. Illma. me quiere comprar ahí un oficio con que poder vivir y mientras viviere servir a V. S. Illma., esto se verá cómo es. Y entonces se verá por qué dejé esa casa excelentísima, donde se me quedó la mitad del alma. Nunca Dios me cumpla más deseos, que son justos. Su Divina Majestad lo sabe, si por estar a solas un rato con V. S. Illma. y verle ponerme la mano en el hombro diciéndome «qué dice ahora el gran Montalván», no me atreviera a ir a pie hasta Roma. Y, si creo que hay en el mundo quien más que yo quiera a V. S. Illma., nunca halle quien me quiera bien.

V. S. Illma. conseguirá su pretensión sin maldita la duda, porque aunque el de Terranova hace grandes diligencias, la más importante, que es la información destos señores, V. S. Illma. la tiene con veras tan grandes, que lo desean en el alma. Anoche Sábado Santo se acabó de despachar el ordinario y yo sé lo que pasa. Mi señora no puede escribir a V. S. Illma. nada desto, pero yo tengo licencia para decir a V. S. Illma. que crea que puede tener mejor esperanza que cuantos lo pretenden. Y ansí –lo digo para el día que yo hiciere aquí una muy brava encamisada y sembrare esta iglesia y palacio real y arzobispado de Colonnas– querría algo de bueno para mí, aunque no sé qué mejor que ver a V. S. Illma. donde le puedan ver mis ojos y serville con mi alma y con mi vida, que después de Dios todo es suyo, a fe de siervo, aunque inútil, muy leal.

Mi señora tendría gusto de que yo tomase un hábito de San Juan de obediencia, y parécele a Su Excelencia que no vayan a Malta, al señor cardenal Gran Maestre, solas cartas suyas. Mándame que suplique a V. S. Illma. se sirva de escribirle sobre ello y que V. S. Illma. juntamente negocie otra carta del señor cardenal de Montalto. Ansí lo suplico a V. S. Illma. y van con esta los memoriales de las cartas que han de venir. No sé qué sea la intención de mi señora, pero suplico a V. S. Illma. se sirva de enviarme estas dos cartas con el primero que venga. Nuestro Señor la Illma. persona y estado de V. S. Illma. guarde y acreciente como sus criados hemos menester. De Palermo, día de Pascua la Resurreción, 1589.

Bobedad sería enviar memorial de la carta que V. S. Illma. me ha de hacer merced, pues no osaré yo decir en él lo que V. S. Illma. se será servido de decir en ella. El que va para monseñor Illmo. de Montalto se sirva V. S. Illma. de mandarle poner en italiano para que su secretario le entienda.

Desde que Ambrosio del Hierro vino a esta isla, no había estado de asiento dos días en ella. Y ansí se estaba sin ventaja, pero yo le envié a llamar y mediante haber V. S. Illma. escrito a estos señores y mi diligencia tiene de tres días a esta parte seis escudos de ventaja.

El Conde anda buscando persona propria que vaya a dar a Su Santidad y a V. S. Illma. el parabién del casamiento del gran condestable. Irá muy presto. En secreto se lo digo a V. S. Illma. y en público y en secreto digo que soy siervo y vasallo en cuerpo y en ánima de V. S. Illma.,

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor Ascanio Colonna mi señor. Roma. De Luis de Montalvo. Respondida.

Carta 25. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Palermo, 20 de abril de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

El Conde holgó mucho con la carta de V. S. Illma. en que V. S. Illma. le dice que ha tomado su parecer de no enviar a Su Majestad la carta, que fue siempre este. Y ansí Su Excelencia ha hecho bizarramente el oficio que al servicio de V. S. Illma. y a su voluntad se halla obligado. De mi señora no quiero decir nada porque será nunca acabar. Más prima es de V. S. Illma. que yo criado. Este ha sido encarecimiento de seis capas y por fuerza será solene.

Tengo ya dado el parabién de mi parte a V. S. Illma. del casamiento del gran condestable y, tornándosele a dar ahora, lo habré hecho otras tantas veces como mi señora. Bueno es lo del priorato, pero no puede caer cosa que sea grande sobre el sujeto de V. S. Illma., que con su sombra lo aniquila todo, ni puede haber suceso que a mí me crezca el dolor de no estar en esa casa excelentísima, pues desde la hora que la dejé supe el bien que dejaba, pero no lo pude escusar. Las causas V. S. Illma. las sabe. Será Dios servido de darme qué comer, que yo me iré a buscar el servicio de V. S. Illma. hasta morir en él, que lo hago agora porque V. S. Illma. crea que soy esclavo de corazón. Y si soy fugitivo, la forma de hacerlo me puede escusar tras la materia de lo que ahí padecía quiriendo besar y no tiniendo qué, y quiriendo comer y no hallando qué, y siendo criado en la anchura que siempre me vi en España, ansí en casa de V. S. Illma. como en la del buen don Enrique de Mendoza, que como a amo y señor tendré siempre en mi alma. Y lo que más ahí me apretaba era por delante de mí, en las ocasiones, otros que a cuenta de mi vanidad no podían estarme al lado con buen rato.

Creo que mis graves pecados me castigarán y ansí lo ofrezco a Nuestro Señor y le alabo de que, en un paraíso como es la casa de V. S. Illma., me quisiese dar un purgatorio tan pesado y espero en Su Divina Majestad que ese mismo lugar me ha de ser cielo. Pero no volveré sin lo que tengo dicho, que será a lo menos poder comprar un oficio que me valga treinta escudos al mes. Yo me voy gobernando lo mejor que puedo, vistiendo mi persona lo menos costoso que es posible, que si trayo algo que parece costoso hánmelo dado mis amos y no lo puedo escusar. Hasta ahora he callado para mí y prometo a V. S. Illma. que para encomendados

he alcanzado cosas de importancia porque estos señores me hacen mucha merced.

Mi señora está de camino para los baños de Ischia, con aprestamiento de todo lo necesario. Gran causa ha de ser la que la detenga. Mándame que vaya por su mayordomo, y diome ayer la orden de la jornada, y ciento y veinte escudos de ayuda de costa para que me vista de camino. Certifico a V. S. Illma. que todo esto no llega en mi contento a oír una diferencia de varas en el címbalo de un cardenal a quien serví en Roma, sino que no cupo en mí tanto bien que pudiese perseverar. Lo que no faltará será el deseo de hacello toda la vida y porque estos señores escribieron a V. S. Illma. en su particular no tendré que alargarme yo en lo que a él toca. A V. S. Illma. tengo suplicado por otra mía me envíe una carta suya y otra del señor cardenal de Montalto para el Gran Maestre. Mi señora las desea y basta para encarecimiento de la merced que yo recibiré con ellas. Nuestro Señor la Illma. y Rma. persona de V. S. Illma. guarde y estado acreciente como puede. De Palermo, y abril 20 de 1589,

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su eterno criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor Ascanio cardenal Colonna. De Luis de Montalvo. Respondida.

Carta 26. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Pozzuoli, 19 de mayo de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Por salir de Palermo indispuesto me ha sido fuerza ponerme en cura en Puzol y ansí habrá de ir ésta de mano ajena. Suplico a V. S. Illma. me perdone, pues es a más no poder. A todas las cartas que de V. S. Illma. he tenido, tengo enviadas respuestas y lo que se me ha mandado lo he hecho con el cuidado que el suceso de los negocios mostrará. Mi señora tiene escritas a V. S. Illma. y a mi señora doña Felice no sé cuántas cartas de que no hemos tenido respuesta. Y yo certifico a V. S. Illma. que no tiene deudo que como mi señora le quiera y desee hacer algo en que esto se conozca. Esto puedo yo afirmar porque muchas veces me lo dice con solenne encarecimiento y no es de las que sienten uno y dicen otro, porque es su palabra real infalible.

Partimos con Su Excelencia de Palermo, jueves, a once deste, y dentro de 48 horas habíamos oído misa en Puzol. En ellas siempre el cielo nos hizo sombra; la mar, caricias. Plega a Dios la tierra haga de su parte, de manera que la volvamos a Sicilia, al Conde, con la salud que los suyos hemos menester, que gran lástima es que en un pecho tan sano haya falta de salud. Todos estos médicos de Nápoles y Sicilia afirman que la cobrará en estos baños y los de Ischia. No sea más que yo deseo, y la misma oración hago por la vida de Nuestro Señor Sisto Quinto, que cierto entiendo ha de socorrer la excelentísima casa del gran condestable, aunque hasta ahora a estos señores y a todos los demás devotos del nombre Colonés les parece que Su Beatitud ha andado no muy largo con V. S. Illma. Pero por eso hizo Dios una ocasión tras otra y alguna vendrá en que V. S. Illma. quede con algo de lo que merece, que hasta ahora pardiez no lo tiene. Yo lo encomiendo a Dios y, principalmente, la vida y salud de V. S. Illma., que ni Cárdenas, ni Mallorca, ni Escobar, ni Hernández, ni Prado, ni Espinosa, por más prebendados que estén de esa mano real, no harán esto mejor que yo.

Bien sé que fortuna me torció de un camino muy derecho para ir a España con figura de criado de V. S. Illma., mas no me le podrá torcer de sello jamás. Sabe Dios esta verdad, estimo en tanto el habello sido como el ser hombre y ansí acudiré a V. S. Illma. a recibir merced como si todavía estuviese tirando el fuelle al címbalo, que por hacerlo ahora no hay cosa mía ni ajena en todo el mundo que no diera. Suplico a V. S. Illma. se acuerde de escribir luego a mi señora el parabién de ser aquí venida, y aún abajo desta carta diré a V. S. Illma. de mi mano propia por sangrado que esté una cosa que me parece. Las cartas que a V. S. Illma. tengo suplicado me envíe suyas y del señor cardenal de Montalto para Malta suplico a V. S. Illma. me las envíe con brevedad. Y Nuestro Señor la Illma. y Rma. persona de V. S. Illma. guarde y estado acreciente como deseo. De Puzol, y mayo 19 de 1589.

Si hay algún criado de V. S. Illma. en Nápoles, V. S. Illma. podría envialle cartas para mi señora y mandalle que las venga a traer, como que viene de Roma, mas no sea Diego de Aldana, que le ha visto mi señora aquí. Y perdone V. S. Illma. este atrevimiento, que cuantos hiciere salen de un entrañable deseo de su servicio.

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. los pies su menor criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor Ascanio Colonna, mi señor. Roma. De Luis Gálvez de Montalvo. Respondida.

Carta 27. Carta de Luis Gálvez de Montalvo a Ascanio Colonna, Pozzuoli, 10 de junio de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Illmo. y Rmo. señor:

Yo juro a V. S. Illma., como suyo, que le escribí en llegando aquí dando a V. S. Illma. cuenta de la llegada de mi señora y de nuestra buena navegación. Espantome mucho que las cartas no hayan llegado, porque juntamente iban con ellas otras de don Pedro de Oriols, de Palermo. Lo que ahora puedo certificar a V. S. Illma. es que mi señora ha holgado con sus cartas de V. S. Illma. y de la Excelencia de mi señora la Duquesa, como lo dice en la suya. Gran cosa es el amor que esa casa debe a esta. Escobedo ha dado sus recados con mucha cortesanía, a lo menos para el oratorio y la imagen y rosario. Está ya consignado para el Conde. Desea mi señora la conclusión del arzobispado entrañablemente y certísimamente podemos esperar el buen suceso. Yo al menos ansí lo hago.

Favorecidísimo me hallo de V. S. Illma. Permita el cielo por su hacedor que yo pueda servir alguna parte de tantas mercedes como de V. S. Illma. recibo. A la fe, señor, yo no tengo invidia a los que de casa de V. S. Illma. se van proveídos, aunque fuese a ser obispos. Téngola a los que pueden estar ahí sirviendo y oyendo y viendo a V. S. Illma. Fortuna, que me sacó de tanto bien, podría hacer conmigo de suerte que me restituyese. Bien veo que este es gran deseo para que se le cumpla a quien tan poco puede en los muy menores, pero cuando todo me falle, la esperanza me ha de alentar. Suplico a V. S. Illma., porque me ha preguntado mi ama si tengo ya las cartas de V. S. Illma. y de monseñor Montalto, se sirva V. S. Illma. de hacer que se me trayan, que con ellas y la de mi señora tengo por fácil lo de mi hábito con el Gran Maestre.

Después que mi señora llegó a Puzol, está muy mejor de su pecho. Ha tomado las sulfataras animosísimamente y comienza de la misma los baños. De todo esto dará buena relación a V. S. Illma. Escobedo, con quien ha holgado mucho mi señora y sé que recibirá por propia la merced que V. S. Illma. le hiciere, porque le quieren bien Conde y Condesa. Es su paisano y hombre muy honrado. Padecía de su salud tanto en Sicilia, que le fue fuerza mudar sitio. Grande ha sido su ventura y sigún esto por chica tendré la mía, pues me aparta del cardenal Colonna mi señor. Un valle de Josafat quisiera, donde se vieran desnudas las intenciones. Aún pudiera ser que V. S. Illma. me llamara, bendito de su padre. Ya más de dos que lo han parecido los pasarán a la siniestra. Todos estos desvanecimientos me hace explicar la pasión, pero pues es pasión tan honrada mejor nombre merece. Como Escobedo tenía esperiencia destos remedios de Puzol, ha sido mucho de provecho y ansí mi señora le ha hecho detener. V. S. Illma. le puede haber por escusado en su tardanza, y a mí en el mal miramiento de escribir tan largo, que no es más en mi mano. Nuestro Señor la Illma. y Rma. persona de V. S. Illma. guarde y acreciente en estado como puede. De Puzol, y junio 10 de 1589,

Illmo. y Rmo. señor, besa a V. S. Illma. y Rma. los pies su menor criado Gálvez de Montalvo.

[Sobrescrito:] Al Illmo. y Rmo. señor Ascanio cardenal Colonna, mi señor. Roma. 1589, Gálvez de Montalvo.

Carta 28. Borrador de carta de Ascanio Colonna a Luis Gálvez de Montalvo, s. l., s. d. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

Tres tengo vuestras a que debo respuesta. No la he enviado antes por no haberme dado lugar antes el ordinario. Parésceme bien cumpláis con las cosillas que podréis hacer en [] y lo demás resolveremos más despacio en volviendo. Ya vos sabéis cómo entré en aquel negocio. Parésceme he hecho mucho por lo poco que a mí se me daba de entrar en él, y sabe que soy tan amigo de gastar lo forzoso como enemigo de gastar sino lo necesario. En fin, lo hecho no tiene remedio, y no tomarle en lo presente y futuro que es donde se halla es locura. Pasemos a otra cosa que importe más, de que en ausentia me guarden la fe, que en el mundo que corre ni entre presentes se les sabe el nombre. Bonito lugar, mal rostro, peor madre, mejor marido para estar seguro. Lizaraso os dirá cuál de las bordaduras más me agrada y lo que en esto se hubiere de hacer daréis la inclusa a quien va. Lo demás a la vista, después que hubiéredes concluido vuestros negocios y lo que [] desea.

Patricia Marín Cepeda

Universidad de Burgos


* Este trabajo ha sido posible gracias al soporte económico de la Secretaría de Universidades e Investigación del Departamento de Economía y Conocimiento de la Generalidad de Cataluña y del Programa COFUND de las Acciones Marie Curie del séptimo Programa Marco de investigación y desarrollo tecnológico de la Unión Europea.

  1. Francisco Rodríguez Marín, La Fílida de Gálvez de Montalvo, Madrid, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia), 1927.

  2. Véase José Luis Alonso Gamo, Luis Gálvez de Montalvo: vida y obra de ese gran ignorado, Guadalajara, Institución Provincial de Cultura Marqués de Santillana, 1987. Para el estudio crítico de su biografía y obra, véase la tesis doctoral de Miguel Ángel Martínez San Juan, Estudio y edición de El pastor de Fílida por Luis Gálvez de Montalvo. Defendida en la Universidad Complutense de Madrid, en diciembre de 1999. Del mismo autor: Luis Gálvez de Montalvo, El pastor de Fílida, ed. Miguel Ángel Martínez San Juan, Málaga, Universidad de Málaga, 2007.

  3. Martínez San Juan, Estudio y edición de El pastor de Fílida por Luis Gálvez de Montalvo, op. cit., p. 22.

  4. Patricia Marín Cepeda, «Luis Gálvez de Montalvo y su peregrinaje por las cortes de don Enrique de Mendoza, el cardenal Ascanio Colonna y don Diego Enríquez, Conde de Alba de Liste», en Cervantes y la corte de Felipe II. Escritores en el entorno de Ascanio Colonna (1560-1608), Madrid, Polifemo (Colección La Europa de la Corte, vol. 14), 2015, pp. 183-224.

  5. Otras ediciones parciales del epistolario de Ascanio Colonna pueden verse en: Patricia Marín Cepeda, «Seis cartas inéditas de fray Luis de León: en torno a la polémica sobre la Vulgata y la invitación a participar en la Nueva Imprenta Vaticana de Sixto V en Roma», Hispanic Research Journal, 17.3 (June 2016), pp. 224-241; del mismo autor, «Poesía, corte y epistolaridad entre España e Italia: cuarenta y seis cartas inéditas de Diego de Silva y Mendoza, Conde de Salinas, con el cardenal Ascanio Colonna (1560-1608)», Artifara, 15, 2015, pp. 61-114.

  6. La respuesta de Diego de Silva y Mendoza, Duque de Francavila y futuro Conde de Salinas, a dicha carta de Gálvez ha sido editada y estudiada en días recientes en Patricia Marín Cepeda, «Poesía, corte y epistolaridad entre España e Italia: cuarenta y seis cartas inéditas de Diego de Silva y Mendoza, Conde de Salinas, con el cardenal Ascanio Colonna (1560-1608)», op. cit., pp. 71-72, 98-99.

  7. El estudio completo del círculo histórico-literario de Ascanio Colonna, así como una recensión exhaustiva de la trayectoria de Gálvez de Montalvo, puede verse en Patricia Marín Cepeda, Cervantes y la corte de Felipe II, op. cit.

  8. El estudio más completo y reciente sobre el «Canto de Erión» se debe a Julián Arribas Rebollo y Jesús Peñalva Gil, «El “Canto de Erión” inserto en la Fílida de Montalvo», en María Luisa Lobato y Francisco Domínguez Matito (eds.), Memoria de la palabra. Actas del VI Congreso de la Asociación Internacional Siglo de Oro, Madrid, Iberoamericana, 2004, pp. 275-286. Véase también Teresa Ferrer Valls, «Bucolismo y teatralidad cortesana bajo el reinado de Felipe II», Voz y letra. Revista de Literatura, x.2, 1999, p. 16.

  9. Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, ed. Instituto Cervantes, dir. Francisco Rico, col. Joaquín Forradellas, est. prelim. Fernando Lázaro Carreter, Barcelona, Instituto Cervantes/Crítica, 1999, p. 86.

  10. Patricia Marín Cepeda, «Sobre una obra áurea que no obtuvo licencia de impresión. Noticia y edición de los sonetos perdidos de Gálvez de Montalvo, del Libro de la pasión, hallados en el manuscrito corsiniano 970 de la Biblioteca de la Accademia Nazionale dei Lincei», en Antonio Azaustre Galiana, Santiago Fernández Mosquera (eds.), Compostella Aurea: actas del VIII Congreso de la AISO: Santiago de Compostela, 7-11 de julio de 2008, Santiago de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela, 2010, vol. i, pp. 333-341.

  11. Ibid. Véase la nota 6.

  12. Rodríguez Marín, La Fílida de Gálvez de Montalvo, op. cit., pp. 54 y ss.

  13. Véase Patricia Marín Cepeda, «Juan Bautista de Vivar. Con el favor de mi mecenas», en Cervantes y la corte de Felipe II, op. cit., pp. 303-337.

  14. Patricia Marín Cepeda, «El género epistolar: un cauce para la difusión de la poesía manuscrita áurea», en Cervantes y la corte de Felipe II, op. cit., pp. 303-337.

  15. Véase Rodríguez Marín, La Fílida de Gálvez de Montalvo, op. cit., pp. 69-71.

  16. Véase María Antonia Garcés, An Early Modern Dialogue with Islam. Antonio de Sosa’s Topography of Algiers (1612), Edited with an Introduction by María Antonia Garcés. Translated by Diana de Armas Wilson, Notre Dame (Indiana), University of Notre Dame Press, 2011; Patricia Marín Cepeda, «Cuatro personajes en busca de autor para la Topografía e historia general de Argel: Haedo (arzobispo de Sicilia), Haedo (abad de Frómista), Sosa y Cervantes», en Javier Blasco, Patricia Marín Cepeda y Cristina Ruiz Urbón (eds.), Hos ego versiculos feci. Estudios de atribución y plagio, Madrid-Frankfurt am Main, Iberoamericana-Vervuert, 2010, pp. 103-140.

  17. «Las cartas de V. S. Illma. son de tanto contento en esta casa, que quiero desear se ofrezca que V. S. Illma. mande en ella para tenellas más a menudo. Con esta en que V. S. Illma. manda se tenga cuenta con acrecentar a Marco Aurelio Colonna no puedo tener el gusto que me diera suplicallo al Conde y a él obedecer a V. S. Illma., porque ambos hemos sentido su muerte con grandísimo esceso. De la suerte que fue dirá a V. S. Illma. Gálvez de Montalvo, y ansí yo solo diré (…)». Carta de la Condesa de Alba de Liste a Ascanio Colonna, Palermo, 16 de septiembre de 1589. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

  18. Carta de la Condesa de Alba de Liste a Ascanio Colonna, Palermo, 1 de enero de 1591. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

  19. Carta de la Condesa de Alba de Liste a Ascanio Colonna, Palermo, marzo de 1591. ACS: Carteggio di Ascanio Colonna cardinale.

  20. Sobre Antonio Veneziano y sus relaciones con Cervantes, véase Eugenio Mele, «Miguel de Cervantes y Antonio Veneciano», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 3ª época, año xvii, 7 y 8, 1913, pp. 82-90.

  21. Véase Santi Correnti, La Sicilia del Cinquecento. Il nazionalismo isolano, Milán, Mursia, 1980, pp. 155-157.